Desde hace más de 20 años Martín Loya, viene a cantar a la Virgen de Guadalupe. Cuando su voz no retumba en las paredes de la Catedral, permanece en el silencio de los rezos. El mariachi cantó enfermo de gripa, según confesó. Su voz, aunque de mortal, se elevó para los oídos del firmamento. En una “linda mañana”, según cantaron los mariachis, fueron a entonar a la Virgen de Guadalupe, Las Mañanitas. Con violines, guitarras, trompetas y vihuela irrumpieron a la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe. Entre esos músicos, cantaba Martín Loya. En su visita no sólo avanzó su cuerpo sino también su voz. “Empezamos unos días antes a ensayar… y vemos todo lo que necesitamos”, comentó el mariachi. Expresó que es un honor cantarle a la Virgen, un ser que todos los días, a través de su intercesión, le da el milagro de estar de pie, para cantarle e incluso para guardarle un silencio: “Se siente uno privilegiado, para que lo hayan escogido para venir tempranito a cantarle”. Con voz ronca por la gripe, el cantante expresa que cada año le canta a la virgen. Agregó que se siente “emocionante y bonito”, cuando entona su voz a la “Morenita”. Menciona que el 12 de diciembre, es un día donde más solicitan su voz: “Es mucha bendición, primeramente piensa uno que gracias a ella tiene uno la providencia, ya que viene bastante trabajo por el día de la Virgen de Guadalupe”. Junto a las flores se detiene el mariachi, su canto adquiere el aroma de las rosas, que están en los ramos cerca de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Entonan Las Mañanitas, que poco a poco, entonan todos los presentes del templo.
Desde hace más de 20 años Martín Loya, viene a cantar a la Virgen de Guadalupe. Cuando su voz no retumba en las paredes de la Catedral, permanece en el silencio de los rezos. El mariachi cantó enfermo de gripa, según confesó. Su voz, aunque de mortal, se elevó para los oídos del firmamento. En una “linda mañana”, según cantaron los mariachis, fueron a entonar a la Virgen de Guadalupe, Las Mañanitas. Con violines, guitarras, trompetas y vihuela irrumpieron a la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe. Entre esos músicos, cantaba Martín Loya. En su visita no sólo avanzó su cuerpo sino también su voz. “Empezamos unos días antes a ensayar… y vemos todo lo que necesitamos”, comentó el mariachi. Expresó que es un honor cantarle a la Virgen, un ser que todos los días, a través de su intercesión, le da el milagro de estar de pie, para cantarle e incluso para guardarle un silencio: “Se siente uno privilegiado, para que lo hayan escogido para venir tempranito a cantarle”. Con voz ronca por la gripe, el cantante expresa que cada año le canta a la virgen. Agregó que se siente “emocionante y bonito”, cuando entona su voz a la “Morenita”. Menciona que el 12 de diciembre, es un día donde más solicitan su voz: “Es mucha bendición, primeramente piensa uno que gracias a ella tiene uno la providencia, ya que viene bastante trabajo por el día de la Virgen de Guadalupe”. Junto a las flores se detiene el mariachi, su canto adquiere el aroma de las rosas, que están en los ramos cerca de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Entonan Las Mañanitas, que poco a poco, entonan todos los presentes del templo.