/ miércoles 27 de enero de 2021

Sobre mesa | Razones de peso


Ante el inicio de un nuevo año se acostumbra formularse propósitos, entre ellos “bajar de peso”. Las cifras muestran que los mexicanos tenemos problemas de sobrepeso y obesidad. Junto a estos padecimientos deberíamos vigilar que la anorexia y la bulimia también van ganando terreno. Vaya, la cuestión no solo es estar delgado, sino estar saludable. “Ser saludable y parecer saludable”, no es lo mismo. Las apariencias nos pueden engañar.

¿Cuántos de nosotros iniciamos el año con un check up médico? Una revisión a consciencia y meticulosa para verificar los niveles de azúcar, triglicéridos, colesterol, perfil hormonal, etc. Parece que nuestros vehículos automotrices merecen más cuidado que nosotros. “El servicio a los seis mil kilómetros”, el cambio de aceite, entre otras rutinas permiten que los automóviles se mantengan en funcionamiento y nos trasladen por doquier. Sería bueno que consideráramos nuestro cuerpo como ese “vehículo” que nos permite disfrutar de esta existencia terrenal.

El crepúsculo de la edad no debería de ser una amenazante condición, una condena que se nos impone con el incremento de la esperanza de vida en nuestros países en desarrollo. La prevención se convierte en la mejor herramienta para llegar a la edad adulta avanzada en las mejores condiciones físicas y mentales.

Nada que temer. La apariencia no debería de ser nuestra preocupación fundamental. Puede ser que visualmente nos delate los problemas físicos que podríamos desarrollar. Los médicos saben leer nuestro cuerpo, semblante y conforme a esa lectura saber los padecimientos que se van gestando en el interior de nuestras células y emergen en pequeñas señales como la coloración de nuestra piel, la cicatrización, la constante sed, la aparición de hirsutismo, el aliento y los problemas digestivos. Importante ser honestos con el doctor, pero sobre todo con nosotros mismos. Recuerdo al Doctor Gregory House, en una serie de televisión que fue popular hace diez años, en una frase “todos mienten”. Conocido por su sagacidad y capacidad de análisis, lograba diagnosticar enfermedades extrañas, salvando a los pacientes de una manera espectacular. A través de estudiar su lenguaje corporal, verificar su comportamiento laboral, antecedentes escolares e inspeccionar casas lograba resolver el acertijo. No nos equivoquemos, eso solo es ficción. Los que tenemos servicios públicos de salud, sabemos la saturación de los médicos por exceso de pacientes y los pocos recursos con que se cuentan, la realidad de las serie gringa no pertenece a las posibilidades a las que la mayoría de los mexicanos podemos acceder en cuestión de atención hospitalaria.

Hay razones de peso para cuidar nuestra salud, nutrición y bienestar físico. La báscula no es más que uno de tantos indicadores que podemos emplear para acudir con el médico y poner manos a la obra.



Ante el inicio de un nuevo año se acostumbra formularse propósitos, entre ellos “bajar de peso”. Las cifras muestran que los mexicanos tenemos problemas de sobrepeso y obesidad. Junto a estos padecimientos deberíamos vigilar que la anorexia y la bulimia también van ganando terreno. Vaya, la cuestión no solo es estar delgado, sino estar saludable. “Ser saludable y parecer saludable”, no es lo mismo. Las apariencias nos pueden engañar.

¿Cuántos de nosotros iniciamos el año con un check up médico? Una revisión a consciencia y meticulosa para verificar los niveles de azúcar, triglicéridos, colesterol, perfil hormonal, etc. Parece que nuestros vehículos automotrices merecen más cuidado que nosotros. “El servicio a los seis mil kilómetros”, el cambio de aceite, entre otras rutinas permiten que los automóviles se mantengan en funcionamiento y nos trasladen por doquier. Sería bueno que consideráramos nuestro cuerpo como ese “vehículo” que nos permite disfrutar de esta existencia terrenal.

El crepúsculo de la edad no debería de ser una amenazante condición, una condena que se nos impone con el incremento de la esperanza de vida en nuestros países en desarrollo. La prevención se convierte en la mejor herramienta para llegar a la edad adulta avanzada en las mejores condiciones físicas y mentales.

Nada que temer. La apariencia no debería de ser nuestra preocupación fundamental. Puede ser que visualmente nos delate los problemas físicos que podríamos desarrollar. Los médicos saben leer nuestro cuerpo, semblante y conforme a esa lectura saber los padecimientos que se van gestando en el interior de nuestras células y emergen en pequeñas señales como la coloración de nuestra piel, la cicatrización, la constante sed, la aparición de hirsutismo, el aliento y los problemas digestivos. Importante ser honestos con el doctor, pero sobre todo con nosotros mismos. Recuerdo al Doctor Gregory House, en una serie de televisión que fue popular hace diez años, en una frase “todos mienten”. Conocido por su sagacidad y capacidad de análisis, lograba diagnosticar enfermedades extrañas, salvando a los pacientes de una manera espectacular. A través de estudiar su lenguaje corporal, verificar su comportamiento laboral, antecedentes escolares e inspeccionar casas lograba resolver el acertijo. No nos equivoquemos, eso solo es ficción. Los que tenemos servicios públicos de salud, sabemos la saturación de los médicos por exceso de pacientes y los pocos recursos con que se cuentan, la realidad de las serie gringa no pertenece a las posibilidades a las que la mayoría de los mexicanos podemos acceder en cuestión de atención hospitalaria.

Hay razones de peso para cuidar nuestra salud, nutrición y bienestar físico. La báscula no es más que uno de tantos indicadores que podemos emplear para acudir con el médico y poner manos a la obra.