La señora María Ramos sus hijos, nueras, y esposo constituyen una de las 90 familias de la comunidad de San Andrés, pero no solo eso, es una de las tantas que cada día tienen que hacer frente a la escasez del alimento indispensable y básico para comenzar y recobrar fuerzas, “comer tres veces al día es mucho”, pues con lo que ganan en las ladrilleras no alcanza ni para zapatos, son 11 miembros los que viven en una pequeña casa, y hay días en que su alimento son sólo tortillas hechas a mano y que no falten los frijoles, porque lo demás es un lujo.
Una pequeña casa, construida a base de ladrillos, un techo de lámina que pareciera ser suficiente para evitar la entrada de la lluvia, pero no, las precipitaciones entran a como dé lugar por los rincones del hogar, un perro guardián que también los acompaña hurgando entre la basura para saciar su hambre.
Su esposo e hijos trabajan en las ladrilleras, pero no es suficiente para proveer del alimento indispensable a 11 personas, por eso la señora María más de una vez ha tenido que salir con la aurora para trabajar y sumar aunque sea poco a la causa.
“Comer tres veces al día es mucho” pues muy apenas están las tortillas y que no falten, eso sí, los frijoles porque lo demás ya sería un lujo, pues cuando falta el alimento buscan por todos los medios y brindarle a los más pequeños aunque sea una tortilla “dura”, para calmar el hambre.
La señora Lucrecia, quien antes era la gobernadora del albergue, entre risas recordó que anteriormente les llevaban despensas, pero ya hace tiempo las autoridades no los voltean a ver, “por eso hemos tenido que caminar solos”, hemos tenido gripa y con puras hierbas nos la quitamos porque no hay otro remedio.
Las ladrilleras, su principal fuente de trabajo para satisfacer al menos el hambre, ya que con el dinero que ganan pensar en unos zapatos para los más pequeños o ropa seria quizá una utopía, pues cuando no hay nada para comer hay que “sacar fiado” de la tienda, y cuando entra el dinero se va en pagar la cuenta, para nuevamente tener la oportunidad de “pedir fiado”.
La realidad de muchas familias es que suben los precios de los alimentos y el sueldo es el mismo, si antes se podía comprar sopa, frijoles, lentejas, arroz, aceite y azúcar, hoy sólo se pueden los frijoles y la sopa, pues la Maseca no debe faltar porque al menos se tienen aseguradas las tortillas para satisfacer el hambre.
“Cuando no hay que comer uno le busca por donde sea, hasta tortillas duras pero algo tenemos que comer, ya estamos acostumbrados a salir adelante solos, para que nos acercamos a pedir ayuda si sabemos que no nos la van a dar o que nos dicen que sí pero no, mejor le entramos a trabajar y sacar aunque sea para el día”, María Ramos.