/ viernes 19 de julio de 2019

La Fragua de los tiempos: la importancia cultural de las Jornadas Villistas

Desde la fundación, Parral quedó en el centro de esta amplia región geográfica

En La Fragua anterior hice mención de tres objetivos que dieron lugar a las Jornadas Villistas, en el primero se propuso: “Desarrollar los vínculos económicos, políticos y culturales de una región natural que históricamente conforman varios municipios, desde el norte de Durango hasta el sur de Chihuahua”

¿Qué importancia tiene este punto entre las prioridades de un evento cultural como las Jornadas?

Es muy importante porque se ignora, o se olvida que, desde la fundación, Parral quedó en el centro de esta amplia región geográfica. Antes de la colonización estas tierras estaban habitadas por los pobladores originarios de diferentes etnias como los rarámuri, tepehuanes y conchos, desde Balleza hasta Villa Ocampo, Indé, Valle de Allende, etc. Después de que descubrieron las vetas plateras y de que se fundó este Real de Minas, adquirió tal importancia que se convirtió en muy pocos años en el centro económico, político y religioso de todos estos pueblos: Con el tiempo se convirtió en el centro económico, comercial político y cultural de toda la región donde estaban incluidos los minerales más importantes desde Santa Bárbara, San Francisco del Oro, Minas Nuevas, los pueblos de Guachochi, Guadalupe y Calvo y Guanaceví, de los pueblos agrícolas como: Balleza, Huejotitán, El Tule, Valle de Rosario, Valle de Zaragoza, Valle de Allende, Pueblito de Allende, Villa Matamoros, Indé, Santa María del Oro, Villa Ocampo, Las Nieves, Rosario.

Por su ubicación geográfica, Parral quedó como punto equidistante del territorio que se extendía desde Zacatecas hasta Santa Fe, convirtiéndose en uno de los centros comerciales más importantes del norte. También tuvo mucha actividad porque algunas de las expediciones de exploración se organizaron desde aquí, además en Parral se pertrecharon los ejércitos que combatieron las constantes rebeliones indígenas del siglo XVII y XVIII.

La comunicación hacia la capital de la república y otras entidades se inició con las rutas de los “trenes de carretas” y después con el servicio de correo que se introdujo en la época colonial. Durante la primera mitad del siglo XIX (1800- 1850) se estableció la ruta de diligencias que recorría el camino de Chihuahua a Parral, deteniéndose en Satevó, Cieneguillas, Pilar de Conchos, Sapién y Sauceda. En total se recorrían 62 leguas para llegar de Chihuahua a Parral. (Esta ruta es la que se conoce actualmente como la vía corta entre la Capital del Estado y esta población).

Aunque Parral no quedó integrado a la red principal del ferrocarril mexicano que en Chihuahua se inició en la década de 1880 de ciudad Juárez a la capital de la república, en los años siguientes se construyó un ramal de Jiménez que conectó a Parral con toda la red ferroviaria. A principios de 1900 se inició la construcción de un ferrocarril local (el “piojito”) que se introdujo al estado de Durango en un tramo de 90 kilómetros.

Años después, a mediados del siglo pasado, Parral quedó integrado a la carretera panamericana Cristóbal Colón que inicia en Ciudad Juárez, atravesando Chihuahua, Delicias, Camargo, Jiménez, continuándose hacia Durango y culminando en la frontera de Guatemala. En esta época también se construyó la carretera a los minerales de Santa Bárbara y San Francisco del Oro y otras carreteras vecinales que comunicaron todos los municipios colindantes, incluyendo la carretera a la sierra por la ruta de Guadalupe y Calvo.

En cada etapa de su historia, Parral ha sido receptor privilegiado de algunos recursos derivados de la producción regional, buena parte de su desarrollo como ciudad se sustenta en ello. Solo mencionaré que un alto porcentaje de los salarios que durante generaciones han recibido los mineros de estos lugares, se han derramado en el comercio y economía de Parral, igualmente a esta ciudad han llegado las empresas que venden maquinaria, refacciones, servicios de mantenimiento, etc., que se demandan en estos centros mineros.

