Para Carlos Ramón Ibarra Ramos, el Día del Bombero fue el más feliz de su vida. A su corta edad, con solo 4 años, ya se considera un apagafuegos. Sus padres y familiares reconocen que este niño lleva en la sangre la vocación de ser bombero, tanto que el pasado 28 de agosto se presentó vestido de bombero para ver en qué podía ayudar a apagar el incendio del negocio de su abuelo.
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Este niño de kínder no solo juega a los bomberos; ha tomado tan en serio esta profesión que se ha hecho amigo de los Bomberos de Parral. Por su cuenta, está investigando por internet sobre las labores y funciones de los bomberos. Para él, son héroes sin capa y ya ha manifestado a sus padres que quiere ser bombero, ya que desde temprana edad considera que ellos tienen una misión que cumplir: proteger la vida de los demás.
Karol Ramos y Carlos Ibarra Sánchez, padres de Carlos Ramón, comentaron que su hijo siente una gran admiración por los bomberos. Cada año, para su cumpleaños, pide que la fiesta tenga como tema a los bomberos. Incluso, invitaron a elementos del cuerpo de Bomberos cuando cumplió tres años. Sus visitas a la estación de bomberos han sido tan constantes que ya conoce a gran parte del personal y de las instalaciones.
Su madre, Karol Ramos, señaló que el pasado jueves 22 de agosto, en el “Día del Bombero”, invitaron a Carlos Ramón a subir a una de las unidades que participaban en el desfile por la ciudad. Ella comentó que, con gran emoción, su hijo le dijo: “Este es el día más feliz de mi vida”. Ese día estaba muy entusiasmado, especialmente cuando le permitieron accionar la sirena. “El niño ya sabe dónde está el botón para activar las sirenas”, añadió.
Karol también relató que el pasado 28 de agosto recibió una llamada informándole que el negocio de su padre, el señor Gabriel Ramos, se estaba incendiando. Carlos Ramón escuchó la noticia y, en menos de cinco minutos, se puso su traje de bombero para ir a ayudar a apagar el fuego del local de su abuelo. Mamá, tenemos una misión que cumplir; vamos a apagar el fuego de la tienda de mi abuelo, le dijo a su madre.
Cabe señalar que, durante la tarde del miércoles 28 de agosto, se reportó al sistema de emergencias un incendio en un negocio de aparatos eléctricos y energía solar, lo cual movilizó al departamento de Bomberos hasta el boulevard Ortiz Mena, en el cruce con la calle Prolongación 2 de Abril, para atender el siniestro. El local se encontraba cerrado, por lo que los bomberos tuvieron que romper los vidrios de la puerta principal para poder ingresar y combatir el fuego.
Posteriormente, los bomberos lograron sofocar por completo el incendio y se determinó que su origen fue un cortocircuito. Ya con el fuego apagado, llegó Carlos Ramón vestido con su traje amarillo de bombero, con toda la actitud de colaborar, y dijo: “¿En qué puedo ayudar?”. Mauricio Velázquez, uno de los bomberos, en tono de broma le respondió: “No, carnal, ya llegaste tarde”.
Sin embargo, Carlos Ramón insistió en saber por qué se había incendiado el negocio de su abuelo. El bombero Velázquez Soto atendió la curiosidad del niño. Con tan solo cuatro años, este pequeño siente una gran admiración por los bomberos, ya que no solo salvan vidas, sino que también apagan incendios y rescatan personas. Él quiere ser bombero para ayudar a los demás.
Para finalizar, la señora Ramos comentó que actualmente Carlos Ramón tiene tres trajes de bombero, uno de ellos negro, porque el niño dice que es el color de los bomberos forestales de los Estados Unidos. Además, ya cuenta con 10 vehículos de bomberos que la familia le ha regalado en sus cumpleaños. Para él, los bomberos son sus héroes. Son continuas sus búsquedas de información sobre bomberos en YouTube, donde investiga sobre las funciones y tareas que realizan, entre otras cosas.
También le fascinan las series y películas sobre bomberos. Incluso, su habitación está decorada con temas de bomberos. De igual manera, dijo que Carlos Ramón siempre tiene sus trajes de bombero listos, como si fuera un miembro del cuerpo de bomberos en guardia. Cuando visita la estación de Bomberos, ya se siente en confianza, tanto que les dice a sus compañeros que él ya es un voluntario, aunque sabe que se requiere ser mayor de edad para serlo.