/ jueves 28 de febrero de 2019

Valoremos y disfrutemos los beneficios de la actividad física

La importancia del ejercicio físico es des-tacable en todas las edades en las que se practica: Desde la disminución en los efectos del envejecimiento hasta el de-sarrollo de habilidades sociales en la infancia. Y es en esta etapa en la que con más fuerza hace hincapié.

Pero, por supuesto, en la infancia no se es com-pletamente autosuficiente, así que es necesario el apoyo de adultos. ¿Cuál es el papel de los padres y madres en el desarrollo deportivo de sus hijos? Veá-moslo, repasando esos aspectos del día a día del entrenamiento en los que intervienen directa o in-directamente, la multitud de actividades extraesco-lares ofertadas por las diferentes organizaciones han hecho del deporte un ocio alternativo.

Atrás queda la falta de involucración de los pa-dres y madres en la práctica deportiva de sus hijos e hijas que salían a jugar al parque, sin ningún peligro y evitaban “meterse en líos”. Hoy en día, el interés de los padres ha ido creciendo poco a poco, consi-derando al deporte como una práctica beneficiosa para el desarrollo corporal, social, de la salud y del ocio de sus hijos e hijas, tomando así la práctica de-portiva de cada miembro de la familia una impor-tancia mucho mayor y ayudando a crear y fortalecer la sinergia familiar, esta práctica supone en muchos casos el compromiso y dedicación de los padres y madres que se convierten en el principal medio de transporte para acudir a entrenamientos y compe-ticiones, ayudan a la recuperación física y psicoló-gica en las lesiones y fomentar hábitos de vida saludables. La realización de uno o varios deportes en cada miembro de la familia, genera un gasto eco-nómico y una organización familiar que va más allá de lo deportivo

.Los beneficios del deporte se ven latentes cuando los padres y madres invierten tanto tiempo y esfuerzo en el ejercicio físico de sus hijos e hijas no es tontería, y es que está comprobado que la práctica deportiva tiene innumerables beneficios: Cuida nuestra salud física (mejora la circulación, fortalece el corazón, se oxigena mejor el cerebro…) y mental a través de la mejora de procesos cognitivos como la atención, la memoria o el lenguaje y del bienestar psicológico a través de variables como la autoestima o el autoconcepto, ayuda en el rendimiento acadé-mico gracias a su “poder desestresante” y motivador que sirve como refuerzo positivo, fomenta valores como respeto, cooperación, igualdad o tolerancia y supone una base de aprendizaje social, entre otros.

El papel que los padres y madres deciden tomar en deporte de sus hijos e hijas será fundamental para su posterior desarrollo en el mismo, de ahí la impor-tancia de evaluar y valorar la implicación de los jóvenes con su deporte. Dependiendo de las necesi-dades que el niño o la niña demande, los padres deben adaptar su estimulación en mayor o menor medida y hacia una u otra dirección para evitar si-tuaciones de riesgo.

Disfrutar del deporte, aprender con él y mejorar gracias a él, son las tres premisas fundamentes en los deportes de base que no deben ser mezcladas con las de alta competición o rendimiento. Términos que, por desgracia, hoy en día están difusos en eda-des muy tempranas.La implicación de que los padres y madres pue-dan dedicar a sus hijos e hijas en el deporte, debe fomentar la práctica del mismo y contribuir al buen funcionamiento psicológico y mental del deportista, convirtiendo el deporte en un lazo en común que proponga nuevas metas y aficiones conjuntas, que respete la autonomía del niño o niña y que consiga progresivamente el desarrollo integral del deportista a través de una unión paterno filial estable y duradera.

La importancia del ejercicio físico es des-tacable en todas las edades en las que se practica: Desde la disminución en los efectos del envejecimiento hasta el de-sarrollo de habilidades sociales en la infancia. Y es en esta etapa en la que con más fuerza hace hincapié.

Pero, por supuesto, en la infancia no se es com-pletamente autosuficiente, así que es necesario el apoyo de adultos. ¿Cuál es el papel de los padres y madres en el desarrollo deportivo de sus hijos? Veá-moslo, repasando esos aspectos del día a día del entrenamiento en los que intervienen directa o in-directamente, la multitud de actividades extraesco-lares ofertadas por las diferentes organizaciones han hecho del deporte un ocio alternativo.

Atrás queda la falta de involucración de los pa-dres y madres en la práctica deportiva de sus hijos e hijas que salían a jugar al parque, sin ningún peligro y evitaban “meterse en líos”. Hoy en día, el interés de los padres ha ido creciendo poco a poco, consi-derando al deporte como una práctica beneficiosa para el desarrollo corporal, social, de la salud y del ocio de sus hijos e hijas, tomando así la práctica de-portiva de cada miembro de la familia una impor-tancia mucho mayor y ayudando a crear y fortalecer la sinergia familiar, esta práctica supone en muchos casos el compromiso y dedicación de los padres y madres que se convierten en el principal medio de transporte para acudir a entrenamientos y compe-ticiones, ayudan a la recuperación física y psicoló-gica en las lesiones y fomentar hábitos de vida saludables. La realización de uno o varios deportes en cada miembro de la familia, genera un gasto eco-nómico y una organización familiar que va más allá de lo deportivo

.Los beneficios del deporte se ven latentes cuando los padres y madres invierten tanto tiempo y esfuerzo en el ejercicio físico de sus hijos e hijas no es tontería, y es que está comprobado que la práctica deportiva tiene innumerables beneficios: Cuida nuestra salud física (mejora la circulación, fortalece el corazón, se oxigena mejor el cerebro…) y mental a través de la mejora de procesos cognitivos como la atención, la memoria o el lenguaje y del bienestar psicológico a través de variables como la autoestima o el autoconcepto, ayuda en el rendimiento acadé-mico gracias a su “poder desestresante” y motivador que sirve como refuerzo positivo, fomenta valores como respeto, cooperación, igualdad o tolerancia y supone una base de aprendizaje social, entre otros.

El papel que los padres y madres deciden tomar en deporte de sus hijos e hijas será fundamental para su posterior desarrollo en el mismo, de ahí la impor-tancia de evaluar y valorar la implicación de los jóvenes con su deporte. Dependiendo de las necesi-dades que el niño o la niña demande, los padres deben adaptar su estimulación en mayor o menor medida y hacia una u otra dirección para evitar si-tuaciones de riesgo.

Disfrutar del deporte, aprender con él y mejorar gracias a él, son las tres premisas fundamentes en los deportes de base que no deben ser mezcladas con las de alta competición o rendimiento. Términos que, por desgracia, hoy en día están difusos en eda-des muy tempranas.La implicación de que los padres y madres pue-dan dedicar a sus hijos e hijas en el deporte, debe fomentar la práctica del mismo y contribuir al buen funcionamiento psicológico y mental del deportista, convirtiendo el deporte en un lazo en común que proponga nuevas metas y aficiones conjuntas, que respete la autonomía del niño o niña y que consiga progresivamente el desarrollo integral del deportista a través de una unión paterno filial estable y duradera.