/ lunes 10 de diciembre de 2018

Tom Fountain

Durante la rebelión de Pascual Orozco, la mayoría de los habitantes de Parral, se mantenían fieles al presidente Madero, convirtiéndose ésta ciudad en una pequeña isla en medio de la gran marea Orozquista. José de la luz Soto, Comandante militar de la plaza en mención, tras largos titubeos, decidió apoyar a Orozco; y con esto firmó para siempre la archirrivalidad con Villa, quién para finales de Marzo de 1912, hacía su entrada a Parral con sesenta hombres, causando expectación y a la vez temor con su presencia, debido a lo que enfocaba la prensa por esos días.

No obstante, su comportamiento que al igual que sus soldados, fue regular; a los extranjeros no los molestó, menos a los pobres, solo, a algunas personas adineradas las obligó de una manera no muy amable, pero sin violencia física, a entregar dinero y caballos, sin saqueos; conservándose el orden a diferencia de los orozquistas posteriormente. Villa extendió recibos por los “préstamos forzosos”, recabando más de ciento cincuenta mil pesos, que se convertirían en su peor pesadilla estando preso en la ciudad de México, en un futuro no muy lejano.

Para los primeros días del mes de Abril, los orozquistas caían sobre Parral, con mil hombres, dos ametralladoras y, un cañón que, era halado por mulas, y guiado por sus artilleros hacia la cumbre de un cerro.

Los villistas presentaron resistencia a las afueras de la ciudad, para evitar daños civiles; para esto, ya se les había unido el contingente de los Herrera y con gran anterioridad Thomas Fountain, un mercenario americano, que magistralmente manejaba cualquier tipo de arma. Fountain fijó su atención en el cañón enemigo, que trataba de alcanzar la cima del cerro de la Cruz (Mina La Prieta) y que de lograrlo hubiera inflingido daños considerables a la población. La excelente puntería de Tom, con una ametralladora daba en el blanco con magníficos resultados para los parralenses: seis mulas muertas y el oficial de artillería enemiga yacía sin vida junto al cañón, que fue abandonado por los otros oficiales. Los que presenciaron el combate, sintieron gran alivio al ver que el cañón era detenido en media cima.

Por supuesto la reacción orozquista no se hizo esperar; el día 4 de abril, más de dos mil quinientos hombres asaltaron la ciudad, dejando a la población en un estado caótico.

Tom Lafountain, escondido en una Botica, cuya puerta trasera daba hacia despoblado, esperaba la más mínima oportunidad para huir, ya que los demás villistas al resistir toda una tarde, se vieron superados, por lo que optaron por dejar la ciudad a su suerte. La espera de Tom se prolongó por tres días, sin comer y, tal vez sin dormir; pues el Boticario lo encontró moribundo, entregándolo sin piedad y, rendido a los contrarios; lo ejecutaron sin vacilación.

A pesar de su categoría de mercenario en la Revolución Mexicana, el papel que jugó Thomas Lafountain en ésta batalla, debe considerarse como un acto heroico para la histórica ciudad de Parral.

Fuente de datos: Roth y F. Katz

Durante la rebelión de Pascual Orozco, la mayoría de los habitantes de Parral, se mantenían fieles al presidente Madero, convirtiéndose ésta ciudad en una pequeña isla en medio de la gran marea Orozquista. José de la luz Soto, Comandante militar de la plaza en mención, tras largos titubeos, decidió apoyar a Orozco; y con esto firmó para siempre la archirrivalidad con Villa, quién para finales de Marzo de 1912, hacía su entrada a Parral con sesenta hombres, causando expectación y a la vez temor con su presencia, debido a lo que enfocaba la prensa por esos días.

No obstante, su comportamiento que al igual que sus soldados, fue regular; a los extranjeros no los molestó, menos a los pobres, solo, a algunas personas adineradas las obligó de una manera no muy amable, pero sin violencia física, a entregar dinero y caballos, sin saqueos; conservándose el orden a diferencia de los orozquistas posteriormente. Villa extendió recibos por los “préstamos forzosos”, recabando más de ciento cincuenta mil pesos, que se convertirían en su peor pesadilla estando preso en la ciudad de México, en un futuro no muy lejano.

Para los primeros días del mes de Abril, los orozquistas caían sobre Parral, con mil hombres, dos ametralladoras y, un cañón que, era halado por mulas, y guiado por sus artilleros hacia la cumbre de un cerro.

Los villistas presentaron resistencia a las afueras de la ciudad, para evitar daños civiles; para esto, ya se les había unido el contingente de los Herrera y con gran anterioridad Thomas Fountain, un mercenario americano, que magistralmente manejaba cualquier tipo de arma. Fountain fijó su atención en el cañón enemigo, que trataba de alcanzar la cima del cerro de la Cruz (Mina La Prieta) y que de lograrlo hubiera inflingido daños considerables a la población. La excelente puntería de Tom, con una ametralladora daba en el blanco con magníficos resultados para los parralenses: seis mulas muertas y el oficial de artillería enemiga yacía sin vida junto al cañón, que fue abandonado por los otros oficiales. Los que presenciaron el combate, sintieron gran alivio al ver que el cañón era detenido en media cima.

Por supuesto la reacción orozquista no se hizo esperar; el día 4 de abril, más de dos mil quinientos hombres asaltaron la ciudad, dejando a la población en un estado caótico.

Tom Lafountain, escondido en una Botica, cuya puerta trasera daba hacia despoblado, esperaba la más mínima oportunidad para huir, ya que los demás villistas al resistir toda una tarde, se vieron superados, por lo que optaron por dejar la ciudad a su suerte. La espera de Tom se prolongó por tres días, sin comer y, tal vez sin dormir; pues el Boticario lo encontró moribundo, entregándolo sin piedad y, rendido a los contrarios; lo ejecutaron sin vacilación.

A pesar de su categoría de mercenario en la Revolución Mexicana, el papel que jugó Thomas Lafountain en ésta batalla, debe considerarse como un acto heroico para la histórica ciudad de Parral.

Fuente de datos: Roth y F. Katz