/ domingo 10 de enero de 2021

Tarahumaras se encuentran vulnerables; enfrentan emergencia alimenticia

Atraviesan por una dura crisis, aunado a la sequía y la  falta de ingresos, lamenta la Fundación Sierra Tarahumara  

Chihuahua, Chih.- El Covid-19 subrayó la vulnerabilidad de las comunidades indígenas que habitan la zona serrana del estado, donde a la condición de pobreza que ya enfrentaban se suma la sequía y la falta de ingresos por la pandemia, por lo se encuentran en emergencia alimentaria.

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La Fundación Sierra Tarahumara A.C. informó que los indígenas de las distintas etnias atraviesan una dura crisis, pues no han podido cosechar y sus reservas son insuficientes, además de que viven uno de los inviernos más crudos de los últimos años.
Asimismo, la asociación refiere que la misma Organización de las Naciones Unidas clasificó a la Sierra Tarahumara como una de las zonas de más alta marginación en el mundo.
De acuerdo a los Indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de México, basada en la última Encuesta Intercensal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, la población indígena en el estado está conformada por más de 120 mil habitantes, de los cuales sólo un 22 por ciento cuenta con servicio médico.
El Inegi señala que a nivel nacional los problemas que afectan a los pueblos indígenas en condiciones de pobreza y exclusión social no son distintos a los de Chihuahua, donde prevalece la desnutrición crónica y la anemia.
Se estima que la población hablante de una lengua indígena presenta el mayor porcentaje de carencia por acceso a la alimentación en el país, en comparación con otros grupos vulnerables, pues entre 2008 y 2018 este grupo de población pasó de 42.3% a 33.7%, lo que significó pasar de 3.0 a 2.4 millones de personas.

ANEMIA Y DESNUTRICIÓN

“Estamos hablando de que más del 60 por ciento de la población indígena presenta anemia severa y/o desnutrición prolongada, lo cual los lleva a padecer tuberculosis, pues la desnutrición expone al organismo a una invasión fácil de enfermedades infectocontagiosas y a su vez, la infección de la tuberculosis conduce o agrava la desnutrición”, señaló Jesús Provencio Nohemi, miembro del Colegio de Nutriólogos de Chihuahua, A.C.
Añadió que quienes se ven más afectados son mujeres menores de 30 años y niñas y niños de los seis a los 12 años de edad.
Indicó que los municipios en los que se ha detectado más casos de desnutrición prolongada son Uruachi, Guadalupe y Calvo, Bocoyna, Moris, Urique, Guazapares, Batopilas, Balleza, Guachochi, Carichí, Chínipas, Gómez Farías y Guerrero.
Además, en los últimos años se han sumado padecimientos derivados de la mala alimentación, de los que si bien no se tiene registro oficial, han quedado a la luz por estudios e investigaciones que se llevan a cabo por agrupaciones o asociaciones como el Colegio de Nutriólogos de Chihuahua.
El nutriólogo Provencio Nohemi explicó que estos nuevos padecimientos obedecen a un cambio cultural de la etnia rarámuri, pues no sólo aquellos que emigran a zonas urbanas han modificado su tipo de alimentación, sino también quienes permanecen en municipios serranos.
Algunos indígenas comienzan a presentar sobrepeso, pese a tener anemia o desnutrición, por la gran cantidad de alimentos compuestos de calorías “vacías”
El cambio de hábitos alimentarios comenzó a suscitarse con más fuerza hace cinco años, pero fue a partir de 2017 cuando la mala alimentación se reflejó en la salud de la etnia tarahumara, explicó el nutriólogo, quien dijo, también se han detectado casos de hipertensión e incluso diabetes a consecuencia de una carente nutrición.
La Fundación Sierra Tarahumara A.C. trabaja en este momento en apoyo a las inmediaciones de Sisoguichi a través de la campaña “Por una Tarahumara sin Hambre”, en la que aunque en este momento se enfoca a dicho municipio (Sisoguichi) hay otros puntos enclavados en la sierra que pasan por la misma situación de emergencia alimentaria.
Se expone a través de la página donde se da a conocer la campaña Por una Tarahumara sin Hambre, que la sequía durante el año pasado afectaría a cientos de familias, que además se encuentran en la clasificación de vulnerabilidad desde hace años.
La fundación expone que durante el 2020 la sequía dejó a los habitantes indígenas en una mayor vulnerabilidad, pues su única fuente de ingresos se vio severamente afectada por la sequía, y la pandemia sólo ha remarcado la situación de pobreza en que se encuentran.

DE PROPIA VOZ

“Pedimos ayuda para todos los que vivimos en la Sierra Tarahumara, que nos llegue a los rarámuris que vivimos aquí. No llovido y no se levantó todo lo que se ha sembrado”, dijo Lorena Ramírez, una de las más de 67 mil mujeres indígenas en el estado.
La joven habita con su familia en Sisoguichi, donde ha vivido felizmente pese a las circunstancias de pobreza a las que se ha enfrentado.
Señala que la población de este punto de la zona serrana se encuentra sin alimento, que no hay cosecha y que no saben cuándo volverán a tener lo que en otros años.
“Este año es difícil porque no ha llovido suficiente y los rarámuris vivimos de la lluvia, pero ahora la cosecha no dio ni la mitad de lo que lo que levantamos en otros años”, dijo Silvino, quien pidió ayuda para sus hermanos de la etnia rarámuri.
Silvino es maratonista, pero relata que también se dedica al campo, pues esta actividad la aprendió desde muy pequeño de su padre, y además de que le gusta su trabajo, expone que es la única forma de sustento que tiene.
Como a sus demás hermanos, como él les llama, a Silvino le preocupa la situación económica, que hoy más que nunca se torna grave.

