/ viernes 26 de noviembre de 2021

El frío que se esfuma con el calor de las gorditas de nata

Fanny Ríos, proveniente de Texcoco, Estado de México, hace 18 años arribó a “La Capital del Mundo”, para convertirlas en algo tradicional

Comienza a bajar la temperatura y con ello aflora el olor de las gorditas de nata, lo que vuelve inevitable no poder comerse más de una y aunque estos panecillos no son originarios de la ciudad; Fanny Ríos, proveniente de Texcoco, Estado de México, hace 18 años arribó a “La Capital del Mundo”, para convertirlas en algo tradicional, pues aunque sólo venía de “pasada” los parralenses, como es su característica la adoptaron, es por ello que decidió quedarse para continuar con una tradición que alberga el olor y la sensible degustación de quienes disfrutan un rico pan de nata.

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Si algo distingue a los parralenses es que comienza a bajar la temperatura, y no se hace esperar, un café caliente, un atole de guayaba, o un champurrado acompañado de una rayada, pan tradicional de la ciudad.

No obstante; Fanny Ríos llegó a Parral, solamente para vender sus tradicionales gorditas de nata en una de las ferias; sin embargo, ya lleva 18 años viviendo en la ciudad, pero tuvo que dejar su casa y parte de su familia en Texcoco, para buscar mejores oportunidades.

Un oficio que se ha venido perpetuando de generación en generación, pues Fanny Ríos desde pequeña veía cómo sus abuelos empezaron asistir a las ferias para vender el pan que ellos mismos realizaban.

“Parralito para mí es muy socorrido al menos en mi negocio, nunca me ha dejado, ha sido un lugar que donde me ponga es venta, desde que yo llegué nos han brindado una mano, son gente muy dadivosa, y trabajadora”. comentó Fanny Ríos.

Durante su travesía por el estado grande de la República Mexicana, ha conocido Guachochi, Santa Bárbara, Balleza, Jiménez, Camargo, Saucillo, Delicias, Cárdenas, Cuauhtémoc, Rubio, La Junta, Namiquipa, Temosachic, ya que acude a las ferias que se realizan en los distintos municipios.

El negocio familiar se ha extendido hasta llegar a los estados de Sonora y Chihuahua; sin embargo, estar lejos de la familia a veces se torna difícil, pues tienen que trabajar por al menos 10 meses, para poder ahorrar y trasladarse a Texcoco para reunirse con sus padres, hermanos, abuelos y sobrinos.

Todo empezó con la venta de pan de nata, cuyo ingrediente principal es esa capa de leche que queda después de calentarse y que le da un sabor característico al momento de estarlo cociendo, en un horno que se convierte en cómplice de la textura que va tomando.

Hoy en día en su puesto se mezclan los olores del tierno pan recién salido del horno, junto con el cocimiento de los famosos churros rellenos, o de las banderillas, que más de uno de los parralenses atraídos por el olor, rompen la dieta para degustar alguno de estos manjares.

Hay quienes prefieren estos panecillos rellenos de cajeta o chocolate, otros la prefieren solamente caliente, pero hay más de uno que las gorditas de nata no le son suficientes al paladar y se deleita por las conchas gigantes de chocolate y de vainilla.

Si bien es cierto las gorditas de nata no es un alimento que se distingue en “La Capital del Mundo” lo cierto es que, se han ido introduciendo en la cultura de Parral, ya que sin pensarlo atraídos por el olor y el vacío en el estómago, los parralenses se deleitan con cada bocado.

Comienza a bajar la temperatura y con ello aflora el olor de las gorditas de nata, lo que vuelve inevitable no poder comerse más de una y aunque estos panecillos no son originarios de la ciudad; Fanny Ríos, proveniente de Texcoco, Estado de México, hace 18 años arribó a “La Capital del Mundo”, para convertirlas en algo tradicional, pues aunque sólo venía de “pasada” los parralenses, como es su característica la adoptaron, es por ello que decidió quedarse para continuar con una tradición que alberga el olor y la sensible degustación de quienes disfrutan un rico pan de nata.

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Si algo distingue a los parralenses es que comienza a bajar la temperatura, y no se hace esperar, un café caliente, un atole de guayaba, o un champurrado acompañado de una rayada, pan tradicional de la ciudad.

No obstante; Fanny Ríos llegó a Parral, solamente para vender sus tradicionales gorditas de nata en una de las ferias; sin embargo, ya lleva 18 años viviendo en la ciudad, pero tuvo que dejar su casa y parte de su familia en Texcoco, para buscar mejores oportunidades.

Un oficio que se ha venido perpetuando de generación en generación, pues Fanny Ríos desde pequeña veía cómo sus abuelos empezaron asistir a las ferias para vender el pan que ellos mismos realizaban.

“Parralito para mí es muy socorrido al menos en mi negocio, nunca me ha dejado, ha sido un lugar que donde me ponga es venta, desde que yo llegué nos han brindado una mano, son gente muy dadivosa, y trabajadora”. comentó Fanny Ríos.

Durante su travesía por el estado grande de la República Mexicana, ha conocido Guachochi, Santa Bárbara, Balleza, Jiménez, Camargo, Saucillo, Delicias, Cárdenas, Cuauhtémoc, Rubio, La Junta, Namiquipa, Temosachic, ya que acude a las ferias que se realizan en los distintos municipios.

El negocio familiar se ha extendido hasta llegar a los estados de Sonora y Chihuahua; sin embargo, estar lejos de la familia a veces se torna difícil, pues tienen que trabajar por al menos 10 meses, para poder ahorrar y trasladarse a Texcoco para reunirse con sus padres, hermanos, abuelos y sobrinos.

Todo empezó con la venta de pan de nata, cuyo ingrediente principal es esa capa de leche que queda después de calentarse y que le da un sabor característico al momento de estarlo cociendo, en un horno que se convierte en cómplice de la textura que va tomando.

Hoy en día en su puesto se mezclan los olores del tierno pan recién salido del horno, junto con el cocimiento de los famosos churros rellenos, o de las banderillas, que más de uno de los parralenses atraídos por el olor, rompen la dieta para degustar alguno de estos manjares.

Hay quienes prefieren estos panecillos rellenos de cajeta o chocolate, otros la prefieren solamente caliente, pero hay más de uno que las gorditas de nata no le son suficientes al paladar y se deleita por las conchas gigantes de chocolate y de vainilla.

Si bien es cierto las gorditas de nata no es un alimento que se distingue en “La Capital del Mundo” lo cierto es que, se han ido introduciendo en la cultura de Parral, ya que sin pensarlo atraídos por el olor y el vacío en el estómago, los parralenses se deleitan con cada bocado.

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