/ martes 5 de enero de 2021

Tiempos & Espacios | Tu espejo

Él, que te presentó a ti mismo. Esos, los seres de vidrio con piel de luna, engañan, aconsejan y alimentan tu ego porque traes ases bajo la manga: bulimia o anorexia; fuerza o debilidad; rico o pobre; macho o hembra; virtudes y pecados. El espejo eres tú mismo, tu espacio, tu tiempo; tus fichas, fachas y tus greñas; tus botones, tu peinado y el vestido.

Es el espejo tu aliado o tu enemigo; tu horizonte, confesionario, el reflejo de rutina. En él, encuentras el momento, la verdad y el trance. Al pasar por su frente (si vas distraído) te regresas y lo saludas, pasando revista de arriba hacia abajo, y de abajo hacia arriba; al notar que él hace lo mismo, te alejas y te vas silbando en su mirada, o maldiciendo ese momento.

Los espejos son fríos, y se escurren cual mercurio, separan oro y plata en tus sienes. Discretos, lindos, feos, y altaneros. Se tragan sus propias palabras; te las devuelven en fotos a media luz, en sepia, o en arcoíris; en pagarés: de corto o, largo plazo. Los espejos son guerreros, posan firmes hasta que pasas. Sus sensores emiten luz detectando gotas en tu cara, corales en la sonrisa; y surcos de siembra en tus telas; y lo más triste, tus heridas.

Sus lágrimas son los años, o los añicos en que se quiebran contra el piso. Manejan mil dialectos; políglotas de pasión y de venganza; se comunican sin temor, y con vergüenza por el miedo a tu rechazo. Se alejan de ti, por tu decisión, por tu reto, por tu orden; o por su propio instinto.

Son ellos, los cómplices de tus éxitos y fracasos; de tus aventuras y dolores. De tu propia imagen, y de tus vidas ilusas cargadas en tu alma.

Cuántos se vislumbran por ellos. Cuántos se han encontrado en su rutina. Cuántos los comprendemos y, cuántos nos alejamos…hasta perderlos.

Los espejos, son estrellas y en conjunto te alumbran o se ocultan sigilosos como ellos mismos, te esperan a que pases para poder vivir contigo - o sin ti-. Los espejos son poetas; en otra ola que golpea el barco de su imaginación, alude a las estrellas, - las del mar las dejó en la arena- y peina su día con la fe de su reflejo.

¡Feliz Año Nuevo!

Él, que te presentó a ti mismo. Esos, los seres de vidrio con piel de luna, engañan, aconsejan y alimentan tu ego porque traes ases bajo la manga: bulimia o anorexia; fuerza o debilidad; rico o pobre; macho o hembra; virtudes y pecados. El espejo eres tú mismo, tu espacio, tu tiempo; tus fichas, fachas y tus greñas; tus botones, tu peinado y el vestido.

Es el espejo tu aliado o tu enemigo; tu horizonte, confesionario, el reflejo de rutina. En él, encuentras el momento, la verdad y el trance. Al pasar por su frente (si vas distraído) te regresas y lo saludas, pasando revista de arriba hacia abajo, y de abajo hacia arriba; al notar que él hace lo mismo, te alejas y te vas silbando en su mirada, o maldiciendo ese momento.

Los espejos son fríos, y se escurren cual mercurio, separan oro y plata en tus sienes. Discretos, lindos, feos, y altaneros. Se tragan sus propias palabras; te las devuelven en fotos a media luz, en sepia, o en arcoíris; en pagarés: de corto o, largo plazo. Los espejos son guerreros, posan firmes hasta que pasas. Sus sensores emiten luz detectando gotas en tu cara, corales en la sonrisa; y surcos de siembra en tus telas; y lo más triste, tus heridas.

Sus lágrimas son los años, o los añicos en que se quiebran contra el piso. Manejan mil dialectos; políglotas de pasión y de venganza; se comunican sin temor, y con vergüenza por el miedo a tu rechazo. Se alejan de ti, por tu decisión, por tu reto, por tu orden; o por su propio instinto.

Son ellos, los cómplices de tus éxitos y fracasos; de tus aventuras y dolores. De tu propia imagen, y de tus vidas ilusas cargadas en tu alma.

Cuántos se vislumbran por ellos. Cuántos se han encontrado en su rutina. Cuántos los comprendemos y, cuántos nos alejamos…hasta perderlos.

Los espejos, son estrellas y en conjunto te alumbran o se ocultan sigilosos como ellos mismos, te esperan a que pases para poder vivir contigo - o sin ti-. Los espejos son poetas; en otra ola que golpea el barco de su imaginación, alude a las estrellas, - las del mar las dejó en la arena- y peina su día con la fe de su reflejo.

¡Feliz Año Nuevo!