/ viernes 6 de noviembre de 2020

Familia tapatía perdió el empleo; la carne se come de vez en cuando

Pati y su esposo, papás de la joven que hoy los mantiene, laboraban y aportaban  buena parte del dinero hasta el mes de marzo, cuando inició la pandemia en Jalisco

Guadalajara.- Tras la pandemia, de tener tres ingresos, una familia tapatía, compuesta por tres adultos y dos niños, sobreviven con mil 400 pesos a la semana, dinero que se les va en comida. Una joven de 22 años de edad se ha convertido en el principal sostén de ellos. Dejaron de pagar el terreno donde viven, donde solo se levantan dos cuartos de lámina y una lona es el techo del baño y el lavadero.

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Pati y su esposo, papás de la joven que hoy los mantiene, laboraban y aportaban buena parte del dinero hasta el mes de marzo, cuando inició la pandemia en Jalisco. Sus trabajos forman parte de la estadística de los 95 mil 331 que de acuerdo al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se perdieron entre los meses de marzo a junio y que aunque en agosto se generaron otros 15 mil 861, ya no se pudieron recuperar.

Pati limpiaba casas, pero con la contingencia su panorama empeoró un mes después de que la despidieran, ya que su esposo, quien trabajaba como guardia de seguridad en la Central Camionera, también se quedó sin empleo.


Nosotros como gente mayor tenemos la necesidad de trabajar, porque comemos

Ambos sobrepasan los 50 y, con dos nietos pequeños en casa, los gastos tuvieron que ser cubiertos por su hija de 22 años, con un salario semanal de mil 400 pesos, el cual más de la mitad se les va solo en comprar comida.

Si quieren comer de vez en cuando alguna carne, el gasto para tres adultos y dos pequeños rebasa los mil pesos semanales, lo que les ha significado dejar de pagar el terreno en el que viven actualmente, en el cual apenas están levantados dos cuartos con techo de lámina -donde duermen-, ya que la cocina, el baño y el lavadero están en la intemperie, resguardados con una lona.

"Nosotros como gente mayor tenemos la necesidad de trabajar, porque comemos. Dejamos de dar abono de este terreno desde que comenzó la pandemia. O tienes para comer o pagas, entonces, pues hablamos con la dueña para que nos esperara con los mil pesos que dábamos al mes".

Pese a la oportunidad que les dieron de no abonar a su terreno estos meses, Pati manifestó que aun así se las han tenido que ingeniar para poder salir la semana o la quincena, pues por muy sencillo que coman, ni el kilo de frijol, el de arroz o el huevo -en su momento- están tan accesibles.

Foto: El Occidental

Comer o comer

"Yo me gasto más de mil pesos porque todo está carísimo. Compro de todo un poquito; verduras, frijol, arroz, poquita fruta para los niños, poquita carne, de vez en cuando pollo, es variado. Hoy por ejemplo tengo contemplado hacer rajas y tengo sopa que hice ayer, y pues ahorita no estamos para tirar, entonces, para los niños sopa y uno rajas. Compro de lo más económico para que nos alcance, y que la pasta, el espagueti, hacerlo de diferentes formas. A veces compro 25 pesos de carne molida para revolver y hacer rendir la sopa".

Tortas de papa, brócoli, ensaladas -o aquello que tenga más verdura-, así como pastas o frijol, es la dieta recurrente de ella y su familia en un afán de hacer más eficiente el gasto, sin embargo, ha habido ocasiones en las que se han visto muy apretados, sin la oportunidad de acceder a alguna ayuda del gobierno como las despensas.

Al respecto, explicó que una amiga la apuntó para aplicar a despensas del Gobierno de Tlaquepaque, no obstante, nunca la buscaron o le llegó nada. Por ello, y aunque también les ha ido mal, sus dos hijas mayores -que ya no viven en casa-, los han procurado con un poco de dinero o comida, esto último, ya que una de ellas sí pudo acceder a la ayuda alimentaria.