Chihuahua, Chih.- El Covid-19 subrayó la vulnerabilidad de las comunidades indígenas que habitan la zona serrana del estado, donde a la condición de pobreza que ya enfrentaban se suma la sequía y la falta de ingresos por la pandemia, por lo se encuentran en emergencia alimentaria.

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La Fundación Sierra Tarahumara A.C. informó que los indígenas de las distintas etnias atraviesan una dura crisis, pues no han podido cosechar y sus reservas son insuficientes, además de que viven uno de los inviernos más crudos de los últimos años.
Asimismo, la asociación refiere que la misma Organización de las Naciones Unidas clasificó a la Sierra Tarahumara como una de las zonas de más alta marginación en el mundo.
De acuerdo a los Indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de México, basada en la última Encuesta Intercensal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, la población indígena en el estado está conformada por más de 120 mil habitantes, de los cuales sólo un 22 por ciento cuenta con servicio médico.
El Inegi señala que a nivel nacional los problemas que afectan a los pueblos indígenas en condiciones de pobreza y exclusión social no son distintos a los de Chihuahua, donde prevalece la desnutrición crónica y la anemia.
Se estima que la población hablante de una lengua indígena presenta el mayor porcentaje de carencia por acceso a la alimentación en el país, en comparación con otros grupos vulnerables, pues entre 2008 y 2018 este grupo de población pasó de 42.3% a 33.7%, lo que significó pasar de 3.0 a 2.4 millones de personas.

ANEMIA Y DESNUTRICIÓN

“Estamos hablando de que más del 60 por ciento de la población indígena presenta anemia severa y/o desnutrición prolongada, lo cual los lleva a padecer tuberculosis, pues la desnutrición expone al organismo a una invasión fácil de enfermedades infectocontagiosas y a su vez, la infección de la tuberculosis conduce o agrava la desnutrición”, señaló Jesús Provencio Nohemi, miembro del Colegio de Nutriólogos de Chihuahua, A.C.
Añadió que quienes se ven más afectados son mujeres menores de 30 años y niñas y niños de los seis a los 12 años de edad.
Indicó que los municipios en los que se ha detectado más casos de desnutrición prolongada son Uruachi, Guadalupe y Calvo, Bocoyna, Moris, Urique, Guazapares, Batopilas, Balleza, Guachochi, Carichí, Chínipas, Gómez Farías y Guerrero.
Además, en los últimos años se han sumado padecimientos derivados de la mala alimentación, de los que si bien no se tiene registro oficial, han quedado a la luz por estudios e investigaciones que se llevan a cabo por agrupaciones o asociaciones como el Colegio de Nutriólogos de Chihuahua.
El nutriólogo Provencio Nohemi explicó que estos nuevos padecimientos obedecen a un cambio cultural de la etnia rarámuri, pues no sólo aquellos que emigran a zonas urbanas han modificado su tipo de alimentación, sino también quienes permanecen en municipios serranos.
Algunos indígenas comienzan a presentar sobrepeso, pese a tener anemia o desnutrición, por la gran cantidad de alimentos compuestos de calorías “vacías”
El cambio de hábitos alimentarios comenzó a suscitarse con más fuerza hace cinco años, pero fue a partir de 2017 cuando la mala alimentación se reflejó en la salud de la etnia tarahumara, explicó el nutriólogo, quien dijo, también se han detectado casos de hipertensión e incluso diabetes a consecuencia de una carente nutrición.
La Fundación Sierra Tarahumara A.C. trabaja en este momento en apoyo a las inmediaciones de Sisoguichi a través de la campaña “Por una Tarahumara sin Hambre”, en la que aunque en este momento se enfoca a dicho municipio (Sisoguichi) hay otros puntos enclavados en la sierra que pasan por la misma situación de emergencia alimentaria.
Se expone a través de la página donde se da a conocer la campaña Por una Tarahumara sin Hambre, que la sequía durante el año pasado afectaría a cientos de familias, que además se encuentran en la clasificación de vulnerabilidad desde hace años.
La fundación expone que durante el 2020 la sequía dejó a los habitantes indígenas en una mayor vulnerabilidad, pues su única fuente de ingresos se vio severamente afectada por la sequía, y la pandemia sólo ha remarcado la situación de pobreza en que se encuentran.

DE PROPIA VOZ

“Pedimos ayuda para todos los que vivimos en la Sierra Tarahumara, que nos llegue a los rarámuris que vivimos aquí. No llovido y no se levantó todo lo que se ha sembrado”, dijo Lorena Ramírez, una de las más de 67 mil mujeres indígenas en el estado.
La joven habita con su familia en Sisoguichi, donde ha vivido felizmente pese a las circunstancias de pobreza a las que se ha enfrentado.
Señala que la población de este punto de la zona serrana se encuentra sin alimento, que no hay cosecha y que no saben cuándo volverán a tener lo que en otros años.
“Este año es difícil porque no ha llovido suficiente y los rarámuris vivimos de la lluvia, pero ahora la cosecha no dio ni la mitad de lo que lo que levantamos en otros años”, dijo Silvino, quien pidió ayuda para sus hermanos de la etnia rarámuri.
Silvino es maratonista, pero relata que también se dedica al campo, pues esta actividad la aprendió desde muy pequeño de su padre, y además de que le gusta su trabajo, expone que es la única forma de sustento que tiene.
Como a sus demás hermanos, como él les llama, a Silvino le preocupa la situación económica, que hoy más que nunca se torna grave.

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