Culmina el año académico el Seminario Diocesano de Parral con misa presidida por el Obispo Mauricio Urrea Carrillo quien felicitó a los seminaristas por concluir un año de formación y exhortó a continuar fortaleciendo el llamado que Dios les ha hecho para consagrar su vida al servicio de los demás.
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Este domingo en punto de las 12:00 del mediodía el Obispo de la Diócesis de Parral, Mauricio Urrea Carrillo oficio una misa solemne como acción de gracias por haber concluido el año académico en el Seminario Diocesano de Parral, por lo que asistieron los seminaristas y presbíteros que se encuentran a cargo de la formación académica y espiritual de los futuros sacerdotes.
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Por lo anterior, el líder pastoral comentó; “Ha quedado concluida la obra de la salvación, Jesús vino de parte del padre, murió por nosotros, resucitó, subió al cielo, nos envió al Espíritu Santo, ahora comienza la vida de la iglesia, ahora comienza nuestra participación, hasta ahora todo era recibir de parte de Dios su ayuda, su verdad, su ejemplo, concretamente en la persona del divino maestro, ahora comienza eso que pudiéramos denominar vida cristiana, vivir con Cristo, caminar por la vida tras de Él, imitando sus ejemplos, su manera de tratar a los demás su forma de relacionarse con el Padre, su dejarse inspirar continuamente por el Espíritu Santo”.
Destacó que el mundo actual ha diseñado una vida “blanda”, fácil y cómoda a la que aspiran muchos, eso que el Evangelio llama el camino amplio, en cambio, el camino estrecho que es el de la cruz, es la de Cristo.
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Argumentó que esto es lo que pareciera que mata, ya que termina con el hombre viejo, pero una y otra vez resucita porque da vida nueva, desde este mundo.
Indicó que negarse a sí mismo y tomar la cruz de cada día, significa combatir el mal a fuerza de bien; “Hay tanta violencia, tanto insulto en el mundo actual, tantas denigraciones a la gran altura, a la gran dignidad de ser hijos e hijas de Dios, que debería indignarnos ese rebajamiento de la excelsitud humana de hombre y mujer, de manera que es necesario tomar con valentía y con esa alegría cristiana verdadera nuestra cruz de todos los días, negarse a sí mismo significa perdonar las ofensas, quiere decir, renunciar a lo exclusivamente propio para comenzar a optar por lo bueno, para todos eso que se llama bien común, renunciar a la soledad del yo para abrirnos a la presencia del nosotros”.
Urrea Carrillo finalizó con un mensaje para los padres de familia hoy en su día; “Al entrar al templo, vi a muchos jóvenes padres con sus hijos en brazos, ese es el camino para la salvación de nuestra sociedad actual, hoy que la figura masculina y especialmente paterna es tan criticada, que encuentren en San José su verdadero modelo, la tradición cristiana pone la fortaleza del varón al cuidado de algo tan frágil como su propia familia, así como hizo José, que cuidó de su esposa y del niño, poniéndolos a salvo continuamente, siendo el sustento familiar, que San José sea su inspiración, que sigan haciendo esa hermosa labor de hacer presencia paternal en sus hogares”, finalizó.