/ martes 2 de julio de 2019

Un nuevo proyecto que inicia con fuerza, se desarrolla con magia y se define con una célula inmortal de valentía

Tal como los seres humanos nacemos, crecemos y morimos, en nuestras diferentes actividades tenemos inicios, desarrollos y desenlaces. Iniciamos ciclos a veces con fuerza, luego vamos siendo conscientes del poder que tenemos y como magos vamos haciendo trucos de magia que nos permiten ser magos que se mueven con éxito junto con la rotación de la tierra.

El inicio de nuestras actividades comienza con fuerza con un instinto animal que hay que dominar o mejor aún, controlar, hacer equipo con la bestia para que nuestra creatividad en lugar de que nos devore empiece a rendir frutos. Del subterráneo de nuestro ser brota la energía creadora. Buscamos ese trabajo que queremos hacer que nos va a dar sentido existencial. Que será un canto oculto en la materia desde el origen del universo. Mi intelecto procede de la luz de las estrellas, actúa sobre el calor eterno del magma para producir el refugio creador. Este nuevo proyecto es como un árbol que estira sus ramas al cielo y al mismo tiempo sus raíces en la tierra. Con valor, coraje y deseo.

Todo es posible, tenemos un secreto bajo la manga, un toque misterioso que nos va a dar poder. Pero a pesar de la magia que somos capaces de hacer, necesitamos ayuda. Cuando estamos en este mundo terrenal tener una profesión o un trabajo es tan vital como alimentarnos, dormir y reproducirnos. El mundo puede gozar de nuestra magia, pero tenemos que buscar patrocinadores y audiencia. Con el apoyo adecuado es sencillo concretar nuestras ambiciones. En la tierra todos necesitamos de todos y nadie es tan omnipotente para valerse por si mismo. Talento, astucia y más acción son parte del desarrollo de este proyecto que estamos trabajando. Aunque seamos viejos siempre hay mucho camino por andar y decisiones que tomar. Estamos entre la eternidad y el infinito que llamamos presente.

Cuando vayamos concluyendo nuestro trabajo, ya sabremos dejarnos fluir al ritmo de la tierra, como si fuéramos manejando por una carretera eterna, pero en realidad es un efecto visual, el carro que creemos que vamos manejando está estancado y la que se mueve es la tierra que está girando y rotando y al hacerlo junto con ella, la victoria es nuestra.

Hay una leyenda que dice que entre todas las células del cuerpo humano hay una que puede sobrevivir a la muerte física, una que es eterna y es la que debemos sentir especialmente en nosotros la que nos permite sentir la esperanza de la inmortalidad. Nuestro trabajo empieza a desarrollarse con la fuerza cósmica. Avanzamos hacia el éxito porque hemos tocado fondo, conocemos el dolor y la alegría, el éxito y el fracaso. A demás hemos aprendido a convertir nuestra mala suerte en un diamante. Los fracasos son nuevos puntos de partida. Diez mil razones para renunciar no valen nada contra una para continuar.

Cuando sabemos crear, destruir, conservar con la misma energía este nuevo proyecto que inicia con fuerza, se desarrolla con magia y se define con una célula inmortal de valentía que tiene el éxito de la inmortalidad.


Tal como los seres humanos nacemos, crecemos y morimos, en nuestras diferentes actividades tenemos inicios, desarrollos y desenlaces. Iniciamos ciclos a veces con fuerza, luego vamos siendo conscientes del poder que tenemos y como magos vamos haciendo trucos de magia que nos permiten ser magos que se mueven con éxito junto con la rotación de la tierra.

El inicio de nuestras actividades comienza con fuerza con un instinto animal que hay que dominar o mejor aún, controlar, hacer equipo con la bestia para que nuestra creatividad en lugar de que nos devore empiece a rendir frutos. Del subterráneo de nuestro ser brota la energía creadora. Buscamos ese trabajo que queremos hacer que nos va a dar sentido existencial. Que será un canto oculto en la materia desde el origen del universo. Mi intelecto procede de la luz de las estrellas, actúa sobre el calor eterno del magma para producir el refugio creador. Este nuevo proyecto es como un árbol que estira sus ramas al cielo y al mismo tiempo sus raíces en la tierra. Con valor, coraje y deseo.

Todo es posible, tenemos un secreto bajo la manga, un toque misterioso que nos va a dar poder. Pero a pesar de la magia que somos capaces de hacer, necesitamos ayuda. Cuando estamos en este mundo terrenal tener una profesión o un trabajo es tan vital como alimentarnos, dormir y reproducirnos. El mundo puede gozar de nuestra magia, pero tenemos que buscar patrocinadores y audiencia. Con el apoyo adecuado es sencillo concretar nuestras ambiciones. En la tierra todos necesitamos de todos y nadie es tan omnipotente para valerse por si mismo. Talento, astucia y más acción son parte del desarrollo de este proyecto que estamos trabajando. Aunque seamos viejos siempre hay mucho camino por andar y decisiones que tomar. Estamos entre la eternidad y el infinito que llamamos presente.

Cuando vayamos concluyendo nuestro trabajo, ya sabremos dejarnos fluir al ritmo de la tierra, como si fuéramos manejando por una carretera eterna, pero en realidad es un efecto visual, el carro que creemos que vamos manejando está estancado y la que se mueve es la tierra que está girando y rotando y al hacerlo junto con ella, la victoria es nuestra.

Hay una leyenda que dice que entre todas las células del cuerpo humano hay una que puede sobrevivir a la muerte física, una que es eterna y es la que debemos sentir especialmente en nosotros la que nos permite sentir la esperanza de la inmortalidad. Nuestro trabajo empieza a desarrollarse con la fuerza cósmica. Avanzamos hacia el éxito porque hemos tocado fondo, conocemos el dolor y la alegría, el éxito y el fracaso. A demás hemos aprendido a convertir nuestra mala suerte en un diamante. Los fracasos son nuevos puntos de partida. Diez mil razones para renunciar no valen nada contra una para continuar.

Cuando sabemos crear, destruir, conservar con la misma energía este nuevo proyecto que inicia con fuerza, se desarrolla con magia y se define con una célula inmortal de valentía que tiene el éxito de la inmortalidad.


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