Durante el siglo pasado la producción forestal del municipio de Guanaceví, Durango, de Guadalupe y Calvo y de Guachochi, se derivó en Parral, donde se instalaron grandes empresas madereras. En las últimas cuatro décadas la economía de la ciudad se ha visto también beneficiada por la producción de estupefacientes en varios pueblos de la sierra del norte de Durango y del sur del estado de Chihuahua

En general, la economía parralense se ha sustentado notablemente en la producción regional, aunque también su ubicación como epicentro de toda la región ha sido la causa de sus históricas tragedias sociales, especialmente durante la lucha armada de 1910-1920, en que se convirtió en uno de los escenarios más afectados por la guerra. Durante la revolución la ciudad de Parral fue el escenario donde confluyeron en repetidas ocasiones los ejércitos de las diversas facciones, especialmente de 1913 a 1919 en que esta ciudad fue tomada en una decena de ocasiones. En los momentos más álgidos de la lucha, algunos pueblos de la región fueron desalojados porque los carrancistas los ubicaban como bases de apoyo del villismo; fue el caso de la gente de Villa Ocampo que en 1916 se refugió en Parral ocupando plazas y calles como campamento. Pero de todas las partes llegaron a Parral familias enteras que se sentían más protegidas en esta ciudad que en sus pueblos o rancherías.

Sin extenderme en el asunto, la tradición oral ubica a Parral como la ciudad más “villista”, incluso algunos autores aseguran que en alguna ocasión el general Villa declaró que le gustaba Parral “hasta pa´morir”. No he encontrado nada al respecto y mientras no se demuestre lo contrario sostengo que es parte de la mitología. Pero lo que sí considero de importancia es indicar que la clase media parralense de la época porfirista (finales del siglo XIX y principios del siglo XX) estaba muy apegada al estilo de gobernar del presidente Díaz. ¿Por qué entonces la fama de Parral villista? Sostengo que la gran base del villismo no era la ciudad, sino los pueblos de toda la región tantas veces citada, desde Torreón de Cañas, las Nieves, Indé, Villa Ocampo, hasta Valle de Rosario.

Pero al margen de estas consideraciones historiográficas se puede comprender que en la actualidad, una de las grandes fortalezas de Parral radica en su relación con los demás pueblos. Esa fue la razón de que en las primeras Jornadas villistas se incluyeran varios municipios, sin embargo los subsecuentes presidentes municipales se desentendieron totalmente, no quisieron esforzarse y dejaron que esta gran actividad se fuera empobreciendo hasta llegar a lo que es ahora.

Turismo

Dos.- Aprovechar las ventajas y oportunidades que ofrece la región para construir un gran enclave turístico en el norte de México.

No obstante la destrucción que provocó la tremenda inundación de 1944, la ciudad de Parral conserva enormes atractivos para el turismo: el centro histórico, la orografía sobre la que se desarrollaron primero los barrios y después las colonias modernas, las portentosas construcciones porfirianas, la mina fundadora en pleno centro, el lecho del rio que atraviesa de sur a norte toda la ciudad como una gran serpiente zigzagueante, sus puentes, sus templos, sus plazas, etc., Parral es, en sí mismo, un referente en todo el norte; pero uniendo los atractivos que tiene como ciudad a otras poblaciones del sur del estado, ese atractivo se potencializa. Sólo por mencionar algunas de las posibilidades materiales: en Santa Bárbara y San Francisco del Oro se ubican dos pueblos mineros que siguen produciendo riqueza como hace cien y más años, son estas dos ciudades las más representativas de la producción minera en el norte de México. En la actualidad la explotación a tajo abierto ha modificado radicalmente a las poblaciones y su entorno.

