/ viernes 9 de febrero de 2024

El Espectador | Se descarrila Morena en tierras del Tren Maya

En las tierras del Tren Maya, Morena empieza a descarrilarse. Así se vio durante la visita ayer del panista Renán Barrera Concha a las instalaciones del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Yucatán, para oficializar su candidatura al gobierno de ese estado.

La sorpresa es que, después de muchas décadas de estar profundamente confrontados, los panistas y priistas locales se presentaron finalmente como una alianza, además de que llegaron acompañados por casi ocho mil exmilitantes de Morena que decidieron abandonar aquel partido en los últimos días.

En realidad, la culpa de esta masiva desbandada no es de Andrés Manuel López Obrador, ni de sus proyectos de infraestructura prioritarios. De hecho, el gobierno blanquiazul de Mauricio Vila ha acogido la magna obra ferroviaria y la considera un factor de desarrollo de Yucatán.

El responsable del resquebrajamiento de las estructuras de Morena en la entidad es su aspirante a la gubernatura Joaquín “Huacho” Díaz Mena, quien decidió entregar las candidaturas más importantes del partido a personajes extraídos de otras fuerzas políticas.

En específico, el morenismo en Yucatán se siente agraviado por la imposición de 106 candidatos a presidentes municipales a los que no se les identifica arraigo o trayectoria en Regeneración Nacional. Señalan que se priorizaron perfiles provenientes del PRI y del PAN. El caso más sonado es el del exclavadista y diputado blanquiazul Rommel Pacheco Marrufo, designado como candidato de la alianza que encabeza Morena para competir por la alcaldía de Mérida; otro ejemplo es la designación del expriista Carlos “Niño” Ortega en Motul, en lugar de Mariana Cruz Pool.

También ha lastimado a los llamados fundadores de Morena el impulso que esta fuerza política ha brindado a Jorge Carlos Ramírez, identificado actualmente como uno de los principales asesores de “Huacho” Díaz Mena. El otrora legislador tricolor dio el salto hacia el Partido Verde ofreciendo a la alianza cuartotransformista la adhesión de sus estructuras; por lo que, en su momento, solicitó que se le considerara incluso como candidato a gobernador.

Se sabe ahora, por lo visto ayer en el registro de Renán Barrera, que no logró adherir a esas huestes y que, por el contrario, fue responsable de que el morenismo perdiera lo poco que tenía en la entidad.

En el escenario mencionado, y aunque ya nadie les cree, con un cúmulo de encuestas que mantienen a Morena con una desventaja de dos dígitos en Yucatán, el partido a nivel nacional empieza a enfocar sus baterías hacia otros estados en los que auguran un mayor crecimiento. Por ejemplo, Jalisco y Guanajuato, donde la oposición efectivamente lidera pero existen rechazos hacia sus actuales gobiernos por los elevados índices de inseguridad.

En un caso diametralmente opuesto se ve a Morelos, donde la figura o, mejor dicho, los resultados del gobierno de Cuauhtémoc Blanco elevan el riesgo de perder la entidad.

En las tierras del Tren Maya, Morena empieza a descarrilarse. Así se vio durante la visita ayer del panista Renán Barrera Concha a las instalaciones del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Yucatán, para oficializar su candidatura al gobierno de ese estado.

La sorpresa es que, después de muchas décadas de estar profundamente confrontados, los panistas y priistas locales se presentaron finalmente como una alianza, además de que llegaron acompañados por casi ocho mil exmilitantes de Morena que decidieron abandonar aquel partido en los últimos días.

En realidad, la culpa de esta masiva desbandada no es de Andrés Manuel López Obrador, ni de sus proyectos de infraestructura prioritarios. De hecho, el gobierno blanquiazul de Mauricio Vila ha acogido la magna obra ferroviaria y la considera un factor de desarrollo de Yucatán.

El responsable del resquebrajamiento de las estructuras de Morena en la entidad es su aspirante a la gubernatura Joaquín “Huacho” Díaz Mena, quien decidió entregar las candidaturas más importantes del partido a personajes extraídos de otras fuerzas políticas.

En específico, el morenismo en Yucatán se siente agraviado por la imposición de 106 candidatos a presidentes municipales a los que no se les identifica arraigo o trayectoria en Regeneración Nacional. Señalan que se priorizaron perfiles provenientes del PRI y del PAN. El caso más sonado es el del exclavadista y diputado blanquiazul Rommel Pacheco Marrufo, designado como candidato de la alianza que encabeza Morena para competir por la alcaldía de Mérida; otro ejemplo es la designación del expriista Carlos “Niño” Ortega en Motul, en lugar de Mariana Cruz Pool.

También ha lastimado a los llamados fundadores de Morena el impulso que esta fuerza política ha brindado a Jorge Carlos Ramírez, identificado actualmente como uno de los principales asesores de “Huacho” Díaz Mena. El otrora legislador tricolor dio el salto hacia el Partido Verde ofreciendo a la alianza cuartotransformista la adhesión de sus estructuras; por lo que, en su momento, solicitó que se le considerara incluso como candidato a gobernador.

Se sabe ahora, por lo visto ayer en el registro de Renán Barrera, que no logró adherir a esas huestes y que, por el contrario, fue responsable de que el morenismo perdiera lo poco que tenía en la entidad.

En el escenario mencionado, y aunque ya nadie les cree, con un cúmulo de encuestas que mantienen a Morena con una desventaja de dos dígitos en Yucatán, el partido a nivel nacional empieza a enfocar sus baterías hacia otros estados en los que auguran un mayor crecimiento. Por ejemplo, Jalisco y Guanajuato, donde la oposición efectivamente lidera pero existen rechazos hacia sus actuales gobiernos por los elevados índices de inseguridad.

En un caso diametralmente opuesto se ve a Morelos, donde la figura o, mejor dicho, los resultados del gobierno de Cuauhtémoc Blanco elevan el riesgo de perder la entidad.