Un oficio artesanal que forma parte de los cimientos de las viviendas actuales, las ladrilleras siguen siendo un oficio que requiere de tiempo, dedicación y de curtir la piel al calor de las llamas, actualmente el costo de los ladrillos y adobones es de 3.50 y los trabajadores, ganan su sueldo por pieza o lote vendido, por lo que se toma como una labor que requiere de fuerza y dedicación.
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A sus 37 años de edad, Juan Jerónimo Brito lleva 10 años como ladrillero, oficio que perdura dada la necesidad del ladrillo y adobón, para la construcción de viviendas y diferentes estructuras que forman parte de las ciudades.
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En una chimenea que se encuentra construida con el mismo material que produce, ubicada en un predio que se sitúa en la periferia de la ciudad de Parral, Juan, con su rostro manchado del tizne del fogón, diariamente se enfrenta a la alta temperatura que se requiere para la elaboración de los ladrillos.
El proceso para la elaboración de ladrillos y adobones cuyas diferencias son únicamente en las medidas de los tabiques, tiene su labor artesanal que requiere de al menos un día y una noche para que salga un lote, es decir aproximadamente 800 ladrillos.
Primeramente, se utiliza la tierra para convertirla en barro, que se deja secar durante toda la noche, dentro de los moldes, para durante la mañana, iniciar con el fraguado del tabique, que dura aproximadamente unas 10 horas más, dentro del horno.
“Uno se acostumbra a todos los días estar con la lumbre y como se gana por ladrillo que hagas, pues entre más trabaje uno al día, más sacas para la comida”, dijo mientras acomodaba unos maderos para alistarlos cerca de la chimenea.
Explica que en el caso de la “ladrillera” en la que él trabaja, se realizan dos tipos de ladrillo, que se diferencian en el nombre y las medidas, siendo el adobón de mayor tamaño que el ladrillo en sí cuya medida es de 9x13 centímetros con una altura de 25 centímetros.
“Aquí vienes a pedir "jale", preguntando por “liebres”, si llegan a pedir, pero ya en estos últimos meses no se han visto, sí está pesado, pero yo ya me acostumbré”, comentó.
En cuanto al coste de las piezas, comentó que se les paga a ellos por ladrillo, la cantidad de 3.50 pesos aproximadamente, por lo que si requiere obtener buenas ganancias debe ser equivalente al esfuerzo aplicado durante su larga jornada.
Esta labor, comparada con muchas otras que requieren de un esfuerzo alto y de riesgos por trabajar cerca del fuego, no es nada fácil, puesto que el tiempo y la medición para la cocción de un ladrillo, es similar a la de una receta de pastel, pero con la diferencia evidente de que al salir del horno, uno es el que permanece en las edificaciones y estructuras.