Oficia el obispo Mauricio Urrea Carrillo la misa concelebrada de Pentecostés en Catedral, donde en la homilía señaló que todos necesitamos del Espíritu Santo, una ayuda en la vida, sobre todo en nuestras indigencias y miseria humanas, a 50 días de la muerte de Jesús se celebra la manifestación del Espíritu Santo en los apóstoles, el día de Pentecostés.
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El señor obispo Mauricio Urrea Carrillo indicó que después de haber sido crucificado, resucitado y purificado ascendiendo a los cielos, a la semana siguiente de la asunción del Señor, el Espíritu Santo se manifestó sobre los apóstoles en nuestra vida diaria; "Todos necesitamos una ayuda en la vida, con cualquier cosa que se nos ayude nos sentimos beneficiados y agradecidos con Dios".
Asi también, señaló que el Espíritu Santo que nos ayude a ser mejores, que tome sentido para la vida diaria, a tener cualidades para vivir mejor con los demás, todo eso hace que la persona se sienta muy agradecida con Dios, el Espíritu Santo es la ayuda de Dios para la salvación, para los teólogos es el gran desconocido, ahí está siempre presente, por lo que el obispo considera que es importante recurrir más al Espíritu Santo.
Asegura que debemos servirnos más del Espíritu Santo en la vida diaria, refirió como en los bautizos y en las confirmaciones se está invocando la oración más poderosa, que es la que va dirigida al Espíritu Santo, con decir; “Ven espíritu santo”, breve y poderosa oración, cosa que se debe de hacer a diario; "Si tienes una tristeza, decir 'ven Espíritu Santo', para tomar una decisión, si la persona trae ganas de una venganza encomendarse al Espíritu Santo, también si te sientes ofendido, 'Ven Espíritu Santo' y decirlo para todo mal, eso es Pentecostés".
Durante la misa oficiada en Catedral de Guadalupe a las 12 del mediodía, se roció con agua bendita a los presentes que acudieron a la celebración de la palabra, esto con la finalidad de invocar al Espíritu Santo, donde el obispo de Parral dirigió la celebración a Pentecostés.
Por otra parte,cabe señalar que en Pentecostés se celebra el nacimiento de una Iglesia que no se está quieta, ni a la defensiva, ni siquiera protegida, sino que es caminante, que sale al encuentro de las personas, acompañados siempre por el Espíritu Santo, Jesucristo, el hombre sobre el que había reposado el espíritu en el día de su bautismo, había “salido” del Padre, para cumplir una tarea.
Y por eso mismo encarga a sus discípulos; "Como el Padre me envió, yo os envío", Su Espíritu nos quiere fuera, en medio de los hombres, con ellos una Iglesia con la que debemos “sentir” es la casa de todos, en e día de Pentecostés todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar, de repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban.
Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse, en esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: “¿No son galileos, todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua”.