/ martes 21 de diciembre de 2021

Tiempos & Espacios | Chucho el Roto

por Raler

Las estafas de Jesús Arriaga llegaron a ser famosas y a sorprender a mexicanos y extranjeros, por ser un astuto e inteligente ladrón quien, sin embargo, usaba la mayor parte de lo robado para socorrer a los necesitados. Las autoridades del porfiriato no podían aprehenderlos a él y a su banda, a pesar de realizar sus atracos en la Ciudad de México.

Era conocido con el sobrenombre de “Chucho el Roto” porque para llevar a cabo sus estafas acostumbraba vestir con suma elegancia, al estilo de los adinerados de esos tiempos, en pleno porfiriato, los llamados rotos (elegantes o catrines). A lo largo de casi diez años y en compañía de sus secuaces, apodados “La Changa”, “El Rorro”, “Juan Palomo” y “Lebrija”, robó y estafó, pero asimismo luchó en favor de los desposeídos, convirtiéndose en uno de los ídolos más queridos del pueblo, ya que robaba a los ricos para ayudar a los pobres. Jesús Arriaga, nació en Santa Ana Chiautempan Tlaxcala en el año de 1858, de oficio ebanista. Debido a la muerte de su padre, era su deber mantener a su madre y hermana, de esta manera un buen día llegó a su taller un caballero distinguido solicitando un ebanista para que examinara una sillería fina italiana.

Así fue que conoció a Matilda, sobrina del caballero, de quien se enamoró y fue correspondido, pero su extracto humilde ponía una barrera entre los dos debido a la diferencia de clases, sin embargo eso no impidió del todo que Matilda se embarazara de Jesús y tuvieran una hija, motivo que hizo que don Diego de Frizac mandar a Matilda a Europa para dos años después regresar con una niña llamada Dolores, de quien decían era adoptada.

Ante tal situación, Jesús decidió robarse a su hija y fue encarcelado; al ser atrapado, fue recluido en la cárcel de Belem en la capital del país para posteriormente ser trasladado a San Juan de Ulúa en Veracruz, cárcel conocida por sus tormentos a los reclusos.

En 1885 “Chucho” se escapó de San Juan de Ulúa, con la decisión de estafar y robar, sobre todo a los ricos para ayudar a la gente pobre, con quienes repartía sus botines, para ello vestía de manera elegante.

En esos días a los ricos se les apodaba “rotos”, de este apodo fue que surgió el sobrenombre. Durante diez años Chucho logró estafar y robar de maneras muy ingeniosas, hasta que fue apresado en Querétaro por el robo a una joyería.

Una vez trasladado a San Juan de Ulúa, Chucho intentó escaparse de nuevo, pero logró su objetivo a medias, ya que fue perseguido en lanchas y apresado de nuevo, siendo lesionado de una pierna, como resultado de su fuga frustrada el juez lo condeno a 300 latigazos, sin embargo, Matilde la madre de su hija, se comenta que pagó al verdugo conocido como “el chino” para que aplicara los latigazos de manera tal que no lo matara, lo siguiente que se sabe es que fue trasladado al hospital “Marqués del Monte” donde murió en brazos de Matilde, a quien juró amor eterno.

Murió en Veracruz el 25 de marzo de 1894 a los 36 años de edad, fueron Matilda y Dolores su hija quienes reclamaron el cuerpo. El féretro fue trasladado a la ciudad de México bajo la custodia de guardias contratados por Matilde, donde se le dio cristiana sepultura.

Al día de hoy no se sabe dónde se encuentra la sepultura de “Chucho el roto”, de quien solo quedó para siempre su leyenda.

Ramón Lerma | Profesor

por Raler

Las estafas de Jesús Arriaga llegaron a ser famosas y a sorprender a mexicanos y extranjeros, por ser un astuto e inteligente ladrón quien, sin embargo, usaba la mayor parte de lo robado para socorrer a los necesitados. Las autoridades del porfiriato no podían aprehenderlos a él y a su banda, a pesar de realizar sus atracos en la Ciudad de México.

Era conocido con el sobrenombre de “Chucho el Roto” porque para llevar a cabo sus estafas acostumbraba vestir con suma elegancia, al estilo de los adinerados de esos tiempos, en pleno porfiriato, los llamados rotos (elegantes o catrines). A lo largo de casi diez años y en compañía de sus secuaces, apodados “La Changa”, “El Rorro”, “Juan Palomo” y “Lebrija”, robó y estafó, pero asimismo luchó en favor de los desposeídos, convirtiéndose en uno de los ídolos más queridos del pueblo, ya que robaba a los ricos para ayudar a los pobres. Jesús Arriaga, nació en Santa Ana Chiautempan Tlaxcala en el año de 1858, de oficio ebanista. Debido a la muerte de su padre, era su deber mantener a su madre y hermana, de esta manera un buen día llegó a su taller un caballero distinguido solicitando un ebanista para que examinara una sillería fina italiana.

Así fue que conoció a Matilda, sobrina del caballero, de quien se enamoró y fue correspondido, pero su extracto humilde ponía una barrera entre los dos debido a la diferencia de clases, sin embargo eso no impidió del todo que Matilda se embarazara de Jesús y tuvieran una hija, motivo que hizo que don Diego de Frizac mandar a Matilda a Europa para dos años después regresar con una niña llamada Dolores, de quien decían era adoptada.

Ante tal situación, Jesús decidió robarse a su hija y fue encarcelado; al ser atrapado, fue recluido en la cárcel de Belem en la capital del país para posteriormente ser trasladado a San Juan de Ulúa en Veracruz, cárcel conocida por sus tormentos a los reclusos.

En 1885 “Chucho” se escapó de San Juan de Ulúa, con la decisión de estafar y robar, sobre todo a los ricos para ayudar a la gente pobre, con quienes repartía sus botines, para ello vestía de manera elegante.

En esos días a los ricos se les apodaba “rotos”, de este apodo fue que surgió el sobrenombre. Durante diez años Chucho logró estafar y robar de maneras muy ingeniosas, hasta que fue apresado en Querétaro por el robo a una joyería.

Una vez trasladado a San Juan de Ulúa, Chucho intentó escaparse de nuevo, pero logró su objetivo a medias, ya que fue perseguido en lanchas y apresado de nuevo, siendo lesionado de una pierna, como resultado de su fuga frustrada el juez lo condeno a 300 latigazos, sin embargo, Matilde la madre de su hija, se comenta que pagó al verdugo conocido como “el chino” para que aplicara los latigazos de manera tal que no lo matara, lo siguiente que se sabe es que fue trasladado al hospital “Marqués del Monte” donde murió en brazos de Matilde, a quien juró amor eterno.

Murió en Veracruz el 25 de marzo de 1894 a los 36 años de edad, fueron Matilda y Dolores su hija quienes reclamaron el cuerpo. El féretro fue trasladado a la ciudad de México bajo la custodia de guardias contratados por Matilde, donde se le dio cristiana sepultura.

Al día de hoy no se sabe dónde se encuentra la sepultura de “Chucho el roto”, de quien solo quedó para siempre su leyenda.

Ramón Lerma | Profesor