La defensa contra el coronavirus en la región serrana del sur del estado, se hace con más voluntad que recursos. Es aquí donde el promedio de camas de hospital por habitantes está a un tercio del promedio nacional. La diseminación ubica dos mil comunidades pobladas un 70 por ciento por personas de etnias indígenas, lo que hace que el problema preventivo tenga mayores retos. Guachochi ya registró cuatro casos de Covid-19. Por lo que las medidas preventivas se han agudizado al igual que Guadalupe y Calvo y Balleza, por ser territorios colindantes.
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El cómo mantener su municipio libre de coronavirus es una incertidumbre con la que amanece y se acuesta el alcalde Noel Chávez Velázquez, de Guadalupe y Calvo. Su municipio es parte del otrora “Triángulo dorado” de la droga; empero, más que el estigma del narcotráfico la pobreza extrema es la característica que más se comparte y la que menos se atiende.
En tanto que Arturo Medina, de Balleza, no muestra una problemática diferente.
Aun cuando su municipio es el que tiene una cercanía mayor con los centros urbanos de apoyo a la atención de casos de coronavirus, esto lo convierte en un arma de dos filos; la migración indígena en busca de trabajo es común y con ello el riesgo de contagio.
Las distancias con los asentamientos indígenas no son diferentes a sus vecinos con los que comparte aislamiento y carencia de infraestructura de comunicación además de pobreza. De las tres municipalidades serranas de la zona sur ésta es la que tiene la condición más endeble en oferta médica. ¡No hay hospital!
Mientras que el alcalde de Guachochi ya supo lo que es tener el problema en casa. Hasta ahora suman cuatro contagios, de los cuales ninguno es de raza indígena. Tres de los afectados son médicos. El temor es la propagación a las comunidades, donde la atención se dificulta, por ello tras conocerse el primer caso de contagio, se activaron las acciones preventivas con las autoridades vecinas.
Para el doctor Arturo Valenzuela, responsable de la Zona Norte del Sistema Estatal de Salud Pública, y uno de los actores principales de la información diaria en torno a las acciones de combate y prevención, asegura que, sí hay atención a las etnias, aunque asegura que el tema es complejo.
El galeno mencionó que es una preocupación la atención a las etnias y aseguró que hay traductores en las distintas unidades médicas del sistema estatal de salud; esto, con el objetivo de orientarlos y además agregó que se hace en varios dialectos.
Aceptó que la problemática de atención a las comunidades indígenas en estado y particularmente de la zona sur, es compleja por su dispersión, pero al mismo tiempo consideró que esta condición es a la vez una ventaja porque “enlentece” la velocidad de dispersión.
LA DEUDA PERMANENTE DE INFRAESTRUCTURA Y ATENCIÓN MÉDICA
En la zona serrana, en promedio, hay una cama de hospital por cada 2 mil 246 habitantes, condición que está por debajo de la media nacional que es de 1.5 cada mil. Es decir, se ofrece menos de un tercio de lo que hay en el promedio nacional, la proporción sugerida por índex implicaría que la oferta fuera de 3.3 camas por cada 2 mil 246 habitantes.
Así de crudo es el diagnóstico hospitalario de la sierra de frente a la escalada de contagios que ya llegó a estos sitios. Otra adversidad es lo intrincado y diseminado de la población. Se calcula que hay más de dos mil asentamientos en los tres municipios, compuestos un 70 por ciento por personas de las etnias asentadas en esos sitios.
De acuerdo a un diagnóstico sobre la infraestructura médica se ubican 10 centros para atender la salud en Balleza, Guachochi y Guadalupe y Calvo. Y solamente dos son hospitales.
Con este inventario se debe atender a una población potencial de alrededor de 137 mil habitantes. Existe una disponibilidad de 61 camas; es decir una por cada 2 mil 246 habitantes. Esta es la configuración habitual del servicio público de salud, no ha cambiado pese a los agravantes como el Covid 19, del que en Guachochi reporta ya cuatro casos.
BALLEZA, EL MÁS CERCANO Y EL DE MENOR INFRAESTRUCTURA
El detalle por municipio indica que Balleza, con una población de 14 mil habitantes, de ellos 11 mil 200 son indígenas. Hay cuatro clínicas de atención médico familiar, pero son consultorios y están equipados con cuatro camas movibles que no pueden ser inventariadas como de hospital. La atención es de primer nivel; sólo ofrece servicio médico de consultas y urgencias. En promedio se atienden 12 pacientes al día, se cuenta con dos doctores de planta, dos pasantes y cuatro enfermeros.
El alcalde Medina advirtió que si se llega a una contingencia se tendría que trasladar a los enfermos. Se va a desinfectar el gimnasio municipal por si se ofrece para aislamiento, ya que, dijo, son insuficientes los hospitales. Además del hospital de Balleza, las otras clínicas están en El Terrero, La Magdalena, Baquiriachi y El Vergel. Además en la cabecera hay dos consultorios particulares.
Pese a la gran migración a Estados Unidos, por ahora está fuera de los contagios. El edil se mostró temeroso de los usos y costumbres de los indígena, que es la que considera más vulnerable. Hay Rarámuris que migran a la pisca de nuez y melón a Camargo, Jiménez, Ojinaga y Delicias de donde pueden contraer la enfermedad.