Tras más de tres meses de haber arrancado operaciones, a inicios de agosto el programa estatal Jalisco sin Hambre concluyó ciclo con la repartición de más de 200 mil despensas que beneficiaron a más de un millón de personas en la entidad. Sin embargo, debido a que todavía hay afectados por la pandemia, este pasó a su segunda fase, para ser operado por organizaciones.

De cara al Día Mundial de la Alimentación, que se conmemora el 16 de octubre, el Instituto de Información Estadística y Geográfica en Jalisco (IIEG) presentó un panorama sobre el tema, según propias cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).

En 2018, detallaron, en Jalisco se registró un millón 242 mil 365 personas (15.1%) con grado de inseguridad alimentaria moderada y severa, de las cuales 742 mil 780 iban de los 15 a los 64 años.
Si bien entre 2008 y 2018 la población con carencia por acceso a la alimentación disminuyó en un 4 por ciento, pues en 2008 había un millón 294 mil personas en esta situación, en realidad en una década la cifra solo se redujo alrededor de 52 mil personas.

Nueva esperanza

Para Pati y su familia no todo está perdido, ya que su esposo -hace apenas unos días- pudo regresar a trabajar. Si bien con los mil 700 pesos que ganará a la semana podrán retomar los pagos de su terreno, para evitarse problemas, temen que en cualquier momento autoridades apliquen el "botón de emergencia" y que con ello se vengan más despidos.

"Hay momentos en que te truenas los dedos por no saber qué sigue, más con esto de que están de que van a volver a cerrar todo otra vez. El gobierno no se pone a ver eso, todo lo que viene y lo que arrastra; ellos bien a gusto se sientan a comer y uno no tiene las posibilidades de sentarse (y escoger qué comer). Es muy pesado. Ojalá no volvamos a lo mismo ahora que medio salimos. ¿Qué vamos a hacer sin trabajo? ¿Vamos a robar todos? Ojalá el gobierno se ponga a pensar poquito en uno, que somos trabajadores".


Descarga AQUÍ las historias de "Hambre. Donde come uno..."

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Guadalajara.- Tras la pandemia, de tener tres ingresos, una familia tapatía, compuesta por tres adultos y dos niños, sobreviven con mil 400 pesos a la semana, dinero que se les va en comida. Una joven de 22 años de edad se ha convertido en el principal sostén de ellos. Dejaron de pagar el terreno donde viven, donde solo se levantan dos cuartos de lámina y una lona es el techo del baño y el lavadero.

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Pati y su esposo, papás de la joven que hoy los mantiene, laboraban y aportaban buena parte del dinero hasta el mes de marzo, cuando inició la pandemia en Jalisco. Sus trabajos forman parte de la estadística de los 95 mil 331 que de acuerdo al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se perdieron entre los meses de marzo a junio y que aunque en agosto se generaron otros 15 mil 861, ya no se pudieron recuperar.

Pati limpiaba casas, pero con la contingencia su panorama empeoró un mes después de que la despidieran, ya que su esposo, quien trabajaba como guardia de seguridad en la Central Camionera, también se quedó sin empleo.


Nosotros como gente mayor tenemos la necesidad de trabajar, porque comemos

Ambos sobrepasan los 50 y, con dos nietos pequeños en casa, los gastos tuvieron que ser cubiertos por su hija de 22 años, con un salario semanal de mil 400 pesos, el cual más de la mitad se les va solo en comprar comida.

Si quieren comer de vez en cuando alguna carne, el gasto para tres adultos y dos pequeños rebasa los mil pesos semanales, lo que les ha significado dejar de pagar el terreno en el que viven actualmente, en el cual apenas están levantados dos cuartos con techo de lámina -donde duermen-, ya que la cocina, el baño y el lavadero están en la intemperie, resguardados con una lona.

