/ martes 18 de junio de 2019

FELIZ DíA DEL PADRE SIEMPRE

Gran parte de lo que somos, con nuestras virtudes y defectos, lo debemos a lo que nuestros padres con su amor, aciertos y errores, hicieron por nosotros. Pues sí, aprendimos y somos gracias a los aciertos y errores de nuestros padres. Razón de más para sentir el corazón lleno de agradecimiento hacia ellos. Sin embargo también debemos superar los vicios y errores de nuestros padres. Si tenemos la fortuna de tenerlos todavía a nuestro lado, estamos obligados a tener conciencia de esta bendición y continuar creciendo juntos. Y si tenemos hijos la responsabilidad de ir puliendo errores es aún mayor. Aunque sentimos respeto y reverenciamos el sacrificio de tantas madres. Madre y padre son dadores de vida y por ambos pende la vida.

Nuestra alma se construye del cúmulo de todos los sentimientos y emociones habidos y por haber de nuestros padres. El alma recibe la herencia que a su vez seguiremos heredando. Y aunque preocupados también relajados y confiados debemos dejarnos llevar como padres e hijos.

Debemos evitar con nuestro hijos, los errores que nuestros padres cometieron con nosotros. Si ellos sacaban el cinto para corregir nuestras malas actitudes, a lo mejor ya no es necesario hacerlo nosotros. Pues educar con violencia genera más violencia. Podrán pensar que el correctivo violento es muy eficaz, puede ser, pero ellos van aprender que para que otros los obedezcan o conseguir lo que quieren tendrán que usar violencia. Pensemos antes de dar el golpe a nuestro hijo. Probablemente no sea necesario. En cambio una conversación que genere un buen momento de convivencia pueda ser más efectivo. Aunque no es correcto como padres caer en la mediocridad de un ni modo lo hago como puedo, es bueno dejarnos llevar por la intuición y el corazón, como les funciona a muchas buenas madres.

Busquemos constantemente las mejores estrategias para hacer nuestro trabajo lo mejor que podamos y seguramente el mundo se iluminará de esperanza. Debemos estar buscando constantemente hacerlo lo mejor que podamos.

Tomemos conciencia de lo que puede hacer nuestro amor por ellos. Al amarlos fortalecemos nuestro propio espíritu y a la vez ellos crean su propia fortaleza espiritual. Padres e hijos debemos crear un vínculo, que traspase lo físico, un enlace alma con alma, que ni la muerte logre interrumpir. Porque no somos padres e hijos hasta que la muerte nos separa sino POR SIEMPRE.

No nos preocupemos por nuestros errores, esos ahí están, algunos los superamos y otros no, concentrémonos en nuestra fortaleza espiritual, es la que nos ayudará a crecer y a que los demás crezcan. Busquemos crear en nuestra mente paz y felicidad cuando compartimos y estamos con nuestros hijos, con nuestro amor y actitud podemos darle la mejor de las herencias: La fortaleza espiritual. Necesaria para crecer espiritualmente, nos nutre y nos permite conectarnos con la fuente eterna de luz y de paz.

Ser padre, no lo dan lo genes, o la sangre o mantener económicamente a los hijos, ser padre nos lo da la capacidad de amar a nuestros hijos. Los hijos crecen en el corazón. Si sientes que se expande, que genera explosiones de amor, si vibra el amor en tu alma al pensar en tu hijo, entonces FELIZ DIA DEL PADRE SIEMPRE


Gran parte de lo que somos, con nuestras virtudes y defectos, lo debemos a lo que nuestros padres con su amor, aciertos y errores, hicieron por nosotros. Pues sí, aprendimos y somos gracias a los aciertos y errores de nuestros padres. Razón de más para sentir el corazón lleno de agradecimiento hacia ellos. Sin embargo también debemos superar los vicios y errores de nuestros padres. Si tenemos la fortuna de tenerlos todavía a nuestro lado, estamos obligados a tener conciencia de esta bendición y continuar creciendo juntos. Y si tenemos hijos la responsabilidad de ir puliendo errores es aún mayor. Aunque sentimos respeto y reverenciamos el sacrificio de tantas madres. Madre y padre son dadores de vida y por ambos pende la vida.

Nuestra alma se construye del cúmulo de todos los sentimientos y emociones habidos y por haber de nuestros padres. El alma recibe la herencia que a su vez seguiremos heredando. Y aunque preocupados también relajados y confiados debemos dejarnos llevar como padres e hijos.

Debemos evitar con nuestro hijos, los errores que nuestros padres cometieron con nosotros. Si ellos sacaban el cinto para corregir nuestras malas actitudes, a lo mejor ya no es necesario hacerlo nosotros. Pues educar con violencia genera más violencia. Podrán pensar que el correctivo violento es muy eficaz, puede ser, pero ellos van aprender que para que otros los obedezcan o conseguir lo que quieren tendrán que usar violencia. Pensemos antes de dar el golpe a nuestro hijo. Probablemente no sea necesario. En cambio una conversación que genere un buen momento de convivencia pueda ser más efectivo. Aunque no es correcto como padres caer en la mediocridad de un ni modo lo hago como puedo, es bueno dejarnos llevar por la intuición y el corazón, como les funciona a muchas buenas madres.

Busquemos constantemente las mejores estrategias para hacer nuestro trabajo lo mejor que podamos y seguramente el mundo se iluminará de esperanza. Debemos estar buscando constantemente hacerlo lo mejor que podamos.

Tomemos conciencia de lo que puede hacer nuestro amor por ellos. Al amarlos fortalecemos nuestro propio espíritu y a la vez ellos crean su propia fortaleza espiritual. Padres e hijos debemos crear un vínculo, que traspase lo físico, un enlace alma con alma, que ni la muerte logre interrumpir. Porque no somos padres e hijos hasta que la muerte nos separa sino POR SIEMPRE.

No nos preocupemos por nuestros errores, esos ahí están, algunos los superamos y otros no, concentrémonos en nuestra fortaleza espiritual, es la que nos ayudará a crecer y a que los demás crezcan. Busquemos crear en nuestra mente paz y felicidad cuando compartimos y estamos con nuestros hijos, con nuestro amor y actitud podemos darle la mejor de las herencias: La fortaleza espiritual. Necesaria para crecer espiritualmente, nos nutre y nos permite conectarnos con la fuente eterna de luz y de paz.

Ser padre, no lo dan lo genes, o la sangre o mantener económicamente a los hijos, ser padre nos lo da la capacidad de amar a nuestros hijos. Los hijos crecen en el corazón. Si sientes que se expande, que genera explosiones de amor, si vibra el amor en tu alma al pensar en tu hijo, entonces FELIZ DIA DEL PADRE SIEMPRE


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