Principalmente en San Francisco del Oro se ha conservado el tipo de construcción de las casas de los mineros de hace cien años, pequeñísimas casas de techos bajos en los barrios de la periferia y las más cercanas al centro, casas de dos pisos con su típico balcón, que seguramente dejaron los europeos que pasaron hace muchos años por esta ciudad. Recorrer San Francisco del Oro por el centro, siguiendo la ruta del arroyo y las construcciones que se fueron desarrollando a cada uno de sus lados, los puentecillos que comunican de un extremo a otro. Subir a las parte más alta en el extremo sur y luego hacer lo mismo en el costado opuesto, que da hacia el norte, es verdaderamente impresionante, incluyendo entres sus atractivos su vegetación.

Santa Bárbara, ostentando el título de población más antigua del estado, con su impecable estación del ferrocarril, sus enormes torres de las diferentes minas en intensa producción, la torre del reloj, sus pequeñas plazas insertadas caprichosamente en diferentes puntos de la mancha urbana y, por encima de todos los atractivos, su ubicación al pie de la sierra madre con infinidad de maravillas naturales a unos cuantos kilómetros, y con el mejor clima de todo el estado.

Cualquier viajante puede llegar a Parral y dependiendo del tiempo disponible puede moverse a San Francisco del Oro y Santa Bárbara en una mañana y en la tarde viajar hacia Valle de Allende, la otra población cuyos habitantes defienden también el título de población más antigua; la polémica sigue, pero lo que nadie discute es que Valle de Allende posee las edificaciones más antiguas del estado. Allí está la casa del primer gobernador del estado y de muchos personajes de gran relevancia en la vida cultural.

No se puede agotar en unas cuantas líneas todos los atractivos materiales que tienen estos pueblos, falta Pueblito de Allende, Villa Coronado, Valle de Zaragoza, Villa Matamoros, etc.

Lo que está muy claro es que ha faltado visión, imaginación e interés de las autoridades por crear un gran programa turístico en el que se incluya lo mejor de cada población en cuanto a sitios, es decir atractivos materiales, pero falta la otra gran riqueza y fortaleza del turismo, los bienes culturales.

En este caso solo voy a referirme a un punto porque se le ha propuesto a cinco presidentes municipales y a ninguno le ha interesado: el proyecto de las cocineras chihuahuenses. Por la antigüedad del Valle de Allende y de Santa Bárbara, por el intercambio social tan dinámico de los pueblos mineros, es en el sur del estado donde se desarrolló la gastronomía más diversa. Aprovechando esa riqueza cultural se diseñó la propuesta para organizar el primer encuentro de las cocineras chihuahuenses.

Las cocineras Chihuahuenses

Esta proposición se presentó por primer a vez hace diez años a nombre de Marcela Frías y Jesús Vargas, solo transcribo algunas partes.

Se propone esta actividad con la intención de recuperar la idea original de las Jornadas villistas, en cuanto a provocar una serie de actividades de carácter social a través de las cuales se expresen y se pongan de manifiesto los rasgos culturales que identifican a esta región de nuestro estado, es decir, los oficios que han acompañado el desarrollo histórico, las actividades productivas y las expresiones culturales de la vida cotidiana; en este caso específico, la cultura de la cocina, la gastronomía, donde se pueden encontrar los guisados, las galletas, los postres, las bebidas, los dulces y demás tradiciones que se han heredado por generaciones entre los habitantes de la región.

Pero independientemente de este objetivo y como factor principal, se debe considerar que hasta ahora no se ha realizado en el estado de Chihuahua un evento de esta naturaleza, en el cual se tenga como meta mostrar la gastronomía regional a través de las propias cocineras que han heredado una tradición de muchas generaciones.

A las instituciones relacionadas con la actividad gastronómica les ha interesado más organizar congresos y muestras con la participación de restaurantes y chefs que en muchas ocasiones no están enterados de lo que se prepara tradicionalmente en la cocina cotidiana, y ni siquiera ofrecen en sus restaurantes los platillos más representativos de nuestro estado.

