/ domingo 10 de mayo de 2020

Tiempo de Reedificar  

Hageo 1:7 nos recuerda: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos.

¿Si se evaluaran usted el día de hoy, cuál sería el resultado? ¿Cómo definiría sus caminos hasta este momento? ¿La balanza se inclinaría hacia una vida exitosa con algunos fracasos, una vida fracasada con algunos éxitos o término medio? En el libro del profeta Hageo 1:7-8 dice: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.

La Biblia nos habla de reconstruir porque hay algo destruido. Reedificamos la casa cuando es necesario, tal vez tiene desperfectos o está a punto de caerse. El mundo entero hoy por hoy necesita ser reedificado. Hubo en tiempo cuando la tierra necesitaba ser reedificada, o renovada, y Dios envió el diluvio. En otro tiempo sobre Egipto envió diez plagas. En otra ocasión los habitantes de Canaán debieron ser desojados. En cada ocasión Dios entregó una tierra nueva.

Hoy por hoy nuestra tierra necesita ser reedificada. El primer paso para reedificar, es tener fe en Dios, creer que Él lo puede hacer. La fe es la llave que nos conduce a una buena relación con Dios. Marcos 9:23 nos recuerda: “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible”. Lo segundo es creer que lo podemos lograr, es decir, creer en uno mismo. La Palabra de Dios dice en Filipense que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. Creer que lo poco o mucho que podamos tener, se puede multiplicar para reedificar. Conozca sus talentos y posibilidades para multiplicarlos. Piense en todo lo que tiene y verá que es más de lo que imaginaba. Aproveche este tiempo en casa para descubrir lo que sí tiene, para que cuando podamos volver a salir a las calles lo pueda explotar y juntos, con lo ya mencionado, podamos juntos, con la ayuda de Dios, reconstruir nuestro mundo.

El tercer paso para reedificar es obedecer. Obediencia a Dios es, detener aquel proyecto en el que está trabajando porque Dios dice que no conviene, o, al contrario, arriesgarse a emprender aquello que Dios le motiva a hacer, aunque humanamente parezca imposible lograr.

Obedecer es en pocas palabras conocer la voluntad de Dios para su viuda y caminar en ello. Es conocer su palabra y caminar en ella. Es seguir el plan y el propósito de Dios para su vida. Cuando obedecemos se reedifica nuestra vida, nuestra familia, nuestra casa, nuestra nación, nuestro mundo.

Hageo nos instruye para recibir bendición. Nos dice que subamos al monte, o sea venir a la presencia de Cristo; luego dice que traigamos madera, esto se traduce en el mandato de invertir vida, tiempo, talentos y dones, y finalmente pide que reconstruyamos la casa, lo que significa que obedezcamos. Si cumplimos con este proceso, Dios promete que nos verá con agrado y manifestará Su gloria. Las instrucciones son claras. Es evidente que el Señor desea manifestar su poder y su gloria Así que, creo que lo mejor será que empecemos a caminar en obediencia, viendo únicamente Dios.

Estimado lector, crea en Dios y entrégale su vida, reconcíliese con Él y declárelo como su único Señor y proveedor, sea feliz en este mundo, y un día vaya al cielo.

Hageo 1:7 nos recuerda: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos.

¿Si se evaluaran usted el día de hoy, cuál sería el resultado? ¿Cómo definiría sus caminos hasta este momento? ¿La balanza se inclinaría hacia una vida exitosa con algunos fracasos, una vida fracasada con algunos éxitos o término medio? En el libro del profeta Hageo 1:7-8 dice: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.

La Biblia nos habla de reconstruir porque hay algo destruido. Reedificamos la casa cuando es necesario, tal vez tiene desperfectos o está a punto de caerse. El mundo entero hoy por hoy necesita ser reedificado. Hubo en tiempo cuando la tierra necesitaba ser reedificada, o renovada, y Dios envió el diluvio. En otro tiempo sobre Egipto envió diez plagas. En otra ocasión los habitantes de Canaán debieron ser desojados. En cada ocasión Dios entregó una tierra nueva.

Hoy por hoy nuestra tierra necesita ser reedificada. El primer paso para reedificar, es tener fe en Dios, creer que Él lo puede hacer. La fe es la llave que nos conduce a una buena relación con Dios. Marcos 9:23 nos recuerda: “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible”. Lo segundo es creer que lo podemos lograr, es decir, creer en uno mismo. La Palabra de Dios dice en Filipense que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. Creer que lo poco o mucho que podamos tener, se puede multiplicar para reedificar. Conozca sus talentos y posibilidades para multiplicarlos. Piense en todo lo que tiene y verá que es más de lo que imaginaba. Aproveche este tiempo en casa para descubrir lo que sí tiene, para que cuando podamos volver a salir a las calles lo pueda explotar y juntos, con lo ya mencionado, podamos juntos, con la ayuda de Dios, reconstruir nuestro mundo.

El tercer paso para reedificar es obedecer. Obediencia a Dios es, detener aquel proyecto en el que está trabajando porque Dios dice que no conviene, o, al contrario, arriesgarse a emprender aquello que Dios le motiva a hacer, aunque humanamente parezca imposible lograr.

Obedecer es en pocas palabras conocer la voluntad de Dios para su viuda y caminar en ello. Es conocer su palabra y caminar en ella. Es seguir el plan y el propósito de Dios para su vida. Cuando obedecemos se reedifica nuestra vida, nuestra familia, nuestra casa, nuestra nación, nuestro mundo.

Hageo nos instruye para recibir bendición. Nos dice que subamos al monte, o sea venir a la presencia de Cristo; luego dice que traigamos madera, esto se traduce en el mandato de invertir vida, tiempo, talentos y dones, y finalmente pide que reconstruyamos la casa, lo que significa que obedezcamos. Si cumplimos con este proceso, Dios promete que nos verá con agrado y manifestará Su gloria. Las instrucciones son claras. Es evidente que el Señor desea manifestar su poder y su gloria Así que, creo que lo mejor será que empecemos a caminar en obediencia, viendo únicamente Dios.

Estimado lector, crea en Dios y entrégale su vida, reconcíliese con Él y declárelo como su único Señor y proveedor, sea feliz en este mundo, y un día vaya al cielo.