Pedro Alvarado Torres, ferviente impulsor en el desarrollo de la ciudad de Hidalgo del Parral, ya que como empresario ofreció fuentes de oportunidad y trabajo, al implementar clínicas, legales y fúnebres, junto con los hermanos Stallforth y otros filántropos humanistas instalaron la primera red hidráulica de Parral, embellecieron plazas y jardines, donó la primer fuente instalada en la plaza Porfirio Díaz a principios del siglo pasado, contribuyó para la llegada de la energía eléctrica pública, y fue socio accionista del Tranvía, del PyOjito y del Teatro Hidalgo.
Hablar sobre el desarrollo económico y social, de la ciudad de Parral, es hablar también de quienes impulsaron proyectos de mejora para la calidad de vida de los parralenses, es hablar de quienes trabajaron por generar oportunidades de empleo y crecimiento de la sociedad, es por ello que es imposible no mencionar a un personaje tan importante como lo fue Pedro Alvarado Torres.
Quien en las temporadas de frío disponía de recursos propios para la compra de catres y chamarras para los presos, también ofrecía animales para los entretenimientos de las ferias como manera de ayuda para recabar fondos, enviaba mensualmente apoyo para la cultura y las artes a la ciudad de México, benefició a bastantes chihuahuenses en la venta de terrenos habitacionales con facilidades de pago en diferentes partes del estado y al fallecer todas esas deudas quedaron condonadas.
Al fallecer el señor Francisco Alvarado en el año de 1898, padre de don Pedro, hereda a sus hijos la mina "La Palmilla", y al cabo de unos años don Pedro se vuelve el único y absoluto dueño de dicha mina.
La mina “La Palmilla” constaba de más de 200 minas y haciendas de beneficio, siendo “La Palmilla” la más productiva, fue el motivo de que don Pedro le otorgara el nombre a la negociación.
Dicha mina comienza a rendir frutos a finales de siglo XIX, siendo la plata el mineral más extraído (veta en bolsa), para el año de 1900 el nombre de esta negociación había recorrido las principales ciudades de Europa y Estados Unidos, teniendo como resultado la llegada de infinidad de norteamericanos decididos a invertir en las minas regionales.
En 1903, el señor Pedro Alvarado escribió una carta al entonces presidente de la República Mexicana, Porfirio Díaz, ofreciéndole la bonanza de su mina “La Palmilla” con el firme objetivo de ayudar a saldar la deuda externa, a lo que el Presidente respondió que esa deuda había sido adquirida por todos los mexicanos, además de que el gobierno contaba con los recursos suficientes para saldar la deuda antes mencionada.
La reforma monetaria de 1905, técnicamente una devaluación, redujo el precio de la plata a la mitad con respecto al oro, dicha medida fue el principio del fin de “La Palmilla” que para finales de 1906 ya estaba endeudada.
Desde 1907, Pedro Alvarado pactó la venta de “La Palmilla” y siete minas anexas con el comprador Arthur J. McQuatters aunque la escritura pública se logró hasta 1909.
Don Pedro Alvarado respetó la memoria de su esposa, al no adquirir un compromiso con ninguna otra mujer dedicándose a hacer obras de caridad, pero finalmente fallece a las 12 horas del 16 de diciembre de 1937 a la edad de 65 años, dejando una huella imborrable en Parral.
Tal fue el caso que después de su velorio, realizado en el oratorio de su casa, el pueblo no permitió que el cuerpo fuera trasladado en la carroza fúnebre familiar, llevándolo hasta su monumento de descanso en hombros de los mismos pobladores, todo Parral lo acompañó, en cada calle se iban uniendo personas, ya que aún no terminaban de salir los dolientes del palacio y el cortejo fúnebre ya ingresaba al panteón de Dolores, es por ello que Pedro Alvarado fue un hombre que marcó la fisonomía de Parral.
