/ miércoles 16 de marzo de 2022

El Espectador | El Huevo y la pelea por Tamaulipas

Las autoridades de Estados Unidos estaban atentas a lo que pasaba en su frontera, se reportó incluso el ataque con granadas y balas a su consulado en Nuevo Laredo, temían que se repitiera el triste culiacanazo, pues como en el caso de Ovidio Guzmán, el hijo de El Chapo, el brazo armado del Cártel del Noreste recurrió también a la violencia para obligar al Ejército y al Gobierno de México a liberar a su líder criminal Juan Gerardo Treviño, alias El Huevo. Pocas crónicas, fotos y videos llegaron a Washington o la Ciudad de México de la quema de camiones, balaceras y caos, los medios locales acostumbran por seguridad ignorar estas batallas urbanas que acaban en muertes y siembran venganzas.

De acuerdo con fuentes cercanas a esta captura y negociaciones, que el canciller Marcelo Ebrard calificó como “el gran golpe de la década”, la posibilidad de una nueva derrota del Estado frente a los narcos estaba también más que latente. En el estado norteño se perciben altos niveles de descomposición en materia de seguridad, incluso dentro de los propios cuerpos policiacos. Hace un año, Glen VanHerk, jefe del Comando Norte de Estados Unidos, advirtió que del 30 al 35 por ciento del territorio mexicano está controlado por organizaciones criminales. Parece que nadie escuchó al General y que dejan a los criminales hacer lo que quieren en este país.

En territorio tamaulipeco está en la memoria reciente denuncias graves de violaciones a los derechos humanos, como el llamado montaje de Nuevo Laredo en 2019. El caso del joven de Río Bravo, que en 2020 recibió más de 300 disparos de parte de la policía estatal, o los sucesos de Camargo en 2021, donde se acusa a miembros de la misma policía de calcinar a más de 20 migrantes. El desprestigio que cargan los cuerpos de seguridad recae sobre uno de los principales operadores del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, hablamos de quien se desempeñó durante cinco años como su secretario de Gobierno, y a quien se debe la operación con el Congreso local para ponerle fin al desafuero del mandatario, César Augusto Verástegui Ostos, alias El Truco.

El personaje ha resultado ser una pieza clave para el proyecto del panismo tamaulipeco, hoy aliado abiertamente con el PRI. De hecho, es la apuesta para la continuidad en la elección del presente año, como candidato del PAN, del PRI y del PRD. No obstante, deberá antes superar la crisis de inseguridad en el estado para que pueda aspirar a gobernar, además de diversos señalamientos de despojo que le siguen haciendo en Xicoténcatl, su municipio de origen. Destacan los casos de los terrenos ejidales que decenas de familias perdieron en la zona conocida como El Cielo, mismo proceso que se repitió en La Pesca, hace apenas unas semanas atrás. También pesan sobre el aspirante y ex funcionario señalamientos sobre presuntas negociaciones con grupos delictivos. En específico, se habla de una llamada con Francisco Pancho Carreón, presunto líder de células delictivas en Ciudad Mante. La historia y presente a los que se enfrenta Verástegui Ostos empiezan a poner en duda la continuidad del PAN en Tamaulipas, además de que abren la puerta para que en el norte se siga consolidando la aplanadora de Morena, con cálculos de por lo menos seis victorias electorales en los estados, antes de la elección del 2024.

Las autoridades de Estados Unidos estaban atentas a lo que pasaba en su frontera, se reportó incluso el ataque con granadas y balas a su consulado en Nuevo Laredo, temían que se repitiera el triste culiacanazo, pues como en el caso de Ovidio Guzmán, el hijo de El Chapo, el brazo armado del Cártel del Noreste recurrió también a la violencia para obligar al Ejército y al Gobierno de México a liberar a su líder criminal Juan Gerardo Treviño, alias El Huevo. Pocas crónicas, fotos y videos llegaron a Washington o la Ciudad de México de la quema de camiones, balaceras y caos, los medios locales acostumbran por seguridad ignorar estas batallas urbanas que acaban en muertes y siembran venganzas.

De acuerdo con fuentes cercanas a esta captura y negociaciones, que el canciller Marcelo Ebrard calificó como “el gran golpe de la década”, la posibilidad de una nueva derrota del Estado frente a los narcos estaba también más que latente. En el estado norteño se perciben altos niveles de descomposición en materia de seguridad, incluso dentro de los propios cuerpos policiacos. Hace un año, Glen VanHerk, jefe del Comando Norte de Estados Unidos, advirtió que del 30 al 35 por ciento del territorio mexicano está controlado por organizaciones criminales. Parece que nadie escuchó al General y que dejan a los criminales hacer lo que quieren en este país.

En territorio tamaulipeco está en la memoria reciente denuncias graves de violaciones a los derechos humanos, como el llamado montaje de Nuevo Laredo en 2019. El caso del joven de Río Bravo, que en 2020 recibió más de 300 disparos de parte de la policía estatal, o los sucesos de Camargo en 2021, donde se acusa a miembros de la misma policía de calcinar a más de 20 migrantes. El desprestigio que cargan los cuerpos de seguridad recae sobre uno de los principales operadores del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, hablamos de quien se desempeñó durante cinco años como su secretario de Gobierno, y a quien se debe la operación con el Congreso local para ponerle fin al desafuero del mandatario, César Augusto Verástegui Ostos, alias El Truco.

El personaje ha resultado ser una pieza clave para el proyecto del panismo tamaulipeco, hoy aliado abiertamente con el PRI. De hecho, es la apuesta para la continuidad en la elección del presente año, como candidato del PAN, del PRI y del PRD. No obstante, deberá antes superar la crisis de inseguridad en el estado para que pueda aspirar a gobernar, además de diversos señalamientos de despojo que le siguen haciendo en Xicoténcatl, su municipio de origen. Destacan los casos de los terrenos ejidales que decenas de familias perdieron en la zona conocida como El Cielo, mismo proceso que se repitió en La Pesca, hace apenas unas semanas atrás. También pesan sobre el aspirante y ex funcionario señalamientos sobre presuntas negociaciones con grupos delictivos. En específico, se habla de una llamada con Francisco Pancho Carreón, presunto líder de células delictivas en Ciudad Mante. La historia y presente a los que se enfrenta Verástegui Ostos empiezan a poner en duda la continuidad del PAN en Tamaulipas, además de que abren la puerta para que en el norte se siga consolidando la aplanadora de Morena, con cálculos de por lo menos seis victorias electorales en los estados, antes de la elección del 2024.