Memorias de Chihuahua
Durante una extensa parte del confuso siglo XIX mexicano, la leva fue una actividad verdaderamente obligatoria y necesaria para integrar cuerpos de milicia que defendieran los intereses del país. Estos ejércitos se componían de hombres jóvenes, en su mayoría solteros, con buena salud y sin ejercer algún trabajo u oficio que se considerara relevante para la administración pública o el suministro de alimentos.
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La leva era una circunstancia temida por todos, pues se trataba de un reclutamiento forzoso de personas para ir a la guerra, algunos de estos individuos pelearon contra los estadounidenses, contra los franceses y los pueblos indígenas que se revelaban, pero sobre todo, contra otros mexicanos que poseían o no una ideología diferente, en esa dicotomía antagónica de lo liberal o lo conservador.
El caso que hoy les compartimos en Memorias de Chihuahua es el de María Gerónima Gándara, una mujer vecina del Parral que suplicó a las autoridades republicanas que liberaran a su marido de la leva porque este era un hombre de familia, un hombre útil para la sociedad y además, un hombre que cargaba con una enfermedad.
Gerónima imploró al Jefe de la Primera Brigada de la División de Chihuahua, mediante una carta, que permitieran a su marido volver, no sólo por lo antes expuesto, sino también a causa de tener cuatro niñas en casa, todas menores de edad y una de ellas muriéndose al no conseguir el alimento suficiente para apagar el hambre.
Relató que la noche del 21 de julio de 1866 ellos se llevaron a Guillermo Álvarez, su esposo, quien se desempeñaba como sirviente de Pedro Villegas, un vecino acaudalado también del Parral. Sin embargo, alegó que el hombre no estaba en condiciones para ser reclutado en primer lugar porque tenía familia a la cual mantener y en segundo, a causa de una enfermedad que este padecía.
La mujer dijo que la declaración manifestada en su oficio era verdadera, que de tal manera apelaba a la buena voluntad del jefe militar, refiriéndose a él como padre del pueblo y defensor de la humanidad. Asimismo pidió que se levantara una comisión para valorar las condiciones que se vivían en su hogar; “mi desventurada situación”, según expresó.
En dicho texto que se conserva en el Archivo Histórico del Municipio de Hidalgo del Parral, también se suma la certificación que hace el Jefe Político Interino del Distrito Hidalgo, José Velázquez, quien indicó que efectivamente Guillermo Álvarez era un hombre de bien, “cargado de familia” y sirviente del señor Villegas.
Todo el país se encontraba en conflicto, México se debatía entre el Imperio y la República, al esposo de Gerónima le tocó experimentar la mala fortuna de ser incorporado a las fuerzas militares leales a Benito Juárez mediante la leva, en un episodio que antecedió la caída de Maximiliano de Habsburgo y de todas las prefecturas de su administración.
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Para julio de 1866 el sur de Chihuahua había expulsado al ejército francés y desintegrado las instituciones del Segundo Imperio Mexicano. La leva operó con el fin de fortalecer las fuerzas armadas de la República, obligando a cientos de varones de la citada región a sumarse en sus filas. Por desgracia este documento no manifiesta una respuesta para Gerónima, sólo revela uno de los múltiples testimonios que hacen evidentes los horrores de una práctica como esta.