/ miércoles 10 de febrero de 2021

Todo el mundo es un maestro | ¿Respiramos en el camino correcto?

Si ayer hubiera escrito las palabras que me gusta compartir con ustedes, probablemente estarían llenas de reclamos y de enojos contra la vida. Porque una simple gripa te nubla la visión, apenas se alcanza oler a drenaje y no soportas ni a los que tanto amas. Una gripa en estos tiempos de coronavirus, peor todavía, pues te paraliza el temor del famoso virus. Si ayer hubiera escrito esta colaboración; ustedes, los pocos o muchos que pudieran leerme, habrían tenido que cargar con mis días grises y tal vez mi hartazgo los hubiera contaminado de negatividad. Sin embargo cada día amanece diferente, y el que fui ayer ya murió, hoy soy otro, porque renacemos cada día y dejamos de ser el monstro para ser el esfuerzo de cada día.

Ahora todo parece bonito, veo el arcoíris, la calma después de la tempestad. Las mariposas vuelan tranquilas y las abejas polinizan los campos llenos de coloridas flores en la luz del día. El huracán de la muerte abre nuevos caminos para los pies que inhalan y exhalan en cada paso sobre la faz de la tierra. Los que tenemos alma cargamos con responsabilidad pero también con la oportunidad de tomar decisiones que nos hagan la carga un poco más llevadera. La vida nos abre caminos; al menos dos o tres diferentes; a unos más a unos menos, unos más oscuros otros más luminosos, pero es mejor tomar uno a la vez en la única vida que se nos proporciona a la vez. Los caminos se bifurcan en uno más cómodo y tranquilo y otro doblado en el que no se ve el final, como buen loco elegiré el más incierto porque el despejado está muy concurrido y contaminado de mediocridad.

La vida es una polémica utopía. Las circunstancias que se presentan, son producto de destino y las decisiones que cargamos. Ciertamente sabemos que la vida no es fácil. Tal parece que a más esfuerzo por ser seres humanos provechosos para el mundo, más son los obstáculos. El camino más tenebroso y oscuro el que pocos siguen y al que la mayoría le teme es el que resulta con más privilegios a la larga. Porque pareciera que entre más nos cuesta más se disfruta. Lo más sencillo es venir a la tierra sólo a efectuar nuestras necesidades básicas de comer, reproducirnos, dormir, el camino fácil que muchos prefieren. Pocos se atreven al reto de transitar por el otro, el quebrado y misterioso camino, en la batalla contra el “yo” el egoísmo, la avaricia, las ambiciones terrenales de poder, dinero, y vicios que conllevan. Esto no quiere decir que al ir depurándonos, no sigamos perteneciendo a un mundo que está lleno de vicios de todo tipo, de maldad de dimensiones increíbles y a contra peso esta la belleza y el amor más puro. Somos parte de un lugar de contrastes en proceso de evolución constantemente. Donde los valientes se caen al lodo, corren contra el viento, y la marea. De las adversidades nacen las mejores personas, cada latido de nuestro corazón, va tomando conciencia del gran regalo de inhalar y exhalar con tranquilad a nuestro paso por el camino más difícil pero en el que su alma se puede conectar con el espíritu.

¿Usted, en cuál camino va respirando?

Si ayer hubiera escrito las palabras que me gusta compartir con ustedes, probablemente estarían llenas de reclamos y de enojos contra la vida. Porque una simple gripa te nubla la visión, apenas se alcanza oler a drenaje y no soportas ni a los que tanto amas. Una gripa en estos tiempos de coronavirus, peor todavía, pues te paraliza el temor del famoso virus. Si ayer hubiera escrito esta colaboración; ustedes, los pocos o muchos que pudieran leerme, habrían tenido que cargar con mis días grises y tal vez mi hartazgo los hubiera contaminado de negatividad. Sin embargo cada día amanece diferente, y el que fui ayer ya murió, hoy soy otro, porque renacemos cada día y dejamos de ser el monstro para ser el esfuerzo de cada día.

Ahora todo parece bonito, veo el arcoíris, la calma después de la tempestad. Las mariposas vuelan tranquilas y las abejas polinizan los campos llenos de coloridas flores en la luz del día. El huracán de la muerte abre nuevos caminos para los pies que inhalan y exhalan en cada paso sobre la faz de la tierra. Los que tenemos alma cargamos con responsabilidad pero también con la oportunidad de tomar decisiones que nos hagan la carga un poco más llevadera. La vida nos abre caminos; al menos dos o tres diferentes; a unos más a unos menos, unos más oscuros otros más luminosos, pero es mejor tomar uno a la vez en la única vida que se nos proporciona a la vez. Los caminos se bifurcan en uno más cómodo y tranquilo y otro doblado en el que no se ve el final, como buen loco elegiré el más incierto porque el despejado está muy concurrido y contaminado de mediocridad.

La vida es una polémica utopía. Las circunstancias que se presentan, son producto de destino y las decisiones que cargamos. Ciertamente sabemos que la vida no es fácil. Tal parece que a más esfuerzo por ser seres humanos provechosos para el mundo, más son los obstáculos. El camino más tenebroso y oscuro el que pocos siguen y al que la mayoría le teme es el que resulta con más privilegios a la larga. Porque pareciera que entre más nos cuesta más se disfruta. Lo más sencillo es venir a la tierra sólo a efectuar nuestras necesidades básicas de comer, reproducirnos, dormir, el camino fácil que muchos prefieren. Pocos se atreven al reto de transitar por el otro, el quebrado y misterioso camino, en la batalla contra el “yo” el egoísmo, la avaricia, las ambiciones terrenales de poder, dinero, y vicios que conllevan. Esto no quiere decir que al ir depurándonos, no sigamos perteneciendo a un mundo que está lleno de vicios de todo tipo, de maldad de dimensiones increíbles y a contra peso esta la belleza y el amor más puro. Somos parte de un lugar de contrastes en proceso de evolución constantemente. Donde los valientes se caen al lodo, corren contra el viento, y la marea. De las adversidades nacen las mejores personas, cada latido de nuestro corazón, va tomando conciencia del gran regalo de inhalar y exhalar con tranquilad a nuestro paso por el camino más difícil pero en el que su alma se puede conectar con el espíritu.

¿Usted, en cuál camino va respirando?