Nada como un buen refrán para entender con sabiduría las situaciones de la vida, las cotidianas y las no tan comunes, y sobre todo, aprender de la sabiduría milenaria mexicana. Como ya es costumbre cada domingo te mostramos dos muy útiles para la charla y la actitud. En esta ocasión, dejamos en pausa por un momento la sabiduría popular mexicana y escogimos dos frases de conocidos escritores angloparlantes para hablar de un tema muy especial: el amor propio.
La peor soledad es no sentirse cómodo con uno mismo
Esta frase es atribuida a Mark Twain, un escritor estadounidense del siglo XIX. Se enfocó en escribir comedia pero tiene obras muy conocidas, como Las Aventuras de Tom Sawyer, Un yanqui en la corte del rey Arturo y el Príncipe y el Mendigo. Como afirma, la peor soledad es no estar cómodos con nosotros mismos, ya que mientras no tengamos una conexión con nuestro interior, siempre estaremos buscándola en otras personas. En esta vida, todos estamos sobreviviendo, y es difícil que alguien nos mantenga a flote si no logramos hacerlo nosotros, como es nuestra responsabilidad. Muchas veces no estamos contentos con aspectos propios, pero a fin de cuentas, es lo único que tenemos, para amarnos, odiarnos, cambiarnos y hacernos crecer.
Amarse a uno mismo es el comienzo de un romance de por vida
Oscar Wilde es el autor de esta segunda frase. Fue un escritor irlandés nacido en 1854 y uno de los dramaturgos más destacados de la época victoriana; entre sus obras destacadas se encuentra la Importancia de llamarse Ernesto, y tiene muchas otras frases célebres atribuidas a su autoría. De su sabiduría, aprendemos que el amor propio es un viaje continuo, ya que las personas estamos cambiando constantemente y aprender a estar con nosotros, y querernos, es también un proceso largo que no acaba hasta con la muerte. De tal forma, aprender a amarnos a nosotros mismos es quizá una de las tareas más arduas de la vida, pero también de las más gratificantes.
Recuerda que los refranes son un excelente material para poner en marcha la memoria, teniendo en cuenta que son dichos que todo el mundo ha utilizado o escuchado a lo largo de su vida, se pueden asociar a algún recuerdo agradable o a alguna experiencia vivida, por lo que son un fantástico recurso para trabajar con mayores. Sin olvidar el componente lúdico de ellos, ya que, por su significado o por cómo están formulados, muchos resultan divertidos.