/ sábado 23 de marzo de 2019

Vientos de esperanza

Una comunidad se conforma por personas que cohabitan un espacio determinado compartiendo normas, costumbres, idioma, valores y otros elementos comunes que permiten la interacción y convivencia.Algo que nos identifica dentro de la universalidad, es precisamente el origen y el fin de la vida.

Debido a la alta incidencia de suicidios que se han presentado últimamente, me permito trastocar este delicado tema. Chihuahua, el estado grande, primer lugar en estadísticas de personas que decidieron poner fin a su existencia; nuestra comunidad ha enfrentado la recurrencia de esta problemática social, que deja a su paso una estela de dolor, vulnerabilidad, lágrimas, tristeza, luto y duelo, tanto a la familia y al contexto en que se desarrolla, como las vidas y sueños truncos de quien lo perpetua.Vivimos en una sociedad inmersa en la comunicación e información. Los grandes avances en la tecnología nos permiten estar informados al instante de lo que acontece en nuestro entorno inmediato y lejano.

Los medios masivos de comunicación muestran en sus titulares: “Suicidio de niño, de jovencita, señor, señora”, sin respetar rangos de edad o posición social.En medio del asombro, sorpresa, dolor y alarma que generan estas noticias dentro de la comunidad; las autoridades municipales, educativas y sociedad en general, buscan establecer acciones concretas que coadyuven a identificar y prevenir tan lamentables sucesos para poder revertir esa estadística que va en aumento en forma alarmante.El DIF Municipal se dio a la tarea de ofrecer un taller gratuito denominado “Prevención al suicidio”, invitando a toda la comunidad para aprender a detectar signos o síntomas que ayuden a identificar a personas que están pasando por estrés traumático, depresión, malos tratos, a escuchar esos gritos de ayuda silenciosa que quedan ahogados en el eco de la desesperanza.

La Tanatóloga, oriunda de nuestra localidad, Lic. Sofía Muela, invitó al taller “Intervención al suicidio” y “Suicidio, siglo XXI”.Los integrantes del Consejo Municipal de Educación y el Cabildo de Mujeres se suman a estos esfuerzos, buscando el acercamiento en los contextos educativos, con los padres de familia y con la comunidad en general.

En concordancia con los distintos niveles educativos, se empezaron a gestionar conferencias, pláticas y talleres que permitan abrir puertas a la detección y prevención, así como ventanas cuyos marcos traigan soplos y vientos de esperanza, a quienes se encuentren atrapados en la desolación.Desde hace unos años, los nuevos currículos de educación trajeron a relucir un nuevo concepto: “Resiliencia”, que de acuerdo al significado del diccionario de la Real Academia Española (RAE), la define como la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas y adversas. Este término tiene su origen en el latín “resilio”, que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar.

De igual manera, se utiliza en física para expresar la cualidad de los materiales a resistir la presión y su capacidad de resistencia al choque.Todas las personas debemos ser gestores y promotores de la resiliencia, ya que, como seres humanos, en algún momento de nuestra existencia, requerimos superar rupturas, duelos, traumas, abusos, pérdidas, abandonos, enfermedad y episodios difíciles; por lo que necesitamos desarrollar ese resorte moral que permita la reconstrucción y sanación interna, levantar la frente y mirar hacia adelante, para encender y portar la antorcha que ilumina el futuro.

Debemos convertirnos en diseñadores de factores protectores que puedan sobreponer a la adversidad; dar más amor, empatía, tiempo y escucha activa a las personas con las que tenemos la fortuna de cohabitar en un espacio determinado.

Una comunidad se conforma por personas que cohabitan un espacio determinado compartiendo normas, costumbres, idioma, valores y otros elementos comunes que permiten la interacción y convivencia.Algo que nos identifica dentro de la universalidad, es precisamente el origen y el fin de la vida.

Debido a la alta incidencia de suicidios que se han presentado últimamente, me permito trastocar este delicado tema. Chihuahua, el estado grande, primer lugar en estadísticas de personas que decidieron poner fin a su existencia; nuestra comunidad ha enfrentado la recurrencia de esta problemática social, que deja a su paso una estela de dolor, vulnerabilidad, lágrimas, tristeza, luto y duelo, tanto a la familia y al contexto en que se desarrolla, como las vidas y sueños truncos de quien lo perpetua.Vivimos en una sociedad inmersa en la comunicación e información. Los grandes avances en la tecnología nos permiten estar informados al instante de lo que acontece en nuestro entorno inmediato y lejano.

Los medios masivos de comunicación muestran en sus titulares: “Suicidio de niño, de jovencita, señor, señora”, sin respetar rangos de edad o posición social.En medio del asombro, sorpresa, dolor y alarma que generan estas noticias dentro de la comunidad; las autoridades municipales, educativas y sociedad en general, buscan establecer acciones concretas que coadyuven a identificar y prevenir tan lamentables sucesos para poder revertir esa estadística que va en aumento en forma alarmante.El DIF Municipal se dio a la tarea de ofrecer un taller gratuito denominado “Prevención al suicidio”, invitando a toda la comunidad para aprender a detectar signos o síntomas que ayuden a identificar a personas que están pasando por estrés traumático, depresión, malos tratos, a escuchar esos gritos de ayuda silenciosa que quedan ahogados en el eco de la desesperanza.

La Tanatóloga, oriunda de nuestra localidad, Lic. Sofía Muela, invitó al taller “Intervención al suicidio” y “Suicidio, siglo XXI”.Los integrantes del Consejo Municipal de Educación y el Cabildo de Mujeres se suman a estos esfuerzos, buscando el acercamiento en los contextos educativos, con los padres de familia y con la comunidad en general.

En concordancia con los distintos niveles educativos, se empezaron a gestionar conferencias, pláticas y talleres que permitan abrir puertas a la detección y prevención, así como ventanas cuyos marcos traigan soplos y vientos de esperanza, a quienes se encuentren atrapados en la desolación.Desde hace unos años, los nuevos currículos de educación trajeron a relucir un nuevo concepto: “Resiliencia”, que de acuerdo al significado del diccionario de la Real Academia Española (RAE), la define como la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas y adversas. Este término tiene su origen en el latín “resilio”, que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar.

De igual manera, se utiliza en física para expresar la cualidad de los materiales a resistir la presión y su capacidad de resistencia al choque.Todas las personas debemos ser gestores y promotores de la resiliencia, ya que, como seres humanos, en algún momento de nuestra existencia, requerimos superar rupturas, duelos, traumas, abusos, pérdidas, abandonos, enfermedad y episodios difíciles; por lo que necesitamos desarrollar ese resorte moral que permita la reconstrucción y sanación interna, levantar la frente y mirar hacia adelante, para encender y portar la antorcha que ilumina el futuro.

Debemos convertirnos en diseñadores de factores protectores que puedan sobreponer a la adversidad; dar más amor, empatía, tiempo y escucha activa a las personas con las que tenemos la fortuna de cohabitar en un espacio determinado.

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