/ martes 21 de mayo de 2019

Cada uno cavando su tumba

Pocas verdades tan reales como la del refrán que dice: “está cavando su propia tumba” Todos morimos sin escapatoria, pero algunos están mas desesperados que otros por hacerlo. Aunque cada quien agarra la pala y empieza a hacer su propio hoyo donde ha de enterrarse, unos lo hacen respirando profundo y lentamente y otros de manera frenética y desenfrenada. Otros se equivocan en el lugar o en el tiempo, o le atinan o tienen un golpe de suerte. Y si quiere puede hacerse responsable de sus propias acciones.

Cava su tumba el deportista, que excede en ejercicio hasta tronar su corazón. Cava su tumba el diabético que se enoja porque no hay otra coca cola con pan en la mesa. O por el contrario cava su tumba quien en su afán de verse a la moda deja de comer hasta quedar en los huesos. Cavan su tumba los trabajadores que encuentran su sentido existencial en no perder tiempo ni un momento para descansar. Cava su tumba la madre que por amor se desvela por sus hijos hasta perder la tranquilidad y muere en su locura de amor. Y la lista no tiene fin en cuanto diferentes tipos de personas cavando diferentes tipos de tumbas.

También la humanidad cava su tumba, tiene la tecnología para hacer la vida más sencilla pero se vuelve esclava de las maquinas. Reconoce y ama el planeta donde habita pero también lo llena de basura y muerte. Cava su tumba el ecologista que con conciencia recoge la basura tirada a la orilla de la playa mientras una fábrica de algún empresario millonario cavando su tumba con pala de oro, descarga toneladas de desperdicios en los océanos.

El que tiene estrés busca más trabajo, el que tiene azúcar busca dulces, el que tiene esposa busca amante. Así cada quien cavando su tumba. Queramos o no, somos consecuencia de nuestras acciones y lo que nos lleva a la meta también nos va destruyendo en el camino. Nuestras decisiones pueden jugarnos bromas pesadas y jugar con nosotros y cuando nos creemos más libres y orgullosos de lo que hemos logrado, estamos a un lado de nuestra lapida observando nuestro nombre y epitafio. La fuerza del destino ejerce su poder sobre nosotros como una maquina ultra poderosa que sin darnos cuenta nos controla. Lo bueno de este enfoque fatalista es que nos libera de tomar buenas o malas decisiones ya que simplemente son, sin etiquetas. Por otro lado también si estamos cavando cada quien nuestra tumba, al menos veamos si podemos elegir cuándo, dónde, cómo, con qué, para qué, con quién.

Pocas verdades tan reales como la del refrán que dice: “está cavando su propia tumba” Todos morimos sin escapatoria, pero algunos están mas desesperados que otros por hacerlo. Aunque cada quien agarra la pala y empieza a hacer su propio hoyo donde ha de enterrarse, unos lo hacen respirando profundo y lentamente y otros de manera frenética y desenfrenada. Otros se equivocan en el lugar o en el tiempo, o le atinan o tienen un golpe de suerte. Y si quiere puede hacerse responsable de sus propias acciones.

Cava su tumba el deportista, que excede en ejercicio hasta tronar su corazón. Cava su tumba el diabético que se enoja porque no hay otra coca cola con pan en la mesa. O por el contrario cava su tumba quien en su afán de verse a la moda deja de comer hasta quedar en los huesos. Cavan su tumba los trabajadores que encuentran su sentido existencial en no perder tiempo ni un momento para descansar. Cava su tumba la madre que por amor se desvela por sus hijos hasta perder la tranquilidad y muere en su locura de amor. Y la lista no tiene fin en cuanto diferentes tipos de personas cavando diferentes tipos de tumbas.

También la humanidad cava su tumba, tiene la tecnología para hacer la vida más sencilla pero se vuelve esclava de las maquinas. Reconoce y ama el planeta donde habita pero también lo llena de basura y muerte. Cava su tumba el ecologista que con conciencia recoge la basura tirada a la orilla de la playa mientras una fábrica de algún empresario millonario cavando su tumba con pala de oro, descarga toneladas de desperdicios en los océanos.

El que tiene estrés busca más trabajo, el que tiene azúcar busca dulces, el que tiene esposa busca amante. Así cada quien cavando su tumba. Queramos o no, somos consecuencia de nuestras acciones y lo que nos lleva a la meta también nos va destruyendo en el camino. Nuestras decisiones pueden jugarnos bromas pesadas y jugar con nosotros y cuando nos creemos más libres y orgullosos de lo que hemos logrado, estamos a un lado de nuestra lapida observando nuestro nombre y epitafio. La fuerza del destino ejerce su poder sobre nosotros como una maquina ultra poderosa que sin darnos cuenta nos controla. Lo bueno de este enfoque fatalista es que nos libera de tomar buenas o malas decisiones ya que simplemente son, sin etiquetas. Por otro lado también si estamos cavando cada quien nuestra tumba, al menos veamos si podemos elegir cuándo, dónde, cómo, con qué, para qué, con quién.

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