/ miércoles 17 de agosto de 2022

Todo el mundo es tu maestro | La vergüenza de la violencia en Juárez

Las razones para matar, hacer guerra, dividirse en bandos son superficiales, materialistas y tontas. Son lastimosamente tristes los hechos violentos recientemente ocurridos en Ciudad Juárez. Da tristeza e impotencia el daño que causa la ignorancia que propician los círculos viciosos de gobiernos y grupos delincuentes. Se fomenta en nuestros jóvenes un orgullo deplorable por pertenecer a un grupo delincuente, que solo es causa de mucha falta de información, de educación, y de espiritualidad. Las razones por las que se mata son irrelevantes ante lo verdaderamente humano: Vivir en paz en una sociedad de amor.

Aun en la era de las comunicaciones y con tanta información, los intereses tras tanta violencia en nuestro país y en el mundo, son oscuros y misteriosos, un ciudadano común, por bien informado que se aprecie, desconoce la red de intereses oscuros entre los más poderosos. Dinero, poder, trata de personas, drogas están detrás, esto es una telaraña muy difícil de observar. No tenemos la suficiente información, ni la preparación crítica e intelectual, para hacer la mejor opinión, ni siquiera de nuestro entorno más cercano con respecto al crimen organizado y “la guerra del narco”. Los jóvenes que entran en este ambiente engañados y manipulados al igual que se les ha llevado a tantas guerras; pierden su vida para que unas cuantas personas muy arriba sean los que se reparten el botín. Muchos han muerto persiguiendo un absurdo poder que solo deja muerte y destrucción y unas cuantas monedas sucias que finalmente solo sirven para enterrarlos prematuramente en sus tumbas. Tenemos a nuestro alcance que a pesar de nuestras imperfecciones, nuestros miedos, ideologías, egoísmos, vicios, a pesar de todo, podemos llenar nuestro corazón del deseo de paz y empezar ahí. Aceptemos que la violencia nunca se justifica, ni siquiera para la paz. “Es ridículo, espantosamente ridículo hacer guerra en nombre de la paz”.

A veces se siente uno tan vulnerable, lleno de errores, con tantas debilidades, que al exhortar a la paz con conciencia, cae el peso moral para hacerlo, sin embargo al sentirse indignados ante la crueldad de las guerras, sean por la causa que sean, cuando tenemos la suficiente educación de nuestra mente y espíritu, tenemos la responsabilidad de levantar la bandera de la paz.

Es una tragedia que cada vez seamos más los que nos ha tocado presenciar la violencia de alguna forma, es terrible escribir que ya me ha tocado ver dos ejecuciones de cerca y llegar a un punto de ver casi normal lo que pasa. ¿Quién no conoce a una familia desgarrada porque perdió a un hijo, hija, madre, padre, hermano, hermana, amigo, amiga, a causa de la violencia? No tengo todavía argumentos para opinar acerca de la legalización de la marihuana pero sí para reprobar la narco guerra y la delincuencia que gobierna de manera desastrosa nuestro país.


Adalberto Gutiérrez Chávez | Ing. Agrónomo

Las razones para matar, hacer guerra, dividirse en bandos son superficiales, materialistas y tontas. Son lastimosamente tristes los hechos violentos recientemente ocurridos en Ciudad Juárez. Da tristeza e impotencia el daño que causa la ignorancia que propician los círculos viciosos de gobiernos y grupos delincuentes. Se fomenta en nuestros jóvenes un orgullo deplorable por pertenecer a un grupo delincuente, que solo es causa de mucha falta de información, de educación, y de espiritualidad. Las razones por las que se mata son irrelevantes ante lo verdaderamente humano: Vivir en paz en una sociedad de amor.

Aun en la era de las comunicaciones y con tanta información, los intereses tras tanta violencia en nuestro país y en el mundo, son oscuros y misteriosos, un ciudadano común, por bien informado que se aprecie, desconoce la red de intereses oscuros entre los más poderosos. Dinero, poder, trata de personas, drogas están detrás, esto es una telaraña muy difícil de observar. No tenemos la suficiente información, ni la preparación crítica e intelectual, para hacer la mejor opinión, ni siquiera de nuestro entorno más cercano con respecto al crimen organizado y “la guerra del narco”. Los jóvenes que entran en este ambiente engañados y manipulados al igual que se les ha llevado a tantas guerras; pierden su vida para que unas cuantas personas muy arriba sean los que se reparten el botín. Muchos han muerto persiguiendo un absurdo poder que solo deja muerte y destrucción y unas cuantas monedas sucias que finalmente solo sirven para enterrarlos prematuramente en sus tumbas. Tenemos a nuestro alcance que a pesar de nuestras imperfecciones, nuestros miedos, ideologías, egoísmos, vicios, a pesar de todo, podemos llenar nuestro corazón del deseo de paz y empezar ahí. Aceptemos que la violencia nunca se justifica, ni siquiera para la paz. “Es ridículo, espantosamente ridículo hacer guerra en nombre de la paz”.

A veces se siente uno tan vulnerable, lleno de errores, con tantas debilidades, que al exhortar a la paz con conciencia, cae el peso moral para hacerlo, sin embargo al sentirse indignados ante la crueldad de las guerras, sean por la causa que sean, cuando tenemos la suficiente educación de nuestra mente y espíritu, tenemos la responsabilidad de levantar la bandera de la paz.

Es una tragedia que cada vez seamos más los que nos ha tocado presenciar la violencia de alguna forma, es terrible escribir que ya me ha tocado ver dos ejecuciones de cerca y llegar a un punto de ver casi normal lo que pasa. ¿Quién no conoce a una familia desgarrada porque perdió a un hijo, hija, madre, padre, hermano, hermana, amigo, amiga, a causa de la violencia? No tengo todavía argumentos para opinar acerca de la legalización de la marihuana pero sí para reprobar la narco guerra y la delincuencia que gobierna de manera desastrosa nuestro país.


Adalberto Gutiérrez Chávez | Ing. Agrónomo