Dijo que la tarea de vigilancia y apoyo es mayor no sólo con recomendaciones, con apoyos como cubrebocas, despensas, frijol y maíz, con una inversión de 1.5 millones.
Adelantó que se tiene muy analizado en caso de presentarse un caso. El procedimiento es reportarlo a la Secretaría de Salud, donde apoyarían con aislamiento y traslado, ya sea a Parral o Chihuahua, así como aislar a las personas que tuvieron contacto con el infectado.
De las acciones preventivas, enumeró los cercos sanitarios, entrega de equipo de limpieza, gel antibacterial, trajes de prevención para los hospitales y campaña permanente de quedarse en casa.
GUACHOCHI: EL PRIMER CONTAGIADO DE LA ZONA, REFUERZA SU PREVENCIÓN
Cuenta con 50 mil personas, de los cuales 30 mil son de origen indígena. tiene un hospital con 32 camas, además dos clínicas familiares. En promedio una cama por cada 1,562 habitantes, aunque muy por debajo del promedio, es el que mejor oferta hospitalaria tiene, aún así, está por debajo del promedio nacional.
La clínica Imss es de segundo nivel. Es la única que cuenta con un espacio para casos, que de hecho, ya fue utilizada. El centro de salud ya preparó un área por si llegara presentarse algún infectado. Existe una clínica Issste, aunque al igual que el centro de salud, son básicamente de consulta familiar. Se cuenta con cuatro consultorios particulares, que al detectar alguna persona con síntomas, lo canalizarían al Sector Salud.
Aquí ya fue alcanzado por el Covid-19. Cuatro casos, tres pertenecen a personal médico.
Daniel Villalobos, encargado de comunicación social, de la Alcaldía, dijo que las personas que llegan a detectar con síntomas les aplican el protocolo: se aíslan, son vigilados las 24 horas; no hay ningún caso hospitalizado, cuatro positivos y aislados.
El Municipio ha reforzado las medidas, enfatizando a las comunidades que se queden en casa, reparten cubrebocas.
A los tarahumaras se les explica en dialecto el problema. La Guardia Nacional ayuda para informar. Se mantienen retenes sanitarios.
GUADALUPE Y CALVO, LA CONNIVENCIA EXTREMA DEL TRIÁNGULO DORADO DEL NARCO Y LA POBREZA
Aquí hay 73 mil habitantes, se estima que 51 mil son de alguna etnia indígena. Para atenderlos hay un hospital con 29 camas, una clínica en Baborigame. Hay una cama por cada 2,517 habitantes. Muy lejano al diagnóstico promedio nacional.
Según el reporte de Index Mundial, un perfil que incluye datos demográficos, gubernamentales y económicos. Con fecha de 2019 en México había 1.5 camas de hospital por cada mil habitantes, promedio que está muy por debajo de la media nacional. Se requerirían 3.7 camas para estar a la par. ¡Ni en sus mejores sueños!
El inventario de la infraestructura hospitalaria y de servicio se complementa con la oferta de atención al sumar en los tres municipios 12 médicos que dan consulta privada.
En suma, los 10 centros de atención médica en la región serrana brindan atención a 137 mil habitantes de los tres municipios, además la población flotante de Sinaloa y Durango, con quienes colindan Guachochi y Guadalupe y Calvo.
Juan Villalba, secretario del sindicato de los trabajadores del Hospital General, se refirió a las amplias zonas del territorio donde se calcula que hay no menos de 1,500 comunidades rurales.
El hospital de segundo nivel, es decir, da hospitalización a enfermos. En Baborigame hay otro, pero sólo es para consultas médicas familiares. Su operación es financiada por el Municipio. Ante la carencia de profesionales de la medicina que acepten establecerse en aquella zona, la atención es asignada a un médico de origen cubano. Las necesidades demandan un hospital completo.
En el municipio hay una pequeña clínica Imss que atiende consultas de medicina familiar y se agregan 6 consultorios privados, los que en un determinado momento canalizarían a enfermos de Covid-19 al Sector Salud.
Desafortunadamente, para la atención de casos no hay mucho avance, ya que aún no se cuenta con un “triage”, es decir, a un médico para la clasificación de enfermedades respiratorias, condición que pone en riesgo de contagio al personal.
Si llega un enfermo de coronavirus al área de urgencias casi todo el personal estará en contacto, ¡es urgente que se instale comité que atienda esos casos!
Son 20 médicos los que trabajan en el hospital y cinco especialistas. El médico general será el que clasifique al enfermo de Covid-19. Se está trabajando en los cercos sanitarios dentro del hospital.
Cuenta con tres respiradores, se tienen instrucciones que los casos que requieren de hospitalización se manden a Chihuahua y en ese sentido están pidiendo se tenga una avioneta para el traslado. Se hacen cinco horas para llegar a Parral y es mucho el riesgo de contagio.
Con relación a la población indígena, consideró: “una de las ventajas es que se encuentran aisladas”, eso disminuye el riesgo.
La Alcaldía ha tomado medidas preventivas, desde que la gente no salga de casas hasta los cercos sanitarios. Hay riesgo con la migración de Culiacán, Sinaloa, pasan los ríos de la comunidad de El Zapote en cuatrimotos o van de día de campo.
