Constantemente debemos tomar decisiones, nuestra vida se va formando de las consecuencias de ellas. A veces nos acercan a nuestras metas y otras parece que nos alejamos y perdemos en las circunstancias que nos rodean. A veces juegan con nosotros y cuando nos creemos más libres y orgullosos de lo que hemos decidido resulta que la fuerza del destino ejerce su poder sobre nosotros como una maquina ultra poderosa que sin darnos cuenta nos controla.
Si las consecuencias de nuestras decisiones son favorables, ¿Hasta dónde la línea de nuestro destino y la fuerza del cosmos interfirieron a nuestro favor? Creemos que al “tomar buenas decisiones” la vida está obligada a ponernos todo en bandeja de plata, pero ¿hasta dónde llega nuestra conciencia de lo bueno o lo malo que hemos decidido? Desde el momento en el que somos concebidos realizamos un proceso de adaptación cuyo fin es asegurarnos la satisfacción de nuestras "necesidades básicas" (físicas y psicológicas) fundamentalmente las necesidades de estimulación, de reconocimiento y de estructura. Este proceso consiste en toda una serie de decisiones sobre nosotros mismos, sobre los otros y sobre la vida. Estas decisiones que tomamos (inconscientemente) adoptan la forma de manera posterior de creencias básicas cargadas de sentimientos asociados; son lo que Berne denominó posiciones existenciales o posiciones básicas. Aunque no seamos conscientes de ellas, son mensajes que tenemos interiorizados que tienen una fuerte influencia en nuestro comportamiento, especialmente en nuestras relaciones con los demás, nuestra propia estructuración del yo y nuestra interacción con el mundo.
Sí las experiencias son desfavorables creemos que hemos tomado malas decisiones. Cuando en realidad ante cualquier tipo de decisión tenemos interferencia del destino y el cosmos. Si es así ¿Por qué nos anclarnos en los aspectos negativos de nuestras vidas? Hasta qué punto podemos ser dueños de nuestro destino y hasta dónde arquitectos de nuestras vidas? Podemos modelar los enfoques, como por ejemplo, si crees que tienes mala suerte, pues alégrate porque en realidad eres todo un afortunado ser llenándose de experiencias.
Cuando te llegue un pensamiento de duda o negatividad del tipo: ¿Cuándo mejoraran las cosas? ¿Cuándo despegará mi vida? ¿Por qué siempre me pasa igual? ¿Por qué a mí? Convirtámonos en un río que camina hacia el océano, y tomemos el control al dejarnos llevar libremente por la corriente del rio. Cuando controles la ansiedad de tomar el control ganas autocontrol.
Resulta que con nuestros aparentes errores tomamos experiencia, por lo que ganamos con la equivocación y hacemos contraataque. Por otro lado, cuando le atinamos disfrutamos de las confortables oportunidades que nos generamos. En ambos casos ganamos. Buenas o malas, somos lo que somos por nuestras decisiones y por ellas vamos caminando, todos los caminos llevan a Roma. El universo responde a los pensamientos y cuándo ese canal se abre entonces entramos a otra dimensión donde nuestra alma toma diferentes cauces y desembocaduras.
Ing. Adalberto Gutiérrez Chávez.