/ miércoles 10 de agosto de 2022

Sobremesa | Una amiga en la vida es un montón

Afortunada en el juego, desafortunada en amores. Bueno no he ganado ninguna apuesta jugosa en el casino, no me he sacado la lotería, tampoco se jugar a las cartas, y bueno del amor mejor ni hablamos. No es queja, ni reproche a la vida, las líneas anteriores son para contrastar con lo que si he sido bendecida: la amistad. Mujeres juntas ni difuntas, dice el dicho. Cuanta mentira en ese refrán. Yo tengo amigas que valen oro. Amigas que me han acompañado en tramos intrincados de mi existencia. Me han visto llorar, caerme y ahí postrada en el piso me han consolado, hasta que después de un tiempo prudente dejo el llanto y con su apoyo me incorporo y sigo la ruta del diario vivir.

El día de hoy salí a caminar con mi amiga Mary. Mary es de esas personas que tienen energía de sobra. Con una linda y esbelta silueta, cabello largo y oscuro, amplia sonrisa y un dinamismo que esparce en cada paso que da, camina por la calle con seguridad y alegría. Habla con soltura y simpatía, pero al mismo tiempo firme. Cree en Dios. Pero no en un ídolo que debe ser visitado en un lugar sagrado, sino que debemos verlo andar entre nosotros, caminando de incógnito y por eso actuar con el corazón siempre, siempre.

Conocí a Mary en una clase de barre, una ejercicio físico que combina pilates, ballet y yoga. Asistíamos a las seis de la mañana, durante los meses de invierno del año pasado. Ella es así de carácter férreo y disciplinado, pero no solo eso, me motiva a serlo también. Eres la suma de las cinco personas con las que convives, según dicen. Definitivamente quiero que Mary sea una de esas cinco.

Durante mi vida he conocido mujeres muy bellas, inteligentes y prósperas; me han bendecido con el don de su amistad, mujeres que les sobran cualidades y con la generosidad suficiente para compartir conmigo su sabiduría, conocimientos y experiencias. Con sus enseñanzas amorosas he aprendido. Pues Mary me impulsa a seguir, a no desanimarme, a tener fe y confianza en mí misma. Salimos a hacer ejercicio muy temprano, es una gran manera de empezar el día. Ella es una gran lectora, devora libros y también tiene textos guardados, que pueden tomar forma de un proyecto de escritura. Es así que durante estos días de verano, ha sido mi mentora en los asuntos del ejercicio y la vida saludable, hemos compartido nuestros sueños, dolores y esperanzas. Por qué las dos tenemos mucho de qué hablar. Por qué parecemos tan distintas, ella empresaria y yo maestra; recorremos las avenidas, ella trotando, yo caminando, charlamos, reímos y nuestra amistad creció.

Mary es de las mujeres que no puede detenerse, que necesita descansar y no lo hace. Es determinada y sensible. Sabe que el amor es el motor del universo, y todo lo que ella hace tiene el ímpetu del amor a la vida.

Celebro la existencia de Mary. No convengo en las fiestas de cumpleaños, en realidad deberíamos celebrar el día a día, y festejar cada vez que haya oportunidad. Esa idea de los aniversarios me parece mezquina. El gozo existe en cada segundo, pero para percibirlo tenemos que desarrollar la conciencia de lo afortunados que somos de disfrutar de la compañía de seres que nos brindan su amistad.

La amistad es ese don precioso, una joyita que parece modesta, poco vistosa, y que solo los que la poseemos sabemos aquilatarla. Elogio a las personas que saben brindar su amistad, que tienen la capacidad para ser generosas, cálidas y cariñosas. Gracias Mary por tu presencia en mi vida. Espero podamos brindar con una margarita.


Ana Verónica Torres Licón | Docente, Escritora

Afortunada en el juego, desafortunada en amores. Bueno no he ganado ninguna apuesta jugosa en el casino, no me he sacado la lotería, tampoco se jugar a las cartas, y bueno del amor mejor ni hablamos. No es queja, ni reproche a la vida, las líneas anteriores son para contrastar con lo que si he sido bendecida: la amistad. Mujeres juntas ni difuntas, dice el dicho. Cuanta mentira en ese refrán. Yo tengo amigas que valen oro. Amigas que me han acompañado en tramos intrincados de mi existencia. Me han visto llorar, caerme y ahí postrada en el piso me han consolado, hasta que después de un tiempo prudente dejo el llanto y con su apoyo me incorporo y sigo la ruta del diario vivir.

El día de hoy salí a caminar con mi amiga Mary. Mary es de esas personas que tienen energía de sobra. Con una linda y esbelta silueta, cabello largo y oscuro, amplia sonrisa y un dinamismo que esparce en cada paso que da, camina por la calle con seguridad y alegría. Habla con soltura y simpatía, pero al mismo tiempo firme. Cree en Dios. Pero no en un ídolo que debe ser visitado en un lugar sagrado, sino que debemos verlo andar entre nosotros, caminando de incógnito y por eso actuar con el corazón siempre, siempre.

Conocí a Mary en una clase de barre, una ejercicio físico que combina pilates, ballet y yoga. Asistíamos a las seis de la mañana, durante los meses de invierno del año pasado. Ella es así de carácter férreo y disciplinado, pero no solo eso, me motiva a serlo también. Eres la suma de las cinco personas con las que convives, según dicen. Definitivamente quiero que Mary sea una de esas cinco.

Durante mi vida he conocido mujeres muy bellas, inteligentes y prósperas; me han bendecido con el don de su amistad, mujeres que les sobran cualidades y con la generosidad suficiente para compartir conmigo su sabiduría, conocimientos y experiencias. Con sus enseñanzas amorosas he aprendido. Pues Mary me impulsa a seguir, a no desanimarme, a tener fe y confianza en mí misma. Salimos a hacer ejercicio muy temprano, es una gran manera de empezar el día. Ella es una gran lectora, devora libros y también tiene textos guardados, que pueden tomar forma de un proyecto de escritura. Es así que durante estos días de verano, ha sido mi mentora en los asuntos del ejercicio y la vida saludable, hemos compartido nuestros sueños, dolores y esperanzas. Por qué las dos tenemos mucho de qué hablar. Por qué parecemos tan distintas, ella empresaria y yo maestra; recorremos las avenidas, ella trotando, yo caminando, charlamos, reímos y nuestra amistad creció.

Mary es de las mujeres que no puede detenerse, que necesita descansar y no lo hace. Es determinada y sensible. Sabe que el amor es el motor del universo, y todo lo que ella hace tiene el ímpetu del amor a la vida.

Celebro la existencia de Mary. No convengo en las fiestas de cumpleaños, en realidad deberíamos celebrar el día a día, y festejar cada vez que haya oportunidad. Esa idea de los aniversarios me parece mezquina. El gozo existe en cada segundo, pero para percibirlo tenemos que desarrollar la conciencia de lo afortunados que somos de disfrutar de la compañía de seres que nos brindan su amistad.

La amistad es ese don precioso, una joyita que parece modesta, poco vistosa, y que solo los que la poseemos sabemos aquilatarla. Elogio a las personas que saben brindar su amistad, que tienen la capacidad para ser generosas, cálidas y cariñosas. Gracias Mary por tu presencia en mi vida. Espero podamos brindar con una margarita.


Ana Verónica Torres Licón | Docente, Escritora