"Nosotros como gente mayor tenemos la necesidad de trabajar, porque comemos. Dejamos de dar abono de este terreno desde que comenzó la pandemia. O tienes para comer o pagas, entonces, pues hablamos con la dueña para que nos esperara con los mil pesos que dábamos al mes".

Pese a la oportunidad que les dieron de no abonar a su terreno estos meses, Pati manifestó que aun así se las han tenido que ingeniar para poder salir la semana o la quincena, pues por muy sencillo que coman, ni el kilo de frijol, el de arroz o el huevo -en su momento- están tan accesibles.

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Comer o comer

"Yo me gasto más de mil pesos porque todo está carísimo. Compro de todo un poquito; verduras, frijol, arroz, poquita fruta para los niños, poquita carne, de vez en cuando pollo, es variado. Hoy por ejemplo tengo contemplado hacer rajas y tengo sopa que hice ayer, y pues ahorita no estamos para tirar, entonces, para los niños sopa y uno rajas. Compro de lo más económico para que nos alcance, y que la pasta, el espagueti, hacerlo de diferentes formas. A veces compro 25 pesos de carne molida para revolver y hacer rendir la sopa".

Tortas de papa, brócoli, ensaladas -o aquello que tenga más verdura-, así como pastas o frijol, es la dieta recurrente de ella y su familia en un afán de hacer más eficiente el gasto, sin embargo, ha habido ocasiones en las que se han visto muy apretados, sin la oportunidad de acceder a alguna ayuda del gobierno como las despensas.

Al respecto, explicó que una amiga la apuntó para aplicar a despensas del Gobierno de Tlaquepaque, no obstante, nunca la buscaron o le llegó nada. Por ello, y aunque también les ha ido mal, sus dos hijas mayores -que ya no viven en casa-, los han procurado con un poco de dinero o comida, esto último, ya que una de ellas sí pudo acceder a la ayuda alimentaria.

Tras más de tres meses de haber arrancado operaciones, a inicios de agosto el programa estatal Jalisco sin Hambre concluyó ciclo con la repartición de más de 200 mil despensas que beneficiaron a más de un millón de personas en la entidad. Sin embargo, debido a que todavía hay afectados por la pandemia, este pasó a su segunda fase, para ser operado por organizaciones.

De cara al Día Mundial de la Alimentación, que se conmemora el 16 de octubre, el Instituto de Información Estadística y Geográfica en Jalisco (IIEG) presentó un panorama sobre el tema, según propias cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).

En 2018, detallaron, en Jalisco se registró un millón 242 mil 365 personas (15.1%) con grado de inseguridad alimentaria moderada y severa, de las cuales 742 mil 780 iban de los 15 a los 64 años.
Si bien entre 2008 y 2018 la población con carencia por acceso a la alimentación disminuyó en un 4 por ciento, pues en 2008 había un millón 294 mil personas en esta situación, en realidad en una década la cifra solo se redujo alrededor de 52 mil personas.

Nueva esperanza

Para Pati y su familia no todo está perdido, ya que su esposo -hace apenas unos días- pudo regresar a trabajar. Si bien con los mil 700 pesos que ganará a la semana podrán retomar los pagos de su terreno, para evitarse problemas, temen que en cualquier momento autoridades apliquen el "botón de emergencia" y que con ello se vengan más despidos.

"Hay momentos en que te truenas los dedos por no saber qué sigue, más con esto de que están de que van a volver a cerrar todo otra vez. El gobierno no se pone a ver eso, todo lo que viene y lo que arrastra; ellos bien a gusto se sientan a comer y uno no tiene las posibilidades de sentarse (y escoger qué comer). Es muy pesado. Ojalá no volvamos a lo mismo ahora que medio salimos. ¿Qué vamos a hacer sin trabajo? ¿Vamos a robar todos? Ojalá el gobierno se ponga a pensar poquito en uno, que somos trabajadores".


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