Manuel Sáenz vendedor ambulante del centro tiene que lidiar con las restricciones del semáforo, durante los 7 meses de pandemia ha tenido que ingeniárselas para llevar dinero a su hogar; en semanas pasadas incluso tuvo que trabajar moliendo pastura en un rancho.
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El personaje que narró su historia, todos los días tiene que estar instalado antes de que el reloj dé las 10 de la mañana, ya que es cuando la calle Colegio se vuelve la principal zona comercial de la ciudad.
Don Manuel vende pulseras con nombres grabados, las cuales teje él mismo, y tarda aproximadamente en fabricar 15 minutos, esto si es que no hay existencia que se le solicite.
Con la pandemia del virus mortal, se ha visto afectado su bolsillo, puesto que antes de que comenzara la situación que se vive sacaba aproximadamente 300 pesos en un día bueno.
Actualmente la trama que le toca vivir es adversa según comenta, pues hay días que a duras penas saca lo del gasto, “los 50, 60 pesos”, menciona.
Cada pulsera que vende tiene un costo de 30 pesos y en promoción deja 2 por 50, “pa que salga”, pero en esta pandemia ni así salen, ¿los motivos? La crisis que azota a todo el país.
Señala que durante la situación que vive, ningún programa de gobierno estatal o federal lo ha apoyado, no obstante, se conforma con que no lo hagan cerrar de nuevo.
Los parones que se han dado durante los semáforos rojos han repercutido en todos los vendedores, esto tanto a los que son agremiados a algún sindicato o a los que son independientes, la crisis no ha tenido distinción, asegura don Manuel.
