/ miércoles 22 de septiembre de 2021

Sobremesa | Francisco Villa y la educación

“No estoy de acuerdo con los sueldos que ganan los profesores que atienden la escuela. El día que un maestro gane más que un general, entonces se salvará México.” Eso decía, el general Francisco Villa. Les voy a contar, que para Villa, la solución de los problemas de México estaba en dar trabajo y educación, y valoraba mucho este segundo aspecto, fundó una escuela en su Hacienda de Canutillo, por lo que solicitó al gobierno profesores normalistas para la escuela y exigió que cada niño en el rancho atendiera su instrucción.

Es así que, a ella acudían 250 niños de Torreón de Cañas, Torreoncillo, La Haciendita, Carreteña y Las Nieves, porque los menores de los alrededores se reconcentraban en la hacienda y vivían en las casas de sus compañeros; se les daba alimentos, vestido y calzado.

Asistían tanto hijos de campesinos, como de los antiguos revolucionarios y niños de lugares aledaños, además de los hijos de Villa; la educación era gratuita y había clases nocturnas para instruir a los adultos que lo desearan. El caudillo sabía por la prensa que los profesores se `morían de hambre`, mientras muchos militares estaban ricos. Pero en Canutillo logró que profesores y estudiantes estuvieran contentos. Los instructores recibían un sueldo de 10 pesos diarios y el director 12, a cargo del gobierno federal; en tanto que la hacienda les proporcionaba casa, comida y lavado de ropa, además de armas para cazar.

Cuando llegaron los profesores a la propiedad tuvieron que crear un sistema educativo y se empezó con la enseñanza derivada de la acción. Se cuenta que Villa acostumbraba visitar casi todos los días a cada maestro para ver lo que estaba enseñando y les decía: Tengo cifradas mis esperanzas en mis hijos.

Villa es un personaje emblemático de la lucha armada, que se convirtió en leyenda. La importancia que otorgó a la educación es un tópico que se debe resaltar.

La educación siempre ha sido trascendental para el desarrollo. Ha adquirido mayor relevancia en el mundo de hoy que vive profundas transformaciones, motivadas en parte por el vertiginoso avance de la ciencia.

Las erogaciones en educación jamás deben de considerarse como un gasto. En la actualidad, el conocimiento constituye una inversión productiva.

Entonces, la educación contribuye a lograr sociedades más justas, productivas y equitativas. En México la inversión en educación los últimos años ha rondado entre el 6.5% y el 6.9% del PIB, sin embargo el gasto público en educación está por debajo de estas cifras al encontrarse cerca del 5%, menor que lo recomendó por la Unesco.

Lo interesante es mencionar que tantos recursos se destinan en los hogares mexicanos a la educación, más allá de las cuotas voluntarias y los útiles escolares. Podemos hacer un análisis del tiempo que se dedica semanalmente a las tareas educativas por parte de los padres: abundar en un tema que pudo ser de interés para los pequeños o bien proporcionarles algún material para actividades creativas no propuestas dentro del ámbito escolarizado.

La educación debe ser vista como una inversión que se hace de manera natural, poco a poco como sociedad vamos abonando al capital intelectual y al bagaje cultural de la infancia.

Podremos revalorar el sueño de Villa que cien años atrás veía la educación como un ideal de un pueblo libre.

Ana Verónica Torres Licón | Docente

“No estoy de acuerdo con los sueldos que ganan los profesores que atienden la escuela. El día que un maestro gane más que un general, entonces se salvará México.” Eso decía, el general Francisco Villa. Les voy a contar, que para Villa, la solución de los problemas de México estaba en dar trabajo y educación, y valoraba mucho este segundo aspecto, fundó una escuela en su Hacienda de Canutillo, por lo que solicitó al gobierno profesores normalistas para la escuela y exigió que cada niño en el rancho atendiera su instrucción.

Es así que, a ella acudían 250 niños de Torreón de Cañas, Torreoncillo, La Haciendita, Carreteña y Las Nieves, porque los menores de los alrededores se reconcentraban en la hacienda y vivían en las casas de sus compañeros; se les daba alimentos, vestido y calzado.

Asistían tanto hijos de campesinos, como de los antiguos revolucionarios y niños de lugares aledaños, además de los hijos de Villa; la educación era gratuita y había clases nocturnas para instruir a los adultos que lo desearan. El caudillo sabía por la prensa que los profesores se `morían de hambre`, mientras muchos militares estaban ricos. Pero en Canutillo logró que profesores y estudiantes estuvieran contentos. Los instructores recibían un sueldo de 10 pesos diarios y el director 12, a cargo del gobierno federal; en tanto que la hacienda les proporcionaba casa, comida y lavado de ropa, además de armas para cazar.

Cuando llegaron los profesores a la propiedad tuvieron que crear un sistema educativo y se empezó con la enseñanza derivada de la acción. Se cuenta que Villa acostumbraba visitar casi todos los días a cada maestro para ver lo que estaba enseñando y les decía: Tengo cifradas mis esperanzas en mis hijos.

Villa es un personaje emblemático de la lucha armada, que se convirtió en leyenda. La importancia que otorgó a la educación es un tópico que se debe resaltar.

La educación siempre ha sido trascendental para el desarrollo. Ha adquirido mayor relevancia en el mundo de hoy que vive profundas transformaciones, motivadas en parte por el vertiginoso avance de la ciencia.

Las erogaciones en educación jamás deben de considerarse como un gasto. En la actualidad, el conocimiento constituye una inversión productiva.

Entonces, la educación contribuye a lograr sociedades más justas, productivas y equitativas. En México la inversión en educación los últimos años ha rondado entre el 6.5% y el 6.9% del PIB, sin embargo el gasto público en educación está por debajo de estas cifras al encontrarse cerca del 5%, menor que lo recomendó por la Unesco.

Lo interesante es mencionar que tantos recursos se destinan en los hogares mexicanos a la educación, más allá de las cuotas voluntarias y los útiles escolares. Podemos hacer un análisis del tiempo que se dedica semanalmente a las tareas educativas por parte de los padres: abundar en un tema que pudo ser de interés para los pequeños o bien proporcionarles algún material para actividades creativas no propuestas dentro del ámbito escolarizado.

La educación debe ser vista como una inversión que se hace de manera natural, poco a poco como sociedad vamos abonando al capital intelectual y al bagaje cultural de la infancia.

Podremos revalorar el sueño de Villa que cien años atrás veía la educación como un ideal de un pueblo libre.

Ana Verónica Torres Licón | Docente