/ lunes 1 de marzo de 2021

Andrés Corral, el primero de los tres obispos de la Diócesis de Parral

Le siguió Eduardo Carmona quien estuvo en el cargo hasta el 2019; el tercero será don Mauricio Urrea Carrillo, quien será ordenado el próximo 19 de marzo

Parral, Chih.- Una tarde fría del 4 de Noviembre de 1992, Parral fue erigida como nueva diócesis por la bula “Qui de Eclesiis”, del Papa San Juan Pablo II.

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Una enorme multitud de fieles, y un buen número de obispos y sacerdotes se congregaron en el Lienzo Charro de Parral, para presenciar el importante acontecimiento. De acuerdo al protocolo, no habría ordenación de obispo, ya que la nueva diócesis sería encomendada a un obispo ya ordenado, procedente del vecino Durango. Se trataba del Excmo. Sr. Don José Andrés Corral Arredondo, auxiliar de Durango, pero oriundo de Coloradas, municipio De Guadalupe y Calvo, Chihuahua, y nacido en ese lugar un 30 de Noviembre de 1946; contaba con 46 años de edad.

Fue en mayo de 1992, cuando fue anunciada su elección como primer Obispo de la nueva diócesis. Su llegada a Parral, todavía se difirió por seis meses, dando tiempo a una preparación cuidadosa del acontecimiento. Como representante del Papa fungió el Nuncio Apostólico Girólamo Prigione, quien por razones climáticas arribó a Parral con cuatro horas de retraso.

Foto: Archivo | El Sol de Parral

El territorio que el nuevo Obispo debería asumir para hacerlo objeto de sus cuidados pastorales (43 mil 674 Km.2), se desmembraba de la Arquidiócesis de Chihuahua. Asumía, también, en su territorio una parte más pequeña de la Diócesis de la Tarahumara.

En la bula de erección, el Santo Padre recomendaba al nuevo obispo una atención esmerada al clero, pero más que nada se insistía en la atención a las vocaciones sacerdotales, y en consecuencia, en la creación del Seminario Diocesano. Esta preocupación era de primordial importancia, ya que la nueva diócesis sólo contaba con once sacerdotes diocesanos y con la cooperación de los padres franciscanos, que a la sazón atendían tres parroquias.

A escasos nueve meses de fundada la Diócesis, el 13 de Septiembre de 1993, se inauguró el Seminario Diocesano en ciudad Jiménez, Chih. La mayoría de los actuales sacerdotes diocesanos recibieron su formación básica en esta institución. En el año 2003, contando ya con un nuevo edificio, el seminario se trasladó a la exhacienda de Sombreretillo, localidad cercana a Parral.

El clero de la Diócesis de Parral, está -casi en su totalidad- formado por sacerdotes jóvenes. Se trata de una generación ilusionada, que necesita de especial atención, traducida ésta en acompañamiento. No siempre lo han tenido. De ahí se derivan situaciones de perplejidad y desconcierto, que en ocasiones generan situaciones de desilusión, y que pueden constituirse en tentaciones a la defección.

Después de algunos iniciales escarceos, se integró finalmente el Tribunal Eclesiástico Diocesano, institución que se escalona, de arriba a abajo por el obispo, que es por oficio el juez supremo de las causas judiciales, por el vicario judicial, el defensor del vínculo y seis jueces. Este tribunal se encarga de las causas judiciales, de modo especial de las causas matrimoniales.

Desde un principio, fue preocupación del obispo la elaboración de un plan pastoral. Para lograr este fin, se nombró una comisión, cuya finalidad era iniciar los trabajos sobre este particular. De parte de algunos sacerdotes, se propuso tratar en un apartado especial el capítulo de la disciplina del clero. La idea no prosperó. A la primera comisión, sucedió una segunda, que se dio a la tarea –ardua, por cierto- de atacar con decisión la elaboración de dicho plan. Fue en el XV aniversario de la diócesis, cuando éste se entregó. Se insistió de manera especial en la elaboración del plan parroquial de pastoral, en la formación de los consejos parroquiales dotados de sus estatutos correspondientes. También se trabajó en la unificación de los diseños de las pláticas pre-sacramentales, sin resultados satisfactorios en este renglón.

Foto: Javier Cruz | El Sol de Parral

Muchos han sido los frutos en este caminar diocesano en esos primeros años como el aumento de sacerdotes, la presencia de diáconos permanentes, catequistas y jóvenes más organizados, así como movimientos eclesiales. También el impulso a la evangelización por parte del sistema integral de nueva evangelización marcó la primera década diocesana con el aumento de pequeñas comunidades y los congresos realizados en el antiguo estadio de beisbol “Valente Chacón”, y los que le sucedieron ya con fecha de noviembre en el Gimnasio Parral.

La muerte de don Andrés el 24 de diciembre de 2011 nos sorprendió a todos. Fue una noticia tremenda, que en vísperas de celebrar el nacimiento del hijo de Dios, con su cuerpo presente en catedral, diéramos el adiós a nuestro primer pastor que nos acompañó por 19 años. La santa sede inmediatamente proveyó de un administrador apostólico, siendo el arzobispo de Chihuahua, don Constancio Miranda W. quien con frecuencia visitó la diócesis para arreglar asuntos urgentes, incluso ordenando a dos presbíteros que ya estaban cercanos a dicho evento.

