/ lunes 6 de enero de 2020

Y se fue otro año…

Será así, ó ¿nosotros lo agotamos? Una comadre mía, defensora y protectora de animales, de lo cual estoy de acuerdo, la incomodé, provocando su exaltación por una publicación a través de una red social en internet en la que parafraseo a un torero con la sentencia: “Vivir la vida sin torear no es vivir” lo que motivó que nos dijera hasta de que nos íbamos morir (toreros y yo), por lo cual le hice la aclaración, no sin antes disculparme por haber herido susceptibilidades. –“Comadre, estoy de acuerdo en que no se sacrifiquen a los toros en las “corridas” ni en el rastro; pero la frase interpretémosla con el torear o lidiar los problemas que se nos atraviesan en la vida”. Dicho así cambiaron las cosas. Después de disculparnos, sigo siendo su compadre ( ¡qué bueno! )

Como hemos venido leyendo a través de los diarios y reflexionando en otros medios de comunicación, en comentarios, en la charla cotidiana con nuestras amistades acerca de este año que se logró, o bien, que se escapó lleno de oportunidades, de trescientas sesenta y tantas veces queriendo cambiar el mundo, quedándonos la espinita de casi lograrlo; nuestro optimismo sigue vivo, y debe seguir así. Creemos en la mayoría de los casos que un fin de año es un fin irremediable, atroz, para disipar; sin embargo, es cuestión de calendario, de cronología; no necesariamente tiene que ajustarse con precisión matemática a un límite de secuencia, a una rutina diaria en el quehacer de nuestra labor como elementos dentro del sistema de supervivencia. Ese fue un año más que vivimos, que experimentamos y aprendimos de él; y un 2020 que Nuestro creador nos permite iniciaando con propósitos y promesas, con actitud y energía, transformándolas en el transcurso del tiempo a veces para bien, y en ocasiones abriendo las puertas a la apatía, a la depresión, a la ignorancia, y a los excesos, perdiendo parcialmente nuestra visión de lo que anhelamos, afectado por situaciones adversas a nuestro parecer. Benditas fiestas de fin de año, benditas; y a veces malditas por seguir un patrón de despilfarro que se marca con fechas. Hagamos de este año nuevo la tierra fecunda para sembrar cosas positivas agradeciendo al Creador nuevas oportunidades, sin conformismo resignado sino con esperanza y mucha Fe. “Dios, no me quites los obstáculos, dame las fuerza necesaria para lograrlos” -escuchamos a veces. El trabajo no se terminará. Entonces, pidamos salud para lograr nuestros propósitos, nuestros sueños, manteniéndonos unidos como familia, y seres humanos. Los errores ahí están, démosles una repasada para no olvidarnos que existen, y aprendamos de ellos; el perdón será de Dios hacia nosotros, si los demás no lo otorgan, ni modo; estemos en Paz con Dios; logremos nuestros proyectos aún estamos a tiempo, no se acaba nuestro mundo pero cuidémoslo, Con sabiduría, cambiemos para bien nuestros hábitos, y que todo marche bien. Les deseo lo mejor para este 2020 que, esperando con ansias. Llega el día en que tu espejo empieza a pintar canas y arrugarse la superficie. Enfrentemos pues al “toro” a mitad de la arena haciendo los mejores quites con nuestro capote y en el último tercio ver volar pañuelos blancos indultando al “Bicho” para que no se enoje mi comadre. ¡Feliz Año! Salud para todos.

Raler.

Será así, ó ¿nosotros lo agotamos? Una comadre mía, defensora y protectora de animales, de lo cual estoy de acuerdo, la incomodé, provocando su exaltación por una publicación a través de una red social en internet en la que parafraseo a un torero con la sentencia: “Vivir la vida sin torear no es vivir” lo que motivó que nos dijera hasta de que nos íbamos morir (toreros y yo), por lo cual le hice la aclaración, no sin antes disculparme por haber herido susceptibilidades. –“Comadre, estoy de acuerdo en que no se sacrifiquen a los toros en las “corridas” ni en el rastro; pero la frase interpretémosla con el torear o lidiar los problemas que se nos atraviesan en la vida”. Dicho así cambiaron las cosas. Después de disculparnos, sigo siendo su compadre ( ¡qué bueno! )

Como hemos venido leyendo a través de los diarios y reflexionando en otros medios de comunicación, en comentarios, en la charla cotidiana con nuestras amistades acerca de este año que se logró, o bien, que se escapó lleno de oportunidades, de trescientas sesenta y tantas veces queriendo cambiar el mundo, quedándonos la espinita de casi lograrlo; nuestro optimismo sigue vivo, y debe seguir así. Creemos en la mayoría de los casos que un fin de año es un fin irremediable, atroz, para disipar; sin embargo, es cuestión de calendario, de cronología; no necesariamente tiene que ajustarse con precisión matemática a un límite de secuencia, a una rutina diaria en el quehacer de nuestra labor como elementos dentro del sistema de supervivencia. Ese fue un año más que vivimos, que experimentamos y aprendimos de él; y un 2020 que Nuestro creador nos permite iniciaando con propósitos y promesas, con actitud y energía, transformándolas en el transcurso del tiempo a veces para bien, y en ocasiones abriendo las puertas a la apatía, a la depresión, a la ignorancia, y a los excesos, perdiendo parcialmente nuestra visión de lo que anhelamos, afectado por situaciones adversas a nuestro parecer. Benditas fiestas de fin de año, benditas; y a veces malditas por seguir un patrón de despilfarro que se marca con fechas. Hagamos de este año nuevo la tierra fecunda para sembrar cosas positivas agradeciendo al Creador nuevas oportunidades, sin conformismo resignado sino con esperanza y mucha Fe. “Dios, no me quites los obstáculos, dame las fuerza necesaria para lograrlos” -escuchamos a veces. El trabajo no se terminará. Entonces, pidamos salud para lograr nuestros propósitos, nuestros sueños, manteniéndonos unidos como familia, y seres humanos. Los errores ahí están, démosles una repasada para no olvidarnos que existen, y aprendamos de ellos; el perdón será de Dios hacia nosotros, si los demás no lo otorgan, ni modo; estemos en Paz con Dios; logremos nuestros proyectos aún estamos a tiempo, no se acaba nuestro mundo pero cuidémoslo, Con sabiduría, cambiemos para bien nuestros hábitos, y que todo marche bien. Les deseo lo mejor para este 2020 que, esperando con ansias. Llega el día en que tu espejo empieza a pintar canas y arrugarse la superficie. Enfrentemos pues al “toro” a mitad de la arena haciendo los mejores quites con nuestro capote y en el último tercio ver volar pañuelos blancos indultando al “Bicho” para que no se enoje mi comadre. ¡Feliz Año! Salud para todos.

Raler.