DAVID PIÑON BALDERRAMA. FOTOS: DANIEL ACOSTA.enviados
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Los plantíos que ayer mismo comenzaron a ser destruidos por elEjército tienen dimensiones de entre una y cinco hectáreas, conmatas pequeñas de menos de un metro y otras de hasta 1.90 metros.Por lo que no fueron sembradas al mismo tiempo, pero en un mayorporcentaje estaban listas para la cosecha, valuada en más de 450millones de pesos en conjunto.
En una operación encabezada por el General de División, DavidGuillén, comandante de la Onceava Región Militar con base enCoahuila, fueron ubicados los sitios de siembra mediantesobrevuelos y reconocimientos terrestres, en una zona de accesorelativamente fácil, a 10 minutos de la cabecera municipal deCoronado.
En sobrevuelos de rutina por la región el pasado jueves, fueronubicados dos cultivos, los de mayores dimensiones, de 5 y 4hectáreas, en los alrededores de la comunidad ubicada al sur de lacabecera municipal que se encuentra en los límites de Chihuahua,colindante con Durango. Al enviar tropas por tierra del 76Batallón de Infantería, asentado en Parral, fueron encontradoslos demás plantíos, en predios más pequeños y dispersos, perodentro de la misma zona.
Desde el viernes comenzaron las labores para asegurar lospredios por unidades militares y fueron enviados más de mediocentenar de soldados del Batallón de Parral para comenzar con sudestrucción, que dio inicio en los plantíos más grandes, en loque se estudiaban el resto de los detectados.
De acuerdo con el reporte de los militares, en este municipio noes habitual la siembra de mariguana en estas dimensiones, queaunque no son las mayores que se han detectado en los últimosaños, sí tiene la particularidad de que se trata de sembradíosque prácticamente están a la vista de pobladores y automovilistasque transitan por brechas y carreteras de la región.
Éste es uno de los de los 41 municipios, de 67 que tiene elestado, que atiende, revisa y patrulla la 42 Zona Militar con sedeen Parral, Chihuahua, y aunque realiza recorridos constantes porbrechas y carreteras, además de sobrevuelos de vigilancia, nohabía detectado estos cultivos hasta ahora que algunos de losplantíos alcanzaron dimensiones detectables desde el aire.
NADIE SABE DE QUIÉN SON
Uno de los 22 plantíos encontrados en Villa Coronado se puedever desde la carretera aunque puede confundirse con algún otrocultivo, pues se encuentra detrás de matas de maíz que estáncasi listas para cosecharse. Otro está rodeado por un costado deplantas de calabaza y otros más se encuentran entre pequeñashuertas de nogales de 8 ó 10 años de vida.
En el pueblo de Las Pilas, a unas 5 horas de la capital delestado, se encuentran los ejidos de San Andrés y Tataca, cuyastierras fueron invadidas o rentadas por quienes ordenaron lasiembra del enervante, que de acuerdo al personal militar, es másdifícil de localizar en zonas como estas, debido a que seconfunden con los cultivos lícitos.
Los pobladores sólo ven pasar los vehículos militares yseñalan que desconocen de quién son esas plantaciones, puesalgunos aseguran que ni siquiera sabían lo que estaba sembrado,pese a que en algunos puntos el fuerte olor de la hierba delata supresencia.
Otros apuntan que son tierras ejidales y que sabían que estabasembrada marihuana, pero además de que desconocen quién lassembró, no denunciaron para no meterse en problemas con los gruposdelincuenciales que operan en esta región, en la que no eshabitual la siembra del enervante, aunque si se detectan uno o dosplantíos al año, en algunos casos descaradamente a la orilla dela carretera.
En la cabecera municipal de Coronado comenzó a correr lanoticia del hallazgo apenas, pues los pobladores, pese a lo cercanoque se encontraban los plantíos, desconocían que existieran,aunque saben o han oído leyendas de productores de drogas en lazona, que cultivan mariguana y amapola y la transportan en camionesrumbo a Parral o Jiménez. Pero no tienen más datos aparte de lasgeneralidades de los grupos que mantienen la disputa por pueblos ycomunidades, los mismos que tienen presencia en todo el estado.
MARIHUANA ENTRE EL MAÍZ
Desde lo alto de un cerro alcanzan a verse algunos lunares másverdes que otros, rodeando las labores de Las Pilas. Desde unavión, asegura el General Guillén, los observadores puedenconfundir estos plantíos con otros cultivos lícitos, pues es unazona de gran producción agrícola, que se ubica en las cercaníasdel río Florido y la presa Pico de Águila.
Algunos de los predios tienen un surco de maíz y otro demariguana, alternados; otros son pequeños terrenos rodeados deotros cultivos, por lo que fue necesaria la inspección en tierratras la detección de los dos más grandes, uno de 55 mil metroscuadrados y otro de 38 mil metros cuadrados. Fueron estos plantíoslos que llevaron, en la inspección terrestre, a la detección delos otros 20, entreverados con los cultivos legales.
En el predio de cinco hectáreas, a las matas les faltaban unosdías para ser cosechadas, pues estaban por alcanzar la altura yespesor necesario para ponerse a secar y posteriormente empacarse ycomercializarse.
En el plantío de casi cuatro hectáreas, las matas estabanlistas para su cosecha, que de acuerdo a los elementos militaressería en estos días. “Si nos tardamos una semana o 10 díasmás, seguro ya no encontramos nada”, dice uno de lossoldados.
En estos predios puede observarse que la siembra fue mecanizada,según las huellas de los surcos y la preparación para el riegode las plantas, diferentes a los cultivos manuales y rudimentariosque se utilizan en zonas más alejadas y de difícil acceso queexisten en la sierra.
Para estas plantas estaba por llegar su cosecha, que se suponetambién puede ser mecanizada, pues se corta completa y se lleva asecar a otra parte, en algunos casos en lugares cálidos pero bajotecho para no ser detectada, para después de eso ser empacada yvendida.
LA GENTE NO DENUNCIA; TIENE MIEDO
El general comandante de la Onceava Región Militar, DavidGuillen, señala que en casos como estos, en los que lossembradíos están prácticamente a la vista de todos, es difícilque la gente denuncie o aporte pistas sobre los propietarios de lassiembras, pues tienen miedo y se entiende, son los métodos queusan los criminales para producir la droga.
Ante las detecciones, señala, el Ejército no investiga elorigen de los sembradíos, ni a la población en los alrededores,pues el hecho se consigna ante el Ministerio Público Federal conla denuncia correspondiente y es la autoridad civil la que seencarga de las investigaciones.
Lo importante, asienta, es la destrucción del enervante y queno llegue este veneno al mercado, donde, afirma, se puede estimarun costo de 450 millones de pesos en alrededor de 15 millones dedosis de marihuana, de acuerdo a los estudios e investigaciones delas autoridades civiles y militares sobre el consumo de drogas enel país.
El mando militar considera que los trabajos de destrucciónllevarán unas dos semanas, con las fuerzas de la 42 Zona Militar ydel 76 Batallón de Infantería, ambos asentados en Parral, cuyosmandos, el general brigadier Alejandro Vázquez Flores y el coronelVicente Javier Mandujano, coordinaron las labores deerradicación.
Dice que según los cálculos en tierra, la producción pormetro cuadrado y por hectárea, se puede inferir que se dejaron deproducir unos 30 mil kilos de mariguana, lo que abona a las metasdel eje rector federal “México en Paz”, orientado a atender demanera oportuna necesidades como estas, que consiste en sacar delmercado cantidades fuertes de enervantes para que no lleguen aconsumidores habituales ni generen nuevos adictos.
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