A más de 7 años del fallecimiento del primer obispo de Parral, don José Andrés Corral Arredondo, se tomó la decisión de exhumar sus restos para ser colocados en otro más adecuado.
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El 4 de noviembre de 1992 fue la fecha cuando se efectuó la elección de la Diócesis de Parral y la designación del primer obispo, don José Andrés Corral Arredondo, quien luego de 26 años de servicio, falleció la madrugada del 24 de diciembre debido a un paro cardiaco.
El lunes 4 de noviembre a las 10:00 de la mañana, se festejará una santa misa con los restos del obispo presentes, para dar sacra sepultura en un lugar más accesible y que pueda ser honrada su memoria por todos.
El padre Leonel Larios explicó que la exhumación es el desenterramiento de un cadáver que oportunamente fue inhumado tras su fallecimiento, el cual consiste en retirar los restos humanos de aquel lugar donde fueron sepultados.
Indicó que para poder hacer una exhumación, las motivaciones que conlleva a querer realizarlo pueden ser variadas; sin embargo, en esta ocasión el motivo de cambiar de lugar los restos de don José Andrés Corral Arredondo, no es otra sino darle un lugar más acorde, ya que en el famoso Tepeyac, salón que está en la parte posterior de la Catedral, es un lugar que se utiliza para todo tipo de actividades.
Señaló, que según el Canon de 1242 del Código de Derecho Canónico de 1983 es muy claro al respecto: “No deben sepultarse cadáveres en las iglesias, a no ser que se trate del romano pontífice de sus propios cardenales u obispos diocesanos, incluso eméritos”.
Aunque en la antigüedad se permitía que en lugares sagrados fueran sepultados reyes, príncipes, familias, nobles o hasta grandes personajes de la vida cultural o intelectual, hoy está prohibido.
Agregó que en la Catedral al no tener una cripta adecuada para sepultar a los obispos, se tomó la decisión de exhumar los restos mortales del anterior obispo y depositarlos en la entrada de la Catedral a mano derecha, a un lado de la pila bautismal, para que allí descansen.