Para la participación de las cocineras se publicaría una convocatoria abierta para todas las interesadas en concursar con una o varias propuestas de platillos; esta convocatoria se daría a conocer con mucha anticipación –cuando menos tres meses antes del inicio de la muestra, difundiendo por todos los medios y de manera permanente las bases principales del concurso, e insistiendo en que se trata de un concurso de recetas tradicionales. La convocatoria debe contener entre sus puntos:

- Pueden participar todas las señoras que vivan en alguno de los ranchos, pueblos o ciudades del sur de Chihuahua y norte de Durango.

- Que cada interesada en participar simplemente debe anotar en hoja tamaño carta sus datos (nombre completo, lugar de residencia, dirección, teléfono, etc.) y luego describir la receta del platillo con el que desea participar, considerando que pueden ser guisados, antojitos chihuahuenses, caldos, sopas, pasteles, galletas, postres, dulces o bebidas, indicando que cada señora que quiera participar en el concurso puede anotarse con varias recetas, pero sólo se seleccionaría una de todas las que presente para participar en el encuentro.

- Que se recibirán todas las solicitudes y al final se hará una selección de sesenta de las propuestas, bajo la siguiente proporción: veinte de platillos (guisados, antojitos, caldos y sopas), cinco de salsas, cinco de tortillas de harina, cinco de pasteles, cinco de galletas, cinco de postres, cinco de bebidas y diez de dulces. En todo caso, se tendrá muy presente que estas recetas contengan en su elaboración productos típicos de los estados de Chihuahua y Durango, y sobre todo que se trate de recetas que cuenten con un arraigo de muchos años en la región. Para ello la concursante deberá indicar desde cuándo se acostumbra en su hogar y, de ser posible, quien de su familia la introdujo.

- El comité se encargará de acondicionar el número total de puestos con materiales sencillos, no costosos, pero atractivos y limpios.

- Todos los platillos se ofrecerán a la venta a un precio accesible para los visitantes, pero a la vez redituable para cada cocinera, pues es la intención que la muestra sea autofinanciable y que además represente un ingreso atractivo para las cocineras durante todos los días en que permanezca.

- Se premiará el mejor platillo (guisados, antojitos, caldos y sopas) y la mejor receta de cada categoría. (Continuará)

En La Fragua anterior hice mención de tres objetivos que dieron lugar a las Jornadas Villistas, en el primero se propuso: “Desarrollar los vínculos económicos, políticos y culturales de una región natural que históricamente conforman varios municipios, desde el norte de Durango hasta el sur de Chihuahua”

¿Qué importancia tiene este punto entre las prioridades de un evento cultural como las Jornadas?

Es muy importante porque se ignora, o se olvida que, desde la fundación, Parral quedó en el centro de esta amplia región geográfica. Antes de la colonización estas tierras estaban habitadas por los pobladores originarios de diferentes etnias como los rarámuri, tepehuanes y conchos, desde Balleza hasta Villa Ocampo, Indé, Valle de Allende, etc. Después de que descubrieron las vetas plateras y de que se fundó este Real de Minas, adquirió tal importancia que se convirtió en muy pocos años en el centro económico, político y religioso de todos estos pueblos: Con el tiempo se convirtió en el centro económico, comercial político y cultural de toda la región donde estaban incluidos los minerales más importantes desde Santa Bárbara, San Francisco del Oro, Minas Nuevas, los pueblos de Guachochi, Guadalupe y Calvo y Guanaceví, de los pueblos agrícolas como: Balleza, Huejotitán, El Tule, Valle de Rosario, Valle de Zaragoza, Valle de Allende, Pueblito de Allende, Villa Matamoros, Indé, Santa María del Oro, Villa Ocampo, Las Nieves, Rosario.

Por su ubicación geográfica, Parral quedó como punto equidistante del territorio que se extendía desde Zacatecas hasta Santa Fe, convirtiéndose en uno de los centros comerciales más importantes del norte. También tuvo mucha actividad porque algunas de las expediciones de exploración se organizaron desde aquí, además en Parral se pertrecharon los ejércitos que combatieron las constantes rebeliones indígenas del siglo XVII y XVIII.

La comunicación hacia la capital de la república y otras entidades se inició con las rutas de los “trenes de carretas” y después con el servicio de correo que se introdujo en la época colonial. Durante la primera mitad del siglo XIX (1800- 1850) se estableció la ruta de diligencias que recorría el camino de Chihuahua a Parral, deteniéndose en Satevó, Cieneguillas, Pilar de Conchos, Sapién y Sauceda. En total se recorrían 62 leguas para llegar de Chihuahua a Parral. (Esta ruta es la que se conoce actualmente como la vía corta entre la Capital del Estado y esta población).

Aunque Parral no quedó integrado a la red principal del ferrocarril mexicano que en Chihuahua se inició en la década de 1880 de ciudad Juárez a la capital de la república, en los años siguientes se construyó un ramal de Jiménez que conectó a Parral con toda la red ferroviaria. A principios de 1900 se inició la construcción de un ferrocarril local (el “piojito”) que se introdujo al estado de Durango en un tramo de 90 kilómetros.

Años después, a mediados del siglo pasado, Parral quedó integrado a la carretera panamericana Cristóbal Colón que inicia en Ciudad Juárez, atravesando Chihuahua, Delicias, Camargo, Jiménez, continuándose hacia Durango y culminando en la frontera de Guatemala. En esta época también se construyó la carretera a los minerales de Santa Bárbara y San Francisco del Oro y otras carreteras vecinales que comunicaron todos los municipios colindantes, incluyendo la carretera a la sierra por la ruta de Guadalupe y Calvo.

En cada etapa de su historia, Parral ha sido receptor privilegiado de algunos recursos derivados de la producción regional, buena parte de su desarrollo como ciudad se sustenta en ello. Solo mencionaré que un alto porcentaje de los salarios que durante generaciones han recibido los mineros de estos lugares, se han derramado en el comercio y economía de Parral, igualmente a esta ciudad han llegado las empresas que venden maquinaria, refacciones, servicios de mantenimiento, etc., que se demandan en estos centros mineros.

Durante el siglo pasado la producción forestal del municipio de Guanaceví, Durango, de Guadalupe y Calvo y de Guachochi, se derivó en Parral, donde se instalaron grandes empresas madereras. En las últimas cuatro décadas la economía de la ciudad se ha visto también beneficiada por la producción de estupefacientes en varios pueblos de la sierra del norte de Durango y del sur del estado de Chihuahua

En general, la economía parralense se ha sustentado notablemente en la producción regional, aunque también su ubicación como epicentro de toda la región ha sido la causa de sus históricas tragedias sociales, especialmente durante la lucha armada de 1910-1920, en que se convirtió en uno de los escenarios más afectados por la guerra. Durante la revolución la ciudad de Parral fue el escenario donde confluyeron en repetidas ocasiones los ejércitos de las diversas facciones, especialmente de 1913 a 1919 en que esta ciudad fue tomada en una decena de ocasiones. En los momentos más álgidos de la lucha, algunos pueblos de la región fueron desalojados porque los carrancistas los ubicaban como bases de apoyo del villismo; fue el caso de la gente de Villa Ocampo que en 1916 se refugió en Parral ocupando plazas y calles como campamento. Pero de todas las partes llegaron a Parral familias enteras que se sentían más protegidas en esta ciudad que en sus pueblos o rancherías.

Sin extenderme en el asunto, la tradición oral ubica a Parral como la ciudad más “villista”, incluso algunos autores aseguran que en alguna ocasión el general Villa declaró que le gustaba Parral “hasta pa´morir”. No he encontrado nada al respecto y mientras no se demuestre lo contrario sostengo que es parte de la mitología. Pero lo que sí considero de importancia es indicar que la clase media parralense de la época porfirista (finales del siglo XIX y principios del siglo XX) estaba muy apegada al estilo de gobernar del presidente Díaz. ¿Por qué entonces la fama de Parral villista? Sostengo que la gran base del villismo no era la ciudad, sino los pueblos de toda la región tantas veces citada, desde Torreón de Cañas, las Nieves, Indé, Villa Ocampo, hasta Valle de Rosario.

Pero al margen de estas consideraciones historiográficas se puede comprender que en la actualidad, una de las grandes fortalezas de Parral radica en su relación con los demás pueblos. Esa fue la razón de que en las primeras Jornadas villistas se incluyeran varios municipios, sin embargo los subsecuentes presidentes municipales se desentendieron totalmente, no quisieron esforzarse y dejaron que esta gran actividad se fuera empobreciendo hasta llegar a lo que es ahora.

Turismo

Dos.- Aprovechar las ventajas y oportunidades que ofrece la región para construir un gran enclave turístico en el norte de México.

No obstante la destrucción que provocó la tremenda inundación de 1944, la ciudad de Parral conserva enormes atractivos para el turismo: el centro histórico, la orografía sobre la que se desarrollaron primero los barrios y después las colonias modernas, las portentosas construcciones porfirianas, la mina fundadora en pleno centro, el lecho del rio que atraviesa de sur a norte toda la ciudad como una gran serpiente zigzagueante, sus puentes, sus templos, sus plazas, etc., Parral es, en sí mismo, un referente en todo el norte; pero uniendo los atractivos que tiene como ciudad a otras poblaciones del sur del estado, ese atractivo se potencializa. Sólo por mencionar algunas de las posibilidades materiales: en Santa Bárbara y San Francisco del Oro se ubican dos pueblos mineros que siguen produciendo riqueza como hace cien y más años, son estas dos ciudades las más representativas de la producción minera en el norte de México. En la actualidad la explotación a tajo abierto ha modificado radicalmente a las poblaciones y su entorno.

Principalmente en San Francisco del Oro se ha conservado el tipo de construcción de las casas de los mineros de hace cien años, pequeñísimas casas de techos bajos en los barrios de la periferia y las más cercanas al centro, casas de dos pisos con su típico balcón, que seguramente dejaron los europeos que pasaron hace muchos años por esta ciudad. Recorrer San Francisco del Oro por el centro, siguiendo la ruta del arroyo y las construcciones que se fueron desarrollando a cada uno de sus lados, los puentecillos que comunican de un extremo a otro. Subir a las parte más alta en el extremo sur y luego hacer lo mismo en el costado opuesto, que da hacia el norte, es verdaderamente impresionante, incluyendo entres sus atractivos su vegetación.

Santa Bárbara, ostentando el título de población más antigua del estado, con su impecable estación del ferrocarril, sus enormes torres de las diferentes minas en intensa producción, la torre del reloj, sus pequeñas plazas insertadas caprichosamente en diferentes puntos de la mancha urbana y, por encima de todos los atractivos, su ubicación al pie de la sierra madre con infinidad de maravillas naturales a unos cuantos kilómetros, y con el mejor clima de todo el estado.

Cualquier viajante puede llegar a Parral y dependiendo del tiempo disponible puede moverse a San Francisco del Oro y Santa Bárbara en una mañana y en la tarde viajar hacia Valle de Allende, la otra población cuyos habitantes defienden también el título de población más antigua; la polémica sigue, pero lo que nadie discute es que Valle de Allende posee las edificaciones más antiguas del estado. Allí está la casa del primer gobernador del estado y de muchos personajes de gran relevancia en la vida cultural.

No se puede agotar en unas cuantas líneas todos los atractivos materiales que tienen estos pueblos, falta Pueblito de Allende, Villa Coronado, Valle de Zaragoza, Villa Matamoros, etc.

Lo que está muy claro es que ha faltado visión, imaginación e interés de las autoridades por crear un gran programa turístico en el que se incluya lo mejor de cada población en cuanto a sitios, es decir atractivos materiales, pero falta la otra gran riqueza y fortaleza del turismo, los bienes culturales.

En este caso solo voy a referirme a un punto porque se le ha propuesto a cinco presidentes municipales y a ninguno le ha interesado: el proyecto de las cocineras chihuahuenses. Por la antigüedad del Valle de Allende y de Santa Bárbara, por el intercambio social tan dinámico de los pueblos mineros, es en el sur del estado donde se desarrolló la gastronomía más diversa. Aprovechando esa riqueza cultural se diseñó la propuesta para organizar el primer encuentro de las cocineras chihuahuenses.

Las cocineras Chihuahuenses

Esta proposición se presentó por primer a vez hace diez años a nombre de Marcela Frías y Jesús Vargas, solo transcribo algunas partes.

Se propone esta actividad con la intención de recuperar la idea original de las Jornadas villistas, en cuanto a provocar una serie de actividades de carácter social a través de las cuales se expresen y se pongan de manifiesto los rasgos culturales que identifican a esta región de nuestro estado, es decir, los oficios que han acompañado el desarrollo histórico, las actividades productivas y las expresiones culturales de la vida cotidiana; en este caso específico, la cultura de la cocina, la gastronomía, donde se pueden encontrar los guisados, las galletas, los postres, las bebidas, los dulces y demás tradiciones que se han heredado por generaciones entre los habitantes de la región.

Pero independientemente de este objetivo y como factor principal, se debe considerar que hasta ahora no se ha realizado en el estado de Chihuahua un evento de esta naturaleza, en el cual se tenga como meta mostrar la gastronomía regional a través de las propias cocineras que han heredado una tradición de muchas generaciones.

A las instituciones relacionadas con la actividad gastronómica les ha interesado más organizar congresos y muestras con la participación de restaurantes y chefs que en muchas ocasiones no están enterados de lo que se prepara tradicionalmente en la cocina cotidiana, y ni siquiera ofrecen en sus restaurantes los platillos más representativos de nuestro estado.

Para la participación de las cocineras se publicaría una convocatoria abierta para todas las interesadas en concursar con una o varias propuestas de platillos; esta convocatoria se daría a conocer con mucha anticipación –cuando menos tres meses antes del inicio de la muestra, difundiendo por todos los medios y de manera permanente las bases principales del concurso, e insistiendo en que se trata de un concurso de recetas tradicionales. La convocatoria debe contener entre sus puntos:

- Pueden participar todas las señoras que vivan en alguno de los ranchos, pueblos o ciudades del sur de Chihuahua y norte de Durango.

- Que cada interesada en participar simplemente debe anotar en hoja tamaño carta sus datos (nombre completo, lugar de residencia, dirección, teléfono, etc.) y luego describir la receta del platillo con el que desea participar, considerando que pueden ser guisados, antojitos chihuahuenses, caldos, sopas, pasteles, galletas, postres, dulces o bebidas, indicando que cada señora que quiera participar en el concurso puede anotarse con varias recetas, pero sólo se seleccionaría una de todas las que presente para participar en el encuentro.

- Que se recibirán todas las solicitudes y al final se hará una selección de sesenta de las propuestas, bajo la siguiente proporción: veinte de platillos (guisados, antojitos, caldos y sopas), cinco de salsas, cinco de tortillas de harina, cinco de pasteles, cinco de galletas, cinco de postres, cinco de bebidas y diez de dulces. En todo caso, se tendrá muy presente que estas recetas contengan en su elaboración productos típicos de los estados de Chihuahua y Durango, y sobre todo que se trate de recetas que cuenten con un arraigo de muchos años en la región. Para ello la concursante deberá indicar desde cuándo se acostumbra en su hogar y, de ser posible, quien de su familia la introdujo.

- El comité se encargará de acondicionar el número total de puestos con materiales sencillos, no costosos, pero atractivos y limpios.

- Todos los platillos se ofrecerán a la venta a un precio accesible para los visitantes, pero a la vez redituable para cada cocinera, pues es la intención que la muestra sea autofinanciable y que además represente un ingreso atractivo para las cocineras durante todos los días en que permanezca.

- Se premiará el mejor platillo (guisados, antojitos, caldos y sopas) y la mejor receta de cada categoría. (Continuará)

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