El 27 de Junio de 2012 salió el anuncio del segundo obispo para Parral, don Eduardo Carmona Ortega, originario de la ciudad de México y hasta ese momento obispo de Puerto Escondido, Oaxaca. Ahora llegaba un obispo con ocho años de experiencia a pastorear a la diócesis que casi cumplía sus dos décadas de existencia.

El 25 de Julio, fiesta del Apóstol Santiago, llegó a nuestras tierras don Eduardo. Organizado y muy dedicado, tomó las riendas de la diócesis empezando a guiar y resolver los asuntos más urgentes. Después de conocer la realidad de los tres decanatos: Jiménez, Sierra y Parral, envió a un equipo de sacerdotes y religiosas para impulsar lo que sería el tercer plan para la Diócesis. Después de realizar varias asambleas y de redireccionar los trabajos, en 2018 se publicó el documento final con una vigencia de cinco años, para involucrar a todos los agentes de pastoral en una marcada sinergia de estructura pastoral.

Además de seguir con varias iniciativas recibidas en herencia, como el Radioteletón, y la colaboración de Radio Familia, creó un nuevo centro de rehabilitación femenino, Santa María Magdalena, para hospedar a mujeres que con la ayuda espiritual, pudieran salir de sus adicciones.

Foto Cortesía del Centro de Rehabilitación Santa María Magdalena

Hay que destacar que don Eduardo también impulsó mucho la formación de los sacerdotes, para que hicieran especialidades en Roma, España y la Ciudad de México, así como cursos de verano para los seminaristas.

Sin embargo, el 6 de noviembre de 2019, llegaron nuevamente noticias de Roma, nombrando a don Eduardo obispo coadjutor de la diócesis de Córdoba, Veracruz; quedando como administrador apostólico de Parral mientras fuera sede vacante. El 1 de enero dejó estas tierras norteñas, para seguir su ministerio episcopal en tierras más cálidas desde el 3 de enero de ese año.

Fue hasta el 21 de noviembre del año pasado que habló nuevamente Roma, y se anunciaba que Don Mauricio Urrea Carrillo, sacerdote del clero de Nogales, Sonora; sería el tercer obispo de Parral, quien será ordenado en esta ciudad en la catedral de Nuestra Señora de Guadalupe el próximo 19 de marzo, solemnidad de Señor San José, patrono universal de la Iglesia, de esta ciudad y nuestro seminario. A él y a nuestro pueblo en el sur del estado grande, nos tocará seguir escribiendo esta historia.

Parral, Chih.- Una tarde fría del 4 de Noviembre de 1992, Parral fue erigida como nueva diócesis por la bula “Qui de Eclesiis”, del Papa San Juan Pablo II.

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Una enorme multitud de fieles, y un buen número de obispos y sacerdotes se congregaron en el Lienzo Charro de Parral, para presenciar el importante acontecimiento. De acuerdo al protocolo, no habría ordenación de obispo, ya que la nueva diócesis sería encomendada a un obispo ya ordenado, procedente del vecino Durango. Se trataba del Excmo. Sr. Don José Andrés Corral Arredondo, auxiliar de Durango, pero oriundo de Coloradas, municipio De Guadalupe y Calvo, Chihuahua, y nacido en ese lugar un 30 de Noviembre de 1946; contaba con 46 años de edad.

Fue en mayo de 1992, cuando fue anunciada su elección como primer Obispo de la nueva diócesis. Su llegada a Parral, todavía se difirió por seis meses, dando tiempo a una preparación cuidadosa del acontecimiento. Como representante del Papa fungió el Nuncio Apostólico Girólamo Prigione, quien por razones climáticas arribó a Parral con cuatro horas de retraso.

Foto: Archivo | El Sol de Parral

El territorio que el nuevo Obispo debería asumir para hacerlo objeto de sus cuidados pastorales (43 mil 674 Km.2), se desmembraba de la Arquidiócesis de Chihuahua. Asumía, también, en su territorio una parte más pequeña de la Diócesis de la Tarahumara.

En la bula de erección, el Santo Padre recomendaba al nuevo obispo una atención esmerada al clero, pero más que nada se insistía en la atención a las vocaciones sacerdotales, y en consecuencia, en la creación del Seminario Diocesano. Esta preocupación era de primordial importancia, ya que la nueva diócesis sólo contaba con once sacerdotes diocesanos y con la cooperación de los padres franciscanos, que a la sazón atendían tres parroquias.

A escasos nueve meses de fundada la Diócesis, el 13 de Septiembre de 1993, se inauguró el Seminario Diocesano en ciudad Jiménez, Chih. La mayoría de los actuales sacerdotes diocesanos recibieron su formación básica en esta institución. En el año 2003, contando ya con un nuevo edificio, el seminario se trasladó a la exhacienda de Sombreretillo, localidad cercana a Parral.

El clero de la Diócesis de Parral, está -casi en su totalidad- formado por sacerdotes jóvenes. Se trata de una generación ilusionada, que necesita de especial atención, traducida ésta en acompañamiento. No siempre lo han tenido. De ahí se derivan situaciones de perplejidad y desconcierto, que en ocasiones generan situaciones de desilusión, y que pueden constituirse en tentaciones a la defección.

Después de algunos iniciales escarceos, se integró finalmente el Tribunal Eclesiástico Diocesano, institución que se escalona, de arriba a abajo por el obispo, que es por oficio el juez supremo de las causas judiciales, por el vicario judicial, el defensor del vínculo y seis jueces. Este tribunal se encarga de las causas judiciales, de modo especial de las causas matrimoniales.

Desde un principio, fue preocupación del obispo la elaboración de un plan pastoral. Para lograr este fin, se nombró una comisión, cuya finalidad era iniciar los trabajos sobre este particular. De parte de algunos sacerdotes, se propuso tratar en un apartado especial el capítulo de la disciplina del clero. La idea no prosperó. A la primera comisión, sucedió una segunda, que se dio a la tarea –ardua, por cierto- de atacar con decisión la elaboración de dicho plan. Fue en el XV aniversario de la diócesis, cuando éste se entregó. Se insistió de manera especial en la elaboración del plan parroquial de pastoral, en la formación de los consejos parroquiales dotados de sus estatutos correspondientes. También se trabajó en la unificación de los diseños de las pláticas pre-sacramentales, sin resultados satisfactorios en este renglón.

Foto: Javier Cruz | El Sol de Parral

Muchos han sido los frutos en este caminar diocesano en esos primeros años como el aumento de sacerdotes, la presencia de diáconos permanentes, catequistas y jóvenes más organizados, así como movimientos eclesiales. También el impulso a la evangelización por parte del sistema integral de nueva evangelización marcó la primera década diocesana con el aumento de pequeñas comunidades y los congresos realizados en el antiguo estadio de beisbol “Valente Chacón”, y los que le sucedieron ya con fecha de noviembre en el Gimnasio Parral.

La muerte de don Andrés el 24 de diciembre de 2011 nos sorprendió a todos. Fue una noticia tremenda, que en vísperas de celebrar el nacimiento del hijo de Dios, con su cuerpo presente en catedral, diéramos el adiós a nuestro primer pastor que nos acompañó por 19 años. La santa sede inmediatamente proveyó de un administrador apostólico, siendo el arzobispo de Chihuahua, don Constancio Miranda W. quien con frecuencia visitó la diócesis para arreglar asuntos urgentes, incluso ordenando a dos presbíteros que ya estaban cercanos a dicho evento.

El 27 de Junio de 2012 salió el anuncio del segundo obispo para Parral, don Eduardo Carmona Ortega, originario de la ciudad de México y hasta ese momento obispo de Puerto Escondido, Oaxaca. Ahora llegaba un obispo con ocho años de experiencia a pastorear a la diócesis que casi cumplía sus dos décadas de existencia.

El 25 de Julio, fiesta del Apóstol Santiago, llegó a nuestras tierras don Eduardo. Organizado y muy dedicado, tomó las riendas de la diócesis empezando a guiar y resolver los asuntos más urgentes. Después de conocer la realidad de los tres decanatos: Jiménez, Sierra y Parral, envió a un equipo de sacerdotes y religiosas para impulsar lo que sería el tercer plan para la Diócesis. Después de realizar varias asambleas y de redireccionar los trabajos, en 2018 se publicó el documento final con una vigencia de cinco años, para involucrar a todos los agentes de pastoral en una marcada sinergia de estructura pastoral.

Además de seguir con varias iniciativas recibidas en herencia, como el Radioteletón, y la colaboración de Radio Familia, creó un nuevo centro de rehabilitación femenino, Santa María Magdalena, para hospedar a mujeres que con la ayuda espiritual, pudieran salir de sus adicciones.

Foto Cortesía del Centro de Rehabilitación Santa María Magdalena

Hay que destacar que don Eduardo también impulsó mucho la formación de los sacerdotes, para que hicieran especialidades en Roma, España y la Ciudad de México, así como cursos de verano para los seminaristas.

Sin embargo, el 6 de noviembre de 2019, llegaron nuevamente noticias de Roma, nombrando a don Eduardo obispo coadjutor de la diócesis de Córdoba, Veracruz; quedando como administrador apostólico de Parral mientras fuera sede vacante. El 1 de enero dejó estas tierras norteñas, para seguir su ministerio episcopal en tierras más cálidas desde el 3 de enero de ese año.

Fue hasta el 21 de noviembre del año pasado que habló nuevamente Roma, y se anunciaba que Don Mauricio Urrea Carrillo, sacerdote del clero de Nogales, Sonora; sería el tercer obispo de Parral, quien será ordenado en esta ciudad en la catedral de Nuestra Señora de Guadalupe el próximo 19 de marzo, solemnidad de Señor San José, patrono universal de la Iglesia, de esta ciudad y nuestro seminario. A él y a nuestro pueblo en el sur del estado grande, nos tocará seguir escribiendo esta historia.

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