Lo que por muchos años fue un nido de malvivientes, tal vez el único picadero que existió durante mucho tiempo en la ciudad, hoy se presenta como un parque público. Se trata en realidad de un inmueble representativo de la proyección comercial de la ciudad a principios del siglo XX. Testigo de la paz porfiriana, partícipe de la Revolución y evidencia de la historia de una sociedad minera.
La estación del tren aún sigue en pie, pero ahora funge como un parque familiar. El ramal del ferrocarril se inauguró el 1 de octubre de 1898, en sus inicios no arribaba a Rosario, Durango, pero llegó hasta la Ciudad de México. El tren circuló hasta mayo de 1993.
La compañía ferroviaria Parral y Durango se constituyó en Colorado, en 1898 y era propietaria de la línea de Minas Nuevas, Chihuahua a Paraje Seco, Durango.
Construida en concesión otorgada el 29 de junio de 1898. Desde Rincón tenía un ramal de vía estrecha a Parral que conectaba con el ramal del Ferrocarril Central Mexicano.
Subiendo por la avenida Centenario hacia el sitio de su locación aún permanecen los vestigios de la historia. En aquel lugar donde diariamente en algún momento de la historia miles de parralenses abordaban el tren.
La histórica de la estación del tren que, en algún momento, vio pasar al ejército estadounidense en su expedición punitiva buscando a Villa, acompañada por una gigantesca antena de comunicaciones y un nuevo rostro.
En el centro del nuevo parque recreativo que hoy se levanta, se encuentra el busto de Jesús García, maquinista sonorense; ese héroe que evitó la tragedia en Nacozari, lo que demuestra que este personaje forma parte de la historia parralense y del norte de la República…