Cuando somos niños,
fácil es imaginar,
dibujar fantasías
y atreverse a soñar,
mágica rutina infantil,
que con el tiempo
se desplaza
al momento de dormir.
En las horas de descanso,
podemos concebir
ideas maravillosas,
desafíos por cumplir,
y al amanecer se disipan…
Despierta a tus sueños,
recupera tus anhelos,
vuelve a ser pequeño,
cuando no tenías miedo,
creyendo en la magia,
maravillado por el mundo,
que tus ojos descubrían,
cuando todo era novedoso
y te deleitaba la vida.
Volver a soñar,
retornar a la existencia
de posibilidades infinitas,
fascinación por natura,
hechizo por las estrellas,
aspirando a las alturas,
agradeciendo el suelo
y amando lo que tenemos.
Regresa a tus sueños,
aquello que imaginabas,
siente que estás vivo
y trabaja por ellos.
Ignora a quien repruebe tus deseos,
escucha los que te animan,
invita a todos: ¡a soñar y vivir despierto!
De tus ilusiones haz un bosquejo,
visualízalas reales y contundentes,
abrígalas en tu corazón, guárdalas en tu mente.
Volver a soñar, y estar despierto
es un desafío, para los adultos un reto…
Volver a soñar y estar despierto:
Recuperar los sueños y trabajar por ellos,
que el automatismo no te agobie,
que no se extingan las ilusiones,
que los sueños no se empolven,
y para ello sólo una cosa:
¡Volver a soñar y estar despierto!
torres_anav@hotmail.com