/ miércoles 25 de noviembre de 2020

Todo el mundo es un maestro | Nuestro libre albedrio

Hay personas que las hace sentirse importantes creer que cuentan con un libre albedrio; que les permite tomar decisiones libremente, sin embargo este albedrio del que tanto nos vanagloriamos podría ser nuestro peor enemigo en una era donde la tecnología cuenta con las herramientas para manipular más que nunca la conciencia e influir como tal vez nunca en la historia de la humanidad en las decisiones que tomamos.

¿Dueños de nuestro destino? ¿Lo construimos o el destino nos construye a nosotros? ¿Cuál es la influencia sobre nuestras propias vidas? ¿Hasta dónde podemos controlar las situaciones que nos pasan?

Por mas arquitectos de nuestro destino que seamos, hay una fuerza mucho más grande, un tirano o un Dios que se encarga de mover los hilos del destino de la humanidad. No son solo las redes sociales, nuestros teléfonos celulares, la ciencia que está logrando como nunca romper paradigmas y avanzar en cuanto al conocimiento de cómo funciona la mente humana. Estamos ante tiempos donde la tecnología puede saber mucho más de nosotros mismos de lo que creemos saber acerca de quiénes somos.

Toda mi vida creí y sentí muy razonable la frase de ser arquitectos de nuestro propio destino, luego vienen un simple juego, visiones y sucesos como darme cuenta de que Facebook conoce mejor que yo mis gustos y preferencias, o que Spotify puede crear para mí una lista de canciones, mejor de lo que lo hubiera hecho yo o en mucho menos tiempo. No importa cuánto me esfuerce no tengo el poder de elegir libremente lo que quiero y necesito hacer de mi vida.

Como si esa cosa que nos manipula solo me permitiera moverme en círculos. Así que a veces por más que nos esforcemos y seamos optimistas, si la vida no nos da las herramientas y oportunidades adecuadas, es inútil; no ganaremos. No es tan sencillo “Si la vida te da limones has limonada” claro con limones no podemos hacer la piña colada que tanto deseamos. Entre trabajo duro, esfuerzo, inteligencia y suerte podemos sobrevivir y tal vez tener algunas felices satisfacciones, pero de ninguna manera existe la igualdad de oportunidades.

Nos encontramos ante un dilema como el del huevo o la gallina, cual fue primero no lo sabemos. Si nacer con privilegios nos da ventajas o tenemos ventajas porque nacemos con privilegios.

Puede ser poco, o mucho es relativo, lo que podemos hacer ante esta visión de un destino manifiesto en nuestras vidas, pero también puede ser más reconfortante y menos peligro que creer en el libre albedrio. Puedo hacer uso de la esperanza para creer que al menos después de la muerte mi situación será diferente.

Ing. Adalberto Gutiérrez Chávez.

Hay personas que las hace sentirse importantes creer que cuentan con un libre albedrio; que les permite tomar decisiones libremente, sin embargo este albedrio del que tanto nos vanagloriamos podría ser nuestro peor enemigo en una era donde la tecnología cuenta con las herramientas para manipular más que nunca la conciencia e influir como tal vez nunca en la historia de la humanidad en las decisiones que tomamos.

¿Dueños de nuestro destino? ¿Lo construimos o el destino nos construye a nosotros? ¿Cuál es la influencia sobre nuestras propias vidas? ¿Hasta dónde podemos controlar las situaciones que nos pasan?

Por mas arquitectos de nuestro destino que seamos, hay una fuerza mucho más grande, un tirano o un Dios que se encarga de mover los hilos del destino de la humanidad. No son solo las redes sociales, nuestros teléfonos celulares, la ciencia que está logrando como nunca romper paradigmas y avanzar en cuanto al conocimiento de cómo funciona la mente humana. Estamos ante tiempos donde la tecnología puede saber mucho más de nosotros mismos de lo que creemos saber acerca de quiénes somos.

Toda mi vida creí y sentí muy razonable la frase de ser arquitectos de nuestro propio destino, luego vienen un simple juego, visiones y sucesos como darme cuenta de que Facebook conoce mejor que yo mis gustos y preferencias, o que Spotify puede crear para mí una lista de canciones, mejor de lo que lo hubiera hecho yo o en mucho menos tiempo. No importa cuánto me esfuerce no tengo el poder de elegir libremente lo que quiero y necesito hacer de mi vida.

Como si esa cosa que nos manipula solo me permitiera moverme en círculos. Así que a veces por más que nos esforcemos y seamos optimistas, si la vida no nos da las herramientas y oportunidades adecuadas, es inútil; no ganaremos. No es tan sencillo “Si la vida te da limones has limonada” claro con limones no podemos hacer la piña colada que tanto deseamos. Entre trabajo duro, esfuerzo, inteligencia y suerte podemos sobrevivir y tal vez tener algunas felices satisfacciones, pero de ninguna manera existe la igualdad de oportunidades.

Nos encontramos ante un dilema como el del huevo o la gallina, cual fue primero no lo sabemos. Si nacer con privilegios nos da ventajas o tenemos ventajas porque nacemos con privilegios.

Puede ser poco, o mucho es relativo, lo que podemos hacer ante esta visión de un destino manifiesto en nuestras vidas, pero también puede ser más reconfortante y menos peligro que creer en el libre albedrio. Puedo hacer uso de la esperanza para creer que al menos después de la muerte mi situación será diferente.

Ing. Adalberto Gutiérrez Chávez.

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