María Guadalupe González Ávila, es autora de la novela “Palacio Alvarado: su Historia”; se autodenomina como la “escritora rebelde”, ferviente impulsora del cuidado del medio ambiente, considera que la mujer debe soñar y ser valiente para trascender y romper esquemas.
Escritora parralense, es una maestra quien, debido a un daño en las cuerdas vocales se apartó de las aulas, pero su ánimo por seguir instruyendo la acercó a las letras para continuar formando.
¿Cómo es un día normal en la vida de María Guadalupe González Ávila?
Me levanto temprano porque trabajo en una escuela, tengo que alistarme para poder llegar a tiempo; desayuno y empiezo el día echándole ganas como todas las personas.
¿Qué le hace falta a la mujer mexicana para animarse a romper estereotipos culturales y sobresalir profesionalmente?
Primero soñar, creo que es como si nos lo hubieran prohibido, como si nos hubieran encajonado, como si hubieran hecho un molde y nos metieran a la fuerza, y estamos ahí en algo que no se nos daba, que no era nuestra dimensión, pienso que eso es lo que le falta a la mujer, soñar, atreverse, no ajustarse a la medida que le ponen, ni a las cosas que le enseñaron que se supone que eran para mujeres, creo que nosotras somos el límite de nuestra mente.
¿Cuál es el precio personal más alto que ha pagado por estar dónde está?
No lo definiría de esa manera, te lleva tiempo escribir una novela, un cuento, tiempo que quizá ibas a descansar o a divertirte o pasarlo con tu familia, a veces conlleva muchas otras cosas, a veces es el precio de que se burlen de ti, y por eso tienes que ser más fuerte y creer en ti por encima de lo que los demás puedan estar diciendo, quizá ellos tienen un diálogo distinto a tu anhelo, y no falta quien te diga que no sirves o que no lo vas a lograr y tienes que luchar por eso.
¿Cuál es la lección más valiosa que ha aprendido en la vida?
Dentro de las lecciones más importantes es que la vida me ha enseñado a valorar, a ser agradecida, en mi caso soy la “escritora rebelde”, así me definiría, empecé a escribir porque no me quedó otra, y quizá se dieron oportunidades de que yo escribiera pero hasta que no me quedo sin voz, hasta que te ahoga por dentro y tienes que enseñar o contar historias.
¿Qué experiencia negativa ha tenido que enfrentar en el desempeño de su labor?
Vivimos en un país de pocos lectores, entonces las personas difícilmente compran literatura y mi mayor ilusión cuando empiezo a escribir, era hacer cuentos ecológicos para enseñar a los niños a cuidar el medio ambiente, porque yo decía ellos van a ser el futuro del mundo y son a los que tengo que enseñar, la increíble sorpresa es que los papás no les compran cuentos a los niños, fue muy triste para mí, son de esas decepciones que te calan. Dices, escribes para que nadie te lea, entonces qué triste.
¿A qué atribuye su éxito?
Creo que tiene que ver la pasión porque cuando yo empecé a escribir cuentos ecológicos lo hice con todo el corazón esperando que iba a educar a un niño en el cuidado del planeta porque realmente me interesa, de las cosas que he hecho y de las que más me importan es que los niños puedan comprender nuestros errores y no los hagan.
¿Cuál es el factor de mayor valor que considera la ha puesto en el lugar que hoy ocupa en la sociedad?
Todo ha pasado tan rápido para mí que no considero que tenga como un puesto, un lugar, soy gente sencilla, soy maestra que ya no puede estar frente al grupo y que todavía llora porque no puede, el escribir es para enseñar, me divierte, me gusta, lo disfruto mucho.
¿Cómo percibe a la mujer hoy en día?
Avanzando, soltándose, liberándose en un proceso de creer que es posible, yo creo que lo más difícil que le ha resultado a la mujer es creer que puede todo lo que quiere y que lo que quiere es correcto y justo, porque nos hicieron a la idea de que muchas cosas no podíamos hacerlas o no debíamos.
¿Porque considera que exista aún la violencia hacia la mujer?
La violencia a la mujer es milenaria y definitivamente tan universal que en cualquier país se vive, se sigue mercando con las vidas de las mujeres como si fueran ganado. Por un lado creo que es porque lo permitimos nosotras, cuando permitimos pensamientos, acciones y palabras, porque las mujeres también valientemente tenemos que establecer nuestros límites. De alguna manera nos han agredido a todas, las mujeres, por ejemplo, enseñamos a los hijos varones cosas que no nos damos cuenta y les estamos enseñando el mismo molde.
¿Qué debemos hacer como sociedad para promover el desarrollo de las mujeres?
Empieza desde los medios de comunicación, las oportunidades, la apertura en la cultura, pero lo primero que deberíamos empezar a hacer las mujeres es no comernos entre nosotras mismas, porque de pronto somos tan terribles que en lugar de ayudarnos nos perjudicamos.
¿Cuál es el consejo más importante que les darías a las mujeres, para que desarrollen una pasión por lo que hacen?
Yo hice algo y lo hice por necesidad y no le tomas todo el gusto y luego ya de repente haces algo más bueno, cuando estás en el camino tú dices ya me emocione, entonces si tu no practicas aquello que te está llamando no te enamoras y ya que te enamoras eres capaz de dar lo que sea por eso, ya no importa nada, tu estas en eso y ya no te va a detener nada porque tienes el amor y la pasión hasta el límite.
Una frase que la defina la motive o sea una ley de vida.
Esta es una de mis mejores frases “Recuerda que tenemos una casa común que llamamos la tierra y lo que en ella hagamos afecta a todos, no destruyamos la tierra para no ser destruidos”; esta frase me encanta, me llena el corazón, es por lo que empecé a escribir y definitivamente es algo que creo, y que tenemos que reflexionar, otra es “Vive con pasión y da lo mejor de ti, y todo lo mejor vendrá a ti”, eso creo que es importante.