La mañana del 18 de septiembre de 2017 en la ciudad de Ciudad de Chihuahua, María Yésica Corpus Moreno llegó a su casa después de una jornada de trabajo, para encontrar que su hija Alondra de 9 años no estaba en su cuarto. En el lugar se encontraban sus zapatos y el resto de sus pertenencias. Había sido sustraída durante la noche.
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Desde entonces, han pasado 2362 días, Alondra Nolasco, quien era descrita como una niña activa, alegre y cariñosa, permanece en calidad de desaparecida y el principal sospechoso del crimen permanece sin ser capturado. Mientras el cargo del fiscal General del Estado de Chihuahua ha pasado por las manos de César Peniche, Roberto Fierro y César Jáuregui.
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Tras la desaparición de Alondra, inició una búsqueda desesperada por parte de familiares, amigos y voluntarios. Las primeras dos semanas realizaron los rastreos y búsqueda de la menor. Después la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razones de Género y a la Familia del estado de Chihuahua (FEM) se encargó de hacer nuevos rastreos, sin obtener resultados positivos.
La desaparición
Yesica Corpus, como muchas mujeres de Chihuahua, trabaja en una maquiladora y se veía obligada a dejar a sus hijos solos durante la noche, ya que estaba en el turno nocturno de 23:00 a 06:00 horas, al llegar a su casa el 18 de septiembre se dio cuenta de que Alondra no estaba.
De acuerdo al testimonio de Yésica, los niños se durmieron tarde y no sintieron nada. Recuerda que el día anterior, el domingo 17 de septiembre, se fueron al centro de la ciudad y llegaron tarde a la casa, por lo que les dio de cenar y los dejó comiendo, dándoles la instrucción de que se durmieran temprano.
A las 21:00 horas, Yesica salió de su vivienda en la colonia Vistas del Norte, rumbo a su trabajo. Durante ese lapso, Ramiro Córdova Cárdenas habría entrado a la casa donde sólo se encontraban los menores, y se habría llevado a Alondra.
Por la mañana, cuando Yésica regresó, al no ver a la niña, preguntó quién había estado en la casa y los niños le respondieron que Ramiro, quien había sido pareja de la abuela de los menores y seguía siendo amigo de la familia.
El presunto responsable
“Yo no sabía que el señor iba a venir. Pensé que iban a ver la tele y a dormir”, declaró Yésica en una entrevista para El Heraldo de Chihuahua en febrero del 2018.
“Era una persona muy allegada y conocida. Tenía un año de haber terminado la relación sentimental con mi mamá. Fueron 7 años de verlo como abuelo”, precisó Jesica.
A pesar de que siempre, se les explicó a los niños que Ramiro no era su abuelo, era una persona querida para la familia y se le tenía confianza. De manera que cuando llegaba se estacionaba afuera de la vivienda color naranja, y los niños salían y se subían al carro a oír música.
Ramiro era cobrador de una empresa dedicada a la venta de muebles en abonos, por lo que cuando andaba por la zona llegaba un rato a platicar con los menores hijos de Jesica. “Cuando llegaba a venir las niñas salían a recibirlo”.
En un principio, Ramiro incluso participó en la búsqueda de Alondra. Sin embargo, por el testimonio de los niños que lo señalaron como la última persona que estuvo a lado de la desaparecida, pronto se le identificó como el principal sospechoso.
Después de ser interrogado por la Fiscalía, fue dejado en libertad. Pero cuando lo citaron a un segundo interrogatorio ya no acudió. Se supo que renunció a su trabajo y huyó.
Prófugo
El vehículo del presunto culpable fue asegurado por las autoridades. Y en él se encontraron rastros de sangre, mismos que fueron analizados dando como resultado que contenían ADN de Alondra.
En posteriores cateos al domicilio de Ramiro se localizaron restos óseos calcinados, de los que no se pudo comprobar si pertenecían o no a la desaparecida. Y sobre se ofreció una recompensa de 100 mil pesos a quien ofreciera información que llevara a su captura.
Además hubo indicios de que Ramiro se encontraba en la ciudad de Cuauhtémoc, donde recibió ayuda económica de sus hijos, pero tampoco fue localizado por las autoridades. Después se dijo que se encontraba en algún lugar de la Sierra Tarahumara escondido entre Chihuahua y Sinaloa. Hasta la fecha se desconoce su paradero.
El dolor de una madre
María Yésica Corpus Moreno, Madre de Alondra, falleció el 14 de octubre de 2021, a causa de una leucemia linfoblástica. Buscando a su hija hasta sus últimos días, y dedicando sus energías a repartir volantes con la pesquisa.
A pesar de su fallecimiento, la lucha y el dolor de Yésica Corpus siguen representando a miles de familias en México que han sido víctimas de la desaparición de uno de sus miembros. “Ha sido muy difícil dormir, tenía miedo que al despertar ya no estuvieran. Sigue siendo difícil, la incertidumbre me invade y los miedos me agobian”, señaló en su entrevista de 2018.
También le dirigió palabras al presunto responsable: “¡Sólo le pido que me la regrese! Si no tiene el valor de traerla hasta la casa de donde se la llevó que la deje donde personas la encuentren y pueda regresar a nuestros brazos”.
Además lanzó un poderoso llamado a las autoridades, que hasta la fecha han fallado en traer justicia para este caso: “Que no quede como muchos casos de desaparición, que con el tiempo se van olvidando, mientras que la familia se va muriendo”.
Nota publicada originalmente en El Heraldo de Chihuahua