/ miércoles 24 de marzo de 2021

Sobremesa | Mi cumpleaños

Ayer fue mi cumpleaños. Un aniversario de vida empieza a tener mucha relevancia cuando en el 2020 muchos de nuestros amigos abandonaron este plano terrenal. La vida adquiere distintos matices y significados conforme transitamos los senderos del diario vivir.

Decidí festejar, elegí la compañía como quien elige un buen vino. No importa la cantidad, sino la calidad. En un principio deseamos beber hasta embriagarnos, saturamos nuestro organismo con alcohol para sentir un leve adormecimiento que paulatinamente crece, hasta llegar a la euforia y luego decaer. Ya no necesito esas emociones efímeras, ya no necesito mucha compañía, solo requiero paz y buena vibra. El tiempo es relativo. Nacemos cada día. Hoy lo sé. Hubo un tiempo en que los años carecían de relevancia, pero pesaban mucho. Hoy los aquilato. Cada día ha forjado mi carácter y mi esencia.

“Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río” es porque los ríos, el mundo, las aguas e incluso nosotros mismos, estamos en constante transformación. Ni los ríos, ni los seres humanos somos los mismos. El tiempo nos envuelve con la suave calma de los amaneceres y nos permite reposar cuando cae la tarde. El sol duerme y la luna brilla. El día y la noche nos enseñan a que hay momentos para el trabajo y para el descanso. Todo está ahí frente a nuestros ojos. Es la vista la que nos engaña, es nuestra mente la que nos juega tretas. El tiempo nos regala lecciones, en algunas ocasiones las tomamos y otras dejamos que se escapen, y volátiles se esfuman.

Ya no le temo al tiempo, ni a su paso, ni a las huellas que va dejando en mi piel. Ahora lo comprendo. Celebrar la vida y festejar las experiencias. Gozar cada minuto con sus vicisitudes y contrariedades, porque en la dificultad hay experiencia, y en las penurias la semilla de la alegría.

Este es un texto sentimental. Comparto mi dicha con los buenos amigos, los viejos que han sabido aceptar mis cambios, los nuevos que se incorporan a mi existir y estoy lista para dar la bienvenida a los seres que se sumen a mi caminar, por poco o mucho tiempo. Brindo por las nuevas oportunidades que se me presentan. Solicito a las fuerzas universales sabiduría suficiente para tomar decisiones. Agradezco lo que he vivido y hoy disfrutaré de este techo, de mi cama, del día soleado y el cantar de los pájaros. Se rumora que esta vida solo es una, no se ha demostrado lo contrario. Seguiré festejando y los invito a estar plenos cada día.

Ayer fue mi cumpleaños. Un aniversario de vida empieza a tener mucha relevancia cuando en el 2020 muchos de nuestros amigos abandonaron este plano terrenal. La vida adquiere distintos matices y significados conforme transitamos los senderos del diario vivir.

Decidí festejar, elegí la compañía como quien elige un buen vino. No importa la cantidad, sino la calidad. En un principio deseamos beber hasta embriagarnos, saturamos nuestro organismo con alcohol para sentir un leve adormecimiento que paulatinamente crece, hasta llegar a la euforia y luego decaer. Ya no necesito esas emociones efímeras, ya no necesito mucha compañía, solo requiero paz y buena vibra. El tiempo es relativo. Nacemos cada día. Hoy lo sé. Hubo un tiempo en que los años carecían de relevancia, pero pesaban mucho. Hoy los aquilato. Cada día ha forjado mi carácter y mi esencia.

“Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río” es porque los ríos, el mundo, las aguas e incluso nosotros mismos, estamos en constante transformación. Ni los ríos, ni los seres humanos somos los mismos. El tiempo nos envuelve con la suave calma de los amaneceres y nos permite reposar cuando cae la tarde. El sol duerme y la luna brilla. El día y la noche nos enseñan a que hay momentos para el trabajo y para el descanso. Todo está ahí frente a nuestros ojos. Es la vista la que nos engaña, es nuestra mente la que nos juega tretas. El tiempo nos regala lecciones, en algunas ocasiones las tomamos y otras dejamos que se escapen, y volátiles se esfuman.

Ya no le temo al tiempo, ni a su paso, ni a las huellas que va dejando en mi piel. Ahora lo comprendo. Celebrar la vida y festejar las experiencias. Gozar cada minuto con sus vicisitudes y contrariedades, porque en la dificultad hay experiencia, y en las penurias la semilla de la alegría.

Este es un texto sentimental. Comparto mi dicha con los buenos amigos, los viejos que han sabido aceptar mis cambios, los nuevos que se incorporan a mi existir y estoy lista para dar la bienvenida a los seres que se sumen a mi caminar, por poco o mucho tiempo. Brindo por las nuevas oportunidades que se me presentan. Solicito a las fuerzas universales sabiduría suficiente para tomar decisiones. Agradezco lo que he vivido y hoy disfrutaré de este techo, de mi cama, del día soleado y el cantar de los pájaros. Se rumora que esta vida solo es una, no se ha demostrado lo contrario. Seguiré festejando y los invito a estar plenos cada día.