Este domingo se conmemoró el día de Santa Cecilia, santa patrona de los músicos, quienes han adoptado este día para su festejo; sin embargo, este año, la fiesta no fue como la otrora celebración que en la Vieja Huejoquilla es una arraigada tradición.
Hasta el año pasado, la tradicional serenata era el preámbulo para todo un día de fiesta, amenizado con las presentaciones de los músicos locales, kermese y la alegría de las cientos de personas que ahí se congregaban.
Este año no fue posible, la contingencia sanitaria obligó a los artistas a guardar sus instrumentos y alejarse de los escenarios, pero no minó los ánimos de quienes con su ritmo contagian algo no es enfermedad, sino la alegría y la emoción.
Desde el viernes, guitarras, violines, guitarrones, tarolas, tubas y trompetas, entre otros instrumentos, fueron desempolvados, octavados y ajustados, tenían que estar listos para la serenata que desde temprana hora de este domingo, el mariachi, aunque de lejitos entre sí, dieron a Santa Cecilia, quien ya presumía algunas ofrendas florales.
La facha del templo lucía como en un día común, hoy la fiesta no fue ahí, no vaya a caer una “Covi- redada” que ni las influencias de la Santa Patrona alcancen para salvar a los músicos de una buena sanción.
Este año Santa Cecilia salió a dar un paseo, en caravana de vehículos con algunas agrupaciones de ciudad Jiménez, recorrió algunas de las arterias de la ciudad, recordando la efeméride a los vecinos, contagiados no de Covid, sino de alegría y ritmo, que no dudaron en olvidar un poco el confinamiento y disfrutar aunque sea por un momento de la música en vivo.
Sin duda este día del músico no fue común, pero eso sí, no pasó desapercibido, y aunque si bien, este año los músicos no han trabajo, agradecen a su patrona y al creador por la vida, por el arte y la protección que impide que el virus irrumpa como acorde desafinado o nota fuera de tiempo en la melodía de sus hogares.