/ miércoles 29 de junio de 2022

Todo el Mundo es tu Maestro | ¿A dónde nos lleva la toma de decisiones?

Constantemente debemos tomar decisiones, nuestra vida se va formando de las consecuencias de ellas. A veces nos acercan a nuestras metas y otras parece que nos alejan y nos hacen perdemos en las circunstancias que nos rodean. Todas estas decisiones que tomamos a veces juegan con nosotros y cuando nos creemos más libres y orgullosos de lo que hemos decidido resulta que la fuerza del destino ejerce su poder sobre nosotros como una máquina ultra poderosa que sin darnos cuenta nos controla. Lo bueno de este enfoque fatalista es que nos libera de tomar buenas o malas decisiones ya que simplemente son, sin etiquetas.

Si las experiencias son favorables, aún así la línea de nuestro destino y toda la fuerza del cosmos interfiere. Creemos que al “tomar buenas decisiones” la vida está obligada a ponernos todo en bandeja de plata, pero ¿hasta dónde llega nuestra conciencia de lo bueno o lo malo que hemos decidido? Porque a veces vivimos con la ilusión de estar en el camino correcto y no es así.

Conscientes o inconscientes de nuestras decisiones, son mensajes que tenemos interiorizados que tienen una fuerte influencia en nuestro comportamiento, especialmente en nuestras relaciones con los demás, nuestra propia estructuración del yo y nuestra interacción con el mundo.

Sí las experiencias son desfavorables creemos que hemos tomado malas decisiones. Cuando en realidad ante cualquier tipo de decisión tenemos interferencia del destino y el cosmos. ¿Cuál caso tiene entonces anclarnos en los aspectos negativos de nuestras vidas? Somos dueños de nuestro destino pero él también es arquitecto de nuestras vidas, así que ¿cuál caso tiene flagelarse y luchar inútilmente contra nosotros mismos?

Si crees que tienes mala suerte, pues alégrate porque en realidad eres todo un afortunado ser llenándose de experiencias. Cuando te llegue un pensamiento de duda o negatividad del tipo: ¿Cuándo mejorarán las cosas? ¿Cuándo despegará mi vida? ¿Por qué siempre me pasa igual? ¿Por qué a mí?..... Convirtámonos en un río que camina hacia el océano, y tomemos el control al relajarnos y dejarnos ir sin control, libres, relajados con la conciencia sana y tranquila puesta a observarte a ti mismo. Cuando controles tu ansiedad de tomar el control en ese momento tomas el control de tu carro y te decides por el poder creador del cosmos.

Resulta que con nuestros aparentes errores tomamos experiencia, por lo que ganamos con la equivocación por otro lado, cuando le atinamos disfrutamos de las confortables oportunidades que nos generamos. En ambos casos ganamos. Buenas o malas, somos lo que somos por nuestras decisiones y por ellas vamos caminando hacia la misma dirección. Entonces, la toma de decisiones nos lleva a ir por la corriente del río de nuestro destino. El universo responde a los pensamientos y cuándo ese canal se abre entonces entramos a otra dimensión donde el río del alma toma diferentes cauces y desembocaduras. No te preocupes por tus decisiones solo asume tranquilamente las consecuencias de ellas.


Adalberto Gutiérrez | Ingeniero Agrónomo

Constantemente debemos tomar decisiones, nuestra vida se va formando de las consecuencias de ellas. A veces nos acercan a nuestras metas y otras parece que nos alejan y nos hacen perdemos en las circunstancias que nos rodean. Todas estas decisiones que tomamos a veces juegan con nosotros y cuando nos creemos más libres y orgullosos de lo que hemos decidido resulta que la fuerza del destino ejerce su poder sobre nosotros como una máquina ultra poderosa que sin darnos cuenta nos controla. Lo bueno de este enfoque fatalista es que nos libera de tomar buenas o malas decisiones ya que simplemente son, sin etiquetas.

Si las experiencias son favorables, aún así la línea de nuestro destino y toda la fuerza del cosmos interfiere. Creemos que al “tomar buenas decisiones” la vida está obligada a ponernos todo en bandeja de plata, pero ¿hasta dónde llega nuestra conciencia de lo bueno o lo malo que hemos decidido? Porque a veces vivimos con la ilusión de estar en el camino correcto y no es así.

Conscientes o inconscientes de nuestras decisiones, son mensajes que tenemos interiorizados que tienen una fuerte influencia en nuestro comportamiento, especialmente en nuestras relaciones con los demás, nuestra propia estructuración del yo y nuestra interacción con el mundo.

Sí las experiencias son desfavorables creemos que hemos tomado malas decisiones. Cuando en realidad ante cualquier tipo de decisión tenemos interferencia del destino y el cosmos. ¿Cuál caso tiene entonces anclarnos en los aspectos negativos de nuestras vidas? Somos dueños de nuestro destino pero él también es arquitecto de nuestras vidas, así que ¿cuál caso tiene flagelarse y luchar inútilmente contra nosotros mismos?

Si crees que tienes mala suerte, pues alégrate porque en realidad eres todo un afortunado ser llenándose de experiencias. Cuando te llegue un pensamiento de duda o negatividad del tipo: ¿Cuándo mejorarán las cosas? ¿Cuándo despegará mi vida? ¿Por qué siempre me pasa igual? ¿Por qué a mí?..... Convirtámonos en un río que camina hacia el océano, y tomemos el control al relajarnos y dejarnos ir sin control, libres, relajados con la conciencia sana y tranquila puesta a observarte a ti mismo. Cuando controles tu ansiedad de tomar el control en ese momento tomas el control de tu carro y te decides por el poder creador del cosmos.

Resulta que con nuestros aparentes errores tomamos experiencia, por lo que ganamos con la equivocación por otro lado, cuando le atinamos disfrutamos de las confortables oportunidades que nos generamos. En ambos casos ganamos. Buenas o malas, somos lo que somos por nuestras decisiones y por ellas vamos caminando hacia la misma dirección. Entonces, la toma de decisiones nos lleva a ir por la corriente del río de nuestro destino. El universo responde a los pensamientos y cuándo ese canal se abre entonces entramos a otra dimensión donde el río del alma toma diferentes cauces y desembocaduras. No te preocupes por tus decisiones solo asume tranquilamente las consecuencias de ellas.


Adalberto Gutiérrez | Ingeniero Agrónomo