/ viernes 7 de diciembre de 2018

Tres ficciones sobre el amor

El amor es uno de los conceptos más complejos, pero también de los más importantes que ha acuñado el ser humano al interior del lenguaje, dota de sentido y genera ruta en la vida. El amor y sus derroteros son insospechados; constructivos, pero también desemboca de vez en cuando en lugares destructivos e inhóspitos.

Por amor se hacen muchas cosas, pero también se destruyen otras. Reflexionar el amor es una de las cosas más nobles que una persona puede emprender, pues amar es bello, pero entender el amor es sublime.

Podemos dedicar espacios infinitos a hablar y ejemplificar el amor, hoy sólo quiero discurrir sobre algunos mitos que merman nuestra comprensión de una de las construcciones propiamente humanas.

Primero; el amor no es ni puede ser un sentimiento. Contrario a ello; el amor se acompaña de sentimientos, el amor es actividad creativa y constructiva, no es un solo sentir Mientras se ama se puede sentir, compasión, ternura, tristeza, melancolía y cualquier otra emoción. El amor se traduce en el acto de amar y es actividad que incluye cualquier emoción posible. Así, el amor no es efímero como lo son las emociones, no va y viene con la velocidad que el enojo o la alegría, en el amor se representan todas las emociones conocidas.

Segundo; el amor no es ciego ni desinteresado. Los seres humanos somos seres colaborativos recíprocos, hacemos cosas por bien de otros, pero esperamos y necesitamos sentir reciprocidad en nuestros actos o muestras de amor. A las personas les atormenta en demasía la vergüenza de esperar cosas a cambio, pero eso no tiene nada de raro, en realidad es nuestra naturaleza más íntima, que intentó ser eclipsada por conceptos idealizados, que en realidad nunca hemos logrado conseguir.

Tercero; y como consecuencia de lo anteriormente dicho, amar es una actividad sostenida, voluntaria, finita y frágil. El amar a alguien, más nunca es la consecuencia de un sentimiento por sí mismo, sino un acto de voluntad, es la sostenida acción en beneficio del ser amado y como decisión. El amor puede ser caduco y finito si los amantes no fomentan los vínculos amorosos o si se ha perdido el objeto de interés. Amar es posible si se tiene la decisión de hacerlo y eso sucederá sólo cuando exista reciprocidad y crecimiento mutuo. Allí donde son más las fricciones y desalientos no existe el amor ni el amar, que son cosas diferentes, amar sólo es posible donde ambas partes ponen las condiciones para que el desarrollo del potencial mutuo. El amor puede equivocar el sendero y desembocar en prácticas de odio, envidia o desdén, pero nunca el amor es completamente egoísta ni tampoco destructivo.

Tres preceptos importantes de ser mentados, pues la confusión en estos aspectos lleva en muchos de los casos al desamor y desesperanza, pensemos sobre temas humanos con ojos humanos.

El amor es uno de los conceptos más complejos, pero también de los más importantes que ha acuñado el ser humano al interior del lenguaje, dota de sentido y genera ruta en la vida. El amor y sus derroteros son insospechados; constructivos, pero también desemboca de vez en cuando en lugares destructivos e inhóspitos.

Por amor se hacen muchas cosas, pero también se destruyen otras. Reflexionar el amor es una de las cosas más nobles que una persona puede emprender, pues amar es bello, pero entender el amor es sublime.

Podemos dedicar espacios infinitos a hablar y ejemplificar el amor, hoy sólo quiero discurrir sobre algunos mitos que merman nuestra comprensión de una de las construcciones propiamente humanas.

Primero; el amor no es ni puede ser un sentimiento. Contrario a ello; el amor se acompaña de sentimientos, el amor es actividad creativa y constructiva, no es un solo sentir Mientras se ama se puede sentir, compasión, ternura, tristeza, melancolía y cualquier otra emoción. El amor se traduce en el acto de amar y es actividad que incluye cualquier emoción posible. Así, el amor no es efímero como lo son las emociones, no va y viene con la velocidad que el enojo o la alegría, en el amor se representan todas las emociones conocidas.

Segundo; el amor no es ciego ni desinteresado. Los seres humanos somos seres colaborativos recíprocos, hacemos cosas por bien de otros, pero esperamos y necesitamos sentir reciprocidad en nuestros actos o muestras de amor. A las personas les atormenta en demasía la vergüenza de esperar cosas a cambio, pero eso no tiene nada de raro, en realidad es nuestra naturaleza más íntima, que intentó ser eclipsada por conceptos idealizados, que en realidad nunca hemos logrado conseguir.

Tercero; y como consecuencia de lo anteriormente dicho, amar es una actividad sostenida, voluntaria, finita y frágil. El amar a alguien, más nunca es la consecuencia de un sentimiento por sí mismo, sino un acto de voluntad, es la sostenida acción en beneficio del ser amado y como decisión. El amor puede ser caduco y finito si los amantes no fomentan los vínculos amorosos o si se ha perdido el objeto de interés. Amar es posible si se tiene la decisión de hacerlo y eso sucederá sólo cuando exista reciprocidad y crecimiento mutuo. Allí donde son más las fricciones y desalientos no existe el amor ni el amar, que son cosas diferentes, amar sólo es posible donde ambas partes ponen las condiciones para que el desarrollo del potencial mutuo. El amor puede equivocar el sendero y desembocar en prácticas de odio, envidia o desdén, pero nunca el amor es completamente egoísta ni tampoco destructivo.

Tres preceptos importantes de ser mentados, pues la confusión en estos aspectos lleva en muchos de los casos al desamor y desesperanza, pensemos sobre temas humanos con ojos humanos.