El principio de la sabiduría del ser humano es voltear con profunda fe hacia ese ser infinito. Actualmente sabemos de antemano que existe un extraordinario avance científico y tecnológico, sin embargo prevalecen grandes pérdidas éticas y morales. Necesitamos más líderes con discursos que motiven las conciencias para actuar con mejor ética.
Incrustadas en nuestra sociedad, daños terribles a la naturaleza. Una indignante y vergonzosa corrupción que desde su cúpula de poder se filtra a cada una de las comunidades del país. Y muchos mexicanos están ausentes en su compromiso como ciudadanos de emitir su voto.
Los gritos de angustia y desesperación se escuchan a lo largo y ancho del país y quienes pueden hacer algo ponen oídos sordos y endurecen su corazón.
La falsedad y corrupción del pasado continúa proyectándose, ¿cómo podemos cambiar a un mejor futuro? ¿Nos podemos sacudir errores de nuestros ancestros?
Necesitamos personajes como por ejemplo un Nelson Mandela, abogado, político y filántropo sudafricano que presidió a su país en el período 1994-1999 pero que también estuvo 27 años en la cárcel por buscar la libertad de su país y sus gentes. Por su trabajo en 1993 obtuvo el premio nobel de la Paz. La historia le reconoce sus aportaciones a la educación. Su discurso movió las conciencias de un país más pobre que el nuestro.
Pues es la educación un arma muy poderosa para el cambio, ya sea para bien o para mal, su poder es muy grande y peligroso y no es la única intuición que requiere trabajarse con mente y corazón. La educación puede apoyar a la conquista de nuestro destino y ser capitanes de nuestra propia alma.
Nuestros líderes y gobernantes son muy importantes y no debemos perder la esperanza. Es por eso que no pierdo la fe en la gobernadora María Eugenia Campos Galván, una mujer que se ha destacado por su capacidad de diálogo. Y así como en ella no quiero perder la fe en la política, la educación y otros recursos que nos pueden ayudar a salir delante de la crisis política, económica y de valores que estamos viviendo.
Porque si los liderazgos conviven con la ética podemos vislumbrar un futuro.
Adalberto Gutiérrez Chávez | Ing. Agrónomo