María de los Ángeles Olivas, una mujer adulta mayor de 88 años de edad y quien vende empanadas en los bazares para subsistir tuvo seis hijos; sin embargo, el destino se encargó de que ya se navegara sola, se encuentra enferma y para esta Nochebuena solo tiene la esperanza de que una de sus descendientes, que vive en Ciudad Juárez, la visite en Navidad; narra la pérdida de su esposo y uno de sus hijos, además considera que si alguien le regalara un obsequio, que sea lo que ellos quieran, “Ya a esta edad no puede ser uno exigente”.
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En esta temporada navideña, es lamentable ver personas que no cuentan con los recursos para festejar una Nochebuena con su familia, una cena, una compañía, no esperan recibir regalos, ya que las circunstancias no lo permiten, la economía de muchas familias se ha visto truncada por la pobreza, que les impide hacer celebraciones, mucho menos dar regalos a sus seres queridos, pasan la Navidad como un día común, cuando son fechas de alegría por el nacimiento del Salvador.
La situación empeora cuando las personas son adultos mayores, solos, ya cansados y enfermos. Para la mayoría de la gente, Navidad es una época de pago de aguinaldos, van en búsqueda de los regalos para sus hijos, padres y demás familiares, preparándose para esta noche tan especial, poniéndose de acuerdo con que familiares o amigos se pasará la Nochebuena, todo perfectamente calculado y esperando que todo salga perfecto para esa noche.
María de los Ángeles Olivas es una de esas personas que vive sola y enferma, a sus 88 años de vida, a pesar que tuvo cuatro hijas y dos hijos, el destino se encargó de que ya se navegara sola, ella en una de sus pláticas comentó; “Ya falleció mi esposo y uno de mis hijos”, el otro hijo se encuentra enfermo y la visita cada vez que puede, sus hijas ya se casaron y viven con sus esposos, solo tiene la esperanza de que una de ellas, que vive en Ciudad Juárez, la visite en Navidad.
La señora Olivas, quien habita en la calle Ignacio Herrería número 18, de la colonia Tierra y Libertad, es de las personas que no se dan por vencidas, ella sigue luchando, da gracias a Dios por tantas bendiciones que ha tenido a lo largo de su vida; sin embargo, está consciente de que ya le faltan las fuerzas para hacer lo que antes hacía, por lo general le duelen sus piernas, hay ocasiones en que tiene que descansar para continuar con sus quehaceres cotidianos.
Además, indicó que sufre de diabetes, presión alta, reumas y una afectación del corazón, a pesar de sus años, continúa haciendo empanadas de camote para irlas a vender los domingos en los bazares de la colonia PRI; sin embargo, hay ocasiones en que es poca la venta y como ella señala, ya se cansa mucho, no aguanta mucho de pie ni puede caminar distancias largas, a veces una de sus vecinas le da un “aventón” a los bazares.
Como dice en su plática, todos sus vecinos son unos "ángeles", no la dejan desamparada, unos le llevan comida, otros la han llevado a sus citas médicas en el consultorio del centro de salud, hay quienes le llevan dinero o le prestan y cuando llega su Pensión del Adulto Mayor les paga, refirió que todos están al pendiente de ella y agradece el tener buenos vecinos.
Indica que por lo general se siente mal, su dolor de piernas es constante, tiene falta de apetito y se siente desganada, aun así, hace su quehacer doméstico, ella continúa haciendo el trabajo de casa, la comida, barrer, limpiar y lavar la ropa a mano, ya que su lavadora se descompuso, comenta que cuando le toca lavar su ropa, lo hace en el lavadero de piedra que tiene en el patio, solo dos o tres “Garritas”, porque le faltan ya fuerzas para lavar más ropa.
Ahora, en la temporada de frío, pasa el mayor tiempo en su calentón de leña tomando café, se sienta a un lado para tomar el calor del calentón, principalmente para calentar sus huesos, comenta que está batallando mucho por la leña, a veces un vecino le lleva; sin embargo, se le acaba y se ve en el problema de donde conseguir más leña, ya que también el calentón lo aprovecha para hacer comida o calentar alimentos.
De su Pensión del Adulto Mayor que le da el gobierno, paga los recibos del agua, la luz, el gas y otros gastos que se presentan, las medicinas se las dan del consultorio médico y una vecina también le lleva cuando le falta alguna de ellas, refirió que no cuenta con Seguro Social, pero la llevan a consulta cada vez que le toca cita o se pone enferma, revela que ya tiene tres años viviendo sola, desde que murió su esposo, también uno de sus hijos que vivía con ella, falleció hace cuatro años.
Para esta Navidad ella no pide nada, solo que Dios le conceda la salud, quisiera que su hija, que vive en Ciudad Juárez, la visite para esta Nochebuena; sin embargo, no sabe si podrá venir a Parral, expresa que, si alguien le regalara un obsequio, que sea lo que ellos quieran, “Ya a esta edad no puede ser uno exigente”, refiere que el año pasado, el Presidente Municipal le llevó una cena, cosa que agradece de todo corazón, ahora no sabe si este año vayan a llevarle algo.
Mencionó que lo que más requiere es leña y mandado para su despensa, ya que se le está acabando, hay ocasiones en que no tiene para el gas cuando se le acaba, para ello, recurre a una de sus vecinas, para que le preste dinero y así poderlo comprar, también; "Si alguien tuviera una lavadora de segunda que, ya no utilice, me serviría de mucho, estas son las cosas que más requiero, pero lo que más quiero; es que Dios me concediera la salud, es difícil estar enferma y no poder hacer las cosas como uno quisiera".