/ miércoles 3 de marzo de 2021

Sobre mesa | El cuerpo

La sorpresa nos lleva a descubrir que estos actos de los cuerpos, actos sin tiempo, experiencias de la mente, se producían en otro país y en otro siglo. El fondo son los cuerpos; los escenarios irrumpen sobre este fondo. Los cuerpos pueden ser bellos y agradables, pero son prosaicos como la comida o como los experimentos de física recreativa. Los escenarios, situando los cuerpos en el tiempo, desvelan lo poesía de lo real. –Pere Gimferrer Itinerario de un escritor

El cuerpo es la primera frontera entre un yo y otro. Las mujeres hemos sido despojadas sobre el control de nuestros cuerpos. La crueldad de los estereotipos de belleza, es violencia pura. Un control totalitario nos impone un yugo a través de grandes corporaciones como las de medios de comunicación, la industria cosmética y de la moda. Vivimos en un mundo obsesionado por la belleza. El aspecto físico tiene un papel determinante a la hora de conseguir un trabajo o un aumento salarial. Según un estudio de la Universidad de Harvard, liderado por los economistas Markus Mobius y Tanya Rosenblat, el atractivo físico se traduce en lo que denominan como “Beauty Premium” o, lo que es lo mismo, un plus de salario que puede oscilar entre un 10 y un 15%. No es de extrañar, por tanto, que la industria de la belleza esté al alza, según lo menciona la revista Forbes.

La salud parece quedar hoy relegada a un segundo plano. La imagen física queda posicionada en el primer lugar, originando una gran preocupación, alarma y malestar. en la Antigua Grecia las principales ideas antropológicas de época giraban en torno a la relación entre el cuerpo humano y el alma. Encontrar un equilibrio cuerpo-alma carece de relevancia para el sistema capitalista que atropella la individualidad del ser humano.

La ocupación debe de ser individual. Cada uno o cada una debemos pugnar por la libertad de elegir la salud emocional, mental y física, más allá de las cifras de los empresarios que vislumbran como ganancias.

El cuerpo como territorio, el cuerpo como un bien a cuidar, antes que como target mercadológico. Es decisión personal.

La sorpresa nos lleva a descubrir que estos actos de los cuerpos, actos sin tiempo, experiencias de la mente, se producían en otro país y en otro siglo. El fondo son los cuerpos; los escenarios irrumpen sobre este fondo. Los cuerpos pueden ser bellos y agradables, pero son prosaicos como la comida o como los experimentos de física recreativa. Los escenarios, situando los cuerpos en el tiempo, desvelan lo poesía de lo real. –Pere Gimferrer Itinerario de un escritor

El cuerpo es la primera frontera entre un yo y otro. Las mujeres hemos sido despojadas sobre el control de nuestros cuerpos. La crueldad de los estereotipos de belleza, es violencia pura. Un control totalitario nos impone un yugo a través de grandes corporaciones como las de medios de comunicación, la industria cosmética y de la moda. Vivimos en un mundo obsesionado por la belleza. El aspecto físico tiene un papel determinante a la hora de conseguir un trabajo o un aumento salarial. Según un estudio de la Universidad de Harvard, liderado por los economistas Markus Mobius y Tanya Rosenblat, el atractivo físico se traduce en lo que denominan como “Beauty Premium” o, lo que es lo mismo, un plus de salario que puede oscilar entre un 10 y un 15%. No es de extrañar, por tanto, que la industria de la belleza esté al alza, según lo menciona la revista Forbes.

La salud parece quedar hoy relegada a un segundo plano. La imagen física queda posicionada en el primer lugar, originando una gran preocupación, alarma y malestar. en la Antigua Grecia las principales ideas antropológicas de época giraban en torno a la relación entre el cuerpo humano y el alma. Encontrar un equilibrio cuerpo-alma carece de relevancia para el sistema capitalista que atropella la individualidad del ser humano.

La ocupación debe de ser individual. Cada uno o cada una debemos pugnar por la libertad de elegir la salud emocional, mental y física, más allá de las cifras de los empresarios que vislumbran como ganancias.

El cuerpo como territorio, el cuerpo como un bien a cuidar, antes que como target mercadológico. Es decisión personal.