“Veníamos por el desierto, fue cosa de Dios mismo, un carro se estacionó y nos ayudó, la gente hasta nos dijo que estaban buscando traer hasta acá a una familia, yo iba a renunciar ya, Dios es el único que nos ha traído hasta aquí”, contó Ricardo, originario de Ecuador.
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Destacó que Dios les ha marcado un propósito y si logran llegar desde Ecuador hasta esta frontera, es porque así lo marcó su Dios.
La delincuencia y la violencia, hizo que padre, madre y dos menores de cinco y un año, huyeran de su país y vendiendo paletas, lograron vivir durante los tres meses que duró su travesía.
Al igual que esta familia, día con día siguen llegando más personas migrantes, entre los que han mencionado su nacionalidad, están venezolanos, guatemaltecos, hondureños, colombianos, ecuatorianos, dominicanos y salvadoreños.
Estas llegadas de pequeños grupos siguen en aumento, sobre todo en el área del Border Safety Initiative Marker (Marcador de Iniciativa de Seguridad Fronteriza BSI 36).
Este miércoles, desde primeras horas hasta después del mediodía, se apreció un flujo de aproximadamente 300 personas congregados en el BSI 36, esperando su encuentro con la Patrulla Fronteriza.
Ante este aumento la Guardia Nacional de Texas, trabaja arduamente para hacer llegar la valla alambrada con púas que tiene una altura de tres metros.
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Además, por donde los migrantes hacen huecos con ropa enredada entre los alambres de púas, también los militares estadounidenses están prendiendo fuego para volver a colocar más alambre para impedir el cruce.
Nota original en El Heraldo de Juárez
