Las fuertes ráfagas de viento, no fueron obstáculo para varios grupos de migrantes, que, a pesar de las condiciones climáticas, caminaron rumbo a Ciudad Juárez para buscar el tan anhelado sueño americano.
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A un costado de la carretera Panamericana, junto al carril que va en el sentido de sur a norte, entre la maleza, decenas de personas caminan para llegar a la frontera norte.
El viento que registra velocidades de 55 hasta 75 kilómetros por hora, levanta la tierra, hierbas y la basura que hay por todo el tramo carretero que conecta a Chihuahua y Ciudad Juárez.
En algunos puntos el viento es tan fuerte que se generan remolinos y tolvaneras que obstaculizan la visibilidad, tanto de los conductores que viajan por esa carretera, así como de los viajeros de a pie.
La mayoría son centroamericanos y venezolanos, sin embargo, hay personas de varias nacionalidades que huyeron de sus países por diferentes motivos, ya sea por la violencia o por la falta de oportunidades laborales.
Hombres, mujeres y hasta niños, caminan por horas rumbo a Ciudad Juárez, sin importar el viento y el frío que trajo consigo el frente frío número 40.
En diferentes puntos del camino, se pueden ver grupos de personas en movilidad, algunos de más de 10 migrantes, otros más pequeños, incluso familias enteras, caminan a un costado de la cinta asfáltica, algunos levantando el pulgar para pedir un “aventón” a los conductores.
Las personas caminan con mochilas, cobijas y botes de agua, pues pasar horas en tramos totalmente despoblados y se preparan con algunos alimentos y agua; muchos pasan la noche en campamentos improvisados, aunque la mayoría busca llegar a los poblados y pernoctar en esas comunidades.
Apena el pasado viernes, un vehículo salió del camino y volcó sobre una familia de origen venezolano que caminaba junto a la carretera, dejando a un masculino sin vida, a una mujer herida y un niño grave.
Nota original: El Heraldo de